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El chulazo de la piscina Diego Reyes se folla a su jefe Miguel Angel sobre la mesa del salón | Men At Play

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No iba a utilizar la piscina hasta el periodo estival, pero nunca estaba de más tenerla presentable para las futuras visitas, las de sus vecinos siendo nuevo en el barrio residencial. Con una casa tan grande para él solo, los días que no trabajaba se hacían interminables y necesitaba tener algo con lo que entretenerse. Miguel Angel confió en su amigo, jefe de una empresa contratista, para buscarle a un chico que le limpiara la piscina, solo que el chico debía ser especial y a su amigo no hacía falta que le diera más detalles acerca de cómo le gustaban.

Tenía para él al hombre perfecto, uno capaz de levantarle la polla cada vez que se pusiera a mirarlo por la ventana mientras tomaba el café. Guapo, con unos ojazos verdes que te desnudaban de un plumazo, barbita que le daba una apariencia tan varonil como juvenil, musculado, fornido y un buen culo, Diego Reyes era su tipo ideal.

Dejó que pasaran unos días antes de atacar por donde él sabía hacerlo, poniéndole a prueba juzgando su trabajo, engañandole a posta para que sacara su carácter. Y lo sacó. No sólo era guapo y estaba bien bueno, sino que el cabrón tenía agallas. En un arranque de ira, soltó la red y tiró a Miguel a la piscina. Para cuando quiso salir de ella, le estaba esperando con los pies plantados en el suelo, bajándose la cremallera del mono hasta la entrepierna y sacando una larga, gorda y enorme polla con un buen par de huevacos para que su jefe se los comiera.

Harto de follar con tios de ciudad, demasiado respetuosos en la cama, cuánto había echado de menos Miguel a alguien así, que le agarrara de la cabeza y le obligara a tragar rabo hasta atragantarse. Diego, seguro de sí mismo y de sus posibilidades, puso a su jefe de espaldas contra la mesa, se agachó en cuclillas y le rasgó el pantalón por la parte de atrás destapándole el culo, frotando su enorme polla contra la raja y follándoselo a toda hostia.

Cuando le dio la vuelta en la mesa dejándolo bocarriba, Miguel se derritió al ver a ese chulazo. Ya se había quitado la camiseta blanca y ajustada. Si ya estaba buenorro con ella puesta, sin ella se enamoró de su torso peludo, de sus prominentes pectorales, el marcado six pack que se dibujaba perfectamente en su barriga cada vez que propulsaba el pollón hacia el interior de su hambriento agujero. Miguel se corrió como nunca, soltando todo el amor por la polla que le pringó todo el traje de lefa.

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Damon Dice se la mete a pelo en la cocina a la novia de su amigo Gina Valentina | Reality Kings

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Acababa de ducharse, ponerse su mejor perfume y arreglarse para la ocasión. Damon Dice había perdido ya la cuenta de las novias que le había robado a uno de sus mejores amigos y en esa ocasión, tal y como ya ocurrió otras veces antes, tenía intención de conquistarla y de camelarla hasta terminar follándosela encima de sus propias narices. No se consideraba el mejor de los amigos, pero es que, como bien decían, le tiraban más dos tetas que dos carretas.

A veces eran imaginaciones suyas por ser tan caliente, pero la mayoría no fallaba. Gina Valentina le puso esa mirada de perraca, se pasó la lengua por los labios deseando comerle el rabo. Damon le pasó la botella de vino que había traído. Con eso y un surtido de quesos y fiambre iban a pasar una deliciosa velada. Esta vez la excusa que le puso a su novio fue que se había dejado el bolso en el garaje, pero en el garaje de su casa, lo que garantizaba un viaje de ida y vuelta suficientemente largo para que a los dos les diera tiempo a culminar una buena follada.

Damon se presentó en la cocina. Gina se acercó insinuándose. Él la puso de espaldas y la cogió de las peras, magreándoselas mientras le rebozaba por el culo toda su cebolleta. Se agachó para admirar su culazo. Tenía un tanguita blanco que ni podía cubrirle el chochámen. Se le había puesto durísima. Se levantó. La polla tiesa se le marcaba en los vaqueros, cargando hacia la derecha y empitonada hacia abajo, levantando la pata del pantalón.

Dejó que Gina se arrodillase, le quitara el cinturón y le desabrochara la cremallera. Salió despedida como un resorte, una enorme polla con un buen cipotón. Se la chupó como una perra y se dio la vuelta, levantando la patita sobre una silla de la cocina, mostrando su enorme coño abierto por el que Damon le enchufó toda la tranca.

Aliviadas las ganas de follarse un buen chochito, lo que más le gustaba, aparte de darse placer, era hacerles algo que sus novios seguro que no les hacían. Las volvía loquitas a todas cuando metía su atractiva carita de macho empotrador entre sus piernas. Un trabajo perfecto de lengua, unas miraditas y todas le dejaban los morros empapados, se corrían vivas al ver al guaperas.

Se la zumbó por detrás, sintiendo cómo sus huevacos se iban cargando de gusto. No quería sacarla antes de tiempo, pero tenía que tener cuidado para no dejarla preñada tampoco. Justo a tiempo. Esperó a que ella se diera la vuelta y se agachase para soltarle unos buenos trallazos. Dejó su boquita y sus tetas cargadas de leche. La cabrona le había dejado sudando.

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William Seed empotra el culazo de Ty Mitchell en la tienda de comestibles y se corre en su boca | MEN

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La monótona vida de un reponedor y dependiente en una tienda de comestibles. A Ty Mitchell sólo le queda bostezar y más a primera hora de la mañana, cuando recién despierto se cae esa pila de patatas en mitad de la tienda y tiene que agacharse a recogerlas. Si no fuera por esos benditos momentos comparables a los del anuncio del chulazo de la coca-cola al dar las once, cuando entra por la puerta un machote con pantalón de chándal marcando todo el paquete y a Ty le entran unas ganas irrefrenables de comer nabo, a pesar de estar en casa del herrero.

Ahora al que se le han caído todas las cosas de la cesta es a él. Babeando y con la boca abierta se ha quedado al ver pasar al chulazo de William Seed, ese que vive en el piso de arriba y al que su novia manda todos los días a comprar. Se ve que el tio no ha tenido tiempo ni de ducharse. Debe haberse levantado y haberse puesto la primera ropa cómoda que ha encontrado, porque ha llegado empalmado.

Ty bebe los vientos por él. Es tan guapo, tan atractivo, con ese pelito, esa barba, esos ojazos, esos morritos. Ty siempre le perseguirle anónimamente por los pasillos, mirando su paquete, su perfecto culazo y después siempre termina en la trastienda, cascándose una paja. Pero ese día ha superado a todos los demás. Verle la minga tiesa, empoderada, elevando esos pantalones que se lo marcan todo.

Lo que Ty cree que es un contratiempo, al final se va a convertir en su sueño más deseado. Mientras recoge la fruta de la cesta del suelo, mira hacia atrás. Le está mirando, ¡¡Will le está mirando!! Aunque no lo parezca, Ty es timidete. Le cuesta dar el primer paso. Vuelve a la tarea, ruborizado, sin darse cuenta de que William se acaba de bajar los pantalones y acaba de soltar su pistola bien cargada. Ty estaba en lo cierto. A Will no le había dado tiempo ni de ducharse, pero tampoco de bajarse el calentón.

El culo de Ty meneándose a cuatro patas le ha puesto caliente. A esa hora apenas hay nadie todavía en la tienda. Le baja los pantalones para su sorpresa, se pone un condón y le mete la polla por el agujero. Ty vuelve a mirar hacia atrás. No quiere creerlo. No puede creerlo. La camiseta blanca de tirantes bien ajustada a su cuerpazo musculoso, su cara gozándolo. Ese cabrón le está dando por culo, le está empotrando. Ty mira hacia adelante y disfruta de ese enorme pollón penetrándole.

El tio se acaba de quitar los pantalones y las zapas. Está tremendo. Menudos muslazos tiene. Ty empieza a gemir descontrolado, igual que Will. Le importa una mierda si ahora aparece el jefe y les pilla. Follar con ese chulazo está mereciendo mucho la pena. Incómodo por estar de rodillas, Will se lo lleva al carrito y se la enchufa por detrás.

Ahora lo tiene frente a frente. Es alucinante lo bueno que está, es una puta bestia follando. Frunce el ceño, aprieta los dientes, machacando su culo sin compasión, con ganas de cabronazo. Empiezan a llegar los clientes. La cosa se complica, pero Will no piensa irse sin aliviar la carga de sus cojones. Se lo folla a cuatro patas entre las cajas, detrás de los mostradores vacíos de los congelados. Ty se lo está montando como un jinete. No aguanta más. Se corre, regando de lefa la tableta de hierro de ese guaperas y su cara bonita.

Will se levanta, le coge la cabeza con una mano y le deja el cipote encima de la lengua. Se pajea hasta que empiezan a salirle lefotes grumosos por la polla. Le relame el pepito de crema recreándose, por si no hay otra. Su compi de curro no se lo va a creer cuando se lo cuente. O quizá sí, porque Will acaba de pasar por su caja con la corrida en la mejilla.

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El guapísimo y atractivo venezolano Agni Guido debuta follándose a pelo el culazo de Andy Star y corriéndose encima de su cara | Fucker Mate

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Para Andy Star era una suerte llegar del trabajo y encontrarse a su novio Agni Guido así de sexi, sentado en la cama, con los calzones y los calcetines puestos, ver su carita guapa con barbita y su sensual y arrebatadora sonrisa. Todavía había tiempo más que de sobra para echar un casquete antes de comer y volver al curro bien relajadito.

Deseaba besar su boca, sentir de cerca el ardor venezolano que le salía por todos sus poros, esnifar su paquetón con el rabo encerrado en unos ajustados slip blancos que lo hacían un manjar irresistible y bajar la goma poco a poco descubriendo ese pollón largo y gordo que tanto le gustaba, cayendo blandito como un plátano apoyado en los cojones.

Le levantó la minga y le comió los huevos. Nada le gustaba más que chuparlos, olerlos, después de haber estado encerrados varias horas. Era un olor a macho que le ponía cachondo. No dejó que la polla cayera, la recogió con la boca y comenzó a mamársela apretando fuerte con los labios, estirándola, descapullándola, sintiendo cómo crecía a lo largo y a lo ancho entre sus labios.

Seguía siendo ese pollón que caía hacia abajo como un plátano, solo que ahora ya no se apoyaba en las pelotas, se mantenía firme hacia el frente y había crecido casi tres veces su tamaño original. Volvió a levantársela para comerle los huevos y ahora la dejó caer sobre su cara, sintiendo el calor de un palo bien duro y caliente rebozándose por sus mejillas, por su nariz, por sus párpados y su frente.

Apoyó la cabeza en el borde de la cama para que su chico le metiera un gag the fag en toda regla, para que le penetrara la garganta a placer. Las pequeñas arcadas eran apenas una reacción lógica al paso de ese enorme miembro por su garganta, pero con mirar la entrepierna de su novio, con ese culito, sus pelotas y su pollón, se le pasaba todo y volvía a abrir la boca para que se la follara.

Sacaba la lengüita y jadeaba convertido en un cerdete, deseando rabo. Agni hacía rebotar su polla, remojando la punta del rabo en la saliva de su lengua y se la metía dentro. De vez en cuando le dejaba descansar poniéndole las bolas encima de los labios para que se los comiera otra vez.

Ver a Andy a cuatro patas sobre la cama, tan guapo, musculoso y con un culazo atrapa pollas redondito, suave y pomposo se la ponía bien dura. Agni se colocó de rodillas detrás de él y se la metió enterita, sintiendo cómo las paredes de ese mullidito ano acogían su enorme pollón y le daban placer. Andy se levantó y le pidió que antes jugara un poco con su culito.

Y jugó. Jugó a comérselo a bocados. Perdió la cabeza dentro de su raja, notando el roce de los glúteos en sus mejillas, metiendo la lengua y la nariz en ese orificio que desprendía un calor infinito. Le dio la vuelta dejándolo bocarriba en la cama y, antes de metérsela, contempló cómo el ojete le latía y parecía tener voz propia, porque estaba pidiendo a gritos que le metieran un rabo de los grandes.

Perfecta la postura para la forma curvadita como un plátano hacia abajo de su polla, la hundió dentro y se folló ese agujero tan delicioso que parecía no tener fin. Donde antes tenía la cabeza, al borde de la cama, le puso el culo, con Andy descansando su espalda sobre el suelo. Lo taladró de arriba a abajo, conteniendo la leche en los huevos, porque estaba viendo a su chico en todo su esplendor, con esos ojazos, su cuerpazo y su gran rabo rebotando con sus embestidas.

El instinto llamó a Andy. Había una cosa que le encantaba. Su novio con los calcetines largos, tumbado sobre la cama con la verga tiesa. Era como sacar a un futbolista de los más guapos del vestuario. A Andy siempre le ponía cachondo la idea y con su novio, que parecía uno de ellos, completaba esa fantasía una y otra vez. Hizo una sentadilla y se empaló en su miembro.

Entre que Andy no paraba de pajear el pollón con su trasero y que Agni no podía resistirse a culear desde abajo, el cabrón se cascó bien los huevos. Andy le dio la espalda y siguió saltando, dejando que su macho se recreara con su culazo blanquito y potente tragándose toda su mazorca, escupiéndola y volviéndosela a tragar.

Volvió a la postura inicial, a cuatro patas, cuando pretendía follárselo sin preliminares y él lo frenó. Viendo cómo le daba por culo, a plena potencia, culeando hacia adetrás y hacia adelante con gran amplitud, metiéndole y sacándole entera toda la berenjena, Andy se arrepintió de no haber dejado que se lo follase así desde el principio.

Hasta ahora sentía que había tenido el control, pero con Agni parcheando su culo, comenzó a perderlo. De tan duro que le daba, la polla que tenía bien dura le rebotaba entre las piernas, se despeinó y terminó gimiendo al sentir cómo esa rabo tan largo le azuzaba la próstata. Intentó mantenerse firme, haciendo fuerza para anclarse a la cama, resistiendo con su musculoso culazo, escuchándo el plas plas de las caderas de ese jovencito  empotrador chocando con sus nalgas.

Se dio la vuelta para que siguiera follándoselo a ese endiablado ritmo y poder ver su carita guapa. La tenía sonrojada y le encataba ver que tenía la mirada perdida, siguiendo los biorritmos de un animal al que le ha llegado la hora de follar, concentrado sólo en esa tarea, dando gusto a su enorme polla dentro de un agujero apretado y caliente.

Le encantaba ver a su chico así, como una bestia. Andy se agarró la verga y se masturbó hasta correrse encima, decorándose el six-pack con un montón de leche. Ahora el de la mirada perdida era él, pero tuvo que fijarla enseguida cuando su noviete le sacó la tranca del agujero y fue caminando lentamente de rodillas pajeándose encima de su cara.

Tener el pollón encima de la jeta, a punto de escupir leche, le dio un gusto extra que le provocó una segunda corrida inesperada. Andy inclinó la cabeza y vio cómo un buen disparo de lefa le salía por la polla cayendo a lo largo de todo su torso. Se había sacado tanta leche que tenía la empuñadura de la mano blanca. Ahora sí giró la cabeza y sacó la lengua para recibir.

Agni puso cara de gusto, cerró los ojos, echó hacia atrás la cabeza y la volvió a bajar justo a tiempo para ver como metía unos buenos trallazos de lefa a su chaval. La mayoría de perdigones acabaron desperdigados por la cama por la potencia con la que salían, completamente descontrolados, pero el gustazo de ver los chorrazos desfilando por encima de esa carita tan guapa le hicieron soltar más. Así le dejó los morritos, llenos de leche, para que le jalara una vez más la verga. Los dos corridos y relajados, dispuestos para volver a la faena.

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Agni-Guido-Andy-Star

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Vince Karter pone a comer rabo a Lovita Fate y se la folla dentro del taxi con su enorme tranca | Fake Hub

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Rubito, bien peinado, apuesto, varonil y con una pintaza de empotrador, Vince Karter había recibido muchas propuestas indecentes desde que empezó a hacerse un hombre, pero la última sobrepasó todos los límites. Tras darle algo que lo dejó medio grogui, la conductora del taxi Lovita Fate desvió el coche hasta un descampado, se coló por la puerta trasera de los pasajeros gateando como una lobita y le preguntó, mientras ponía la mano en su entrepierna, si podía comerle toda la polla.

Alucinando, Vince apartó las manos para dejarla hacer y le contestó que por supuesto que sí, aunque viendo cómo le desabrochaba la bragueta de los vaqueros sin darle su previo consentimiento, pensó que no hacía falta. Menuda loba. Él, que era de los que empalmaba enseguida que una tia guapa se moría por sus huesos, se bajó los pantalones. Tenía la polla tan grande, dura y gorda que la parte del cipote había quedado oculta bajo su camiseta blanca.

Siempre las dejaba a todas impresionadas con el tamaño de su verga y nunca se hartaba de que le regalaran los oídos diciéndole lo grande que la tenía. Orgulloso, se quedó mirando cómo la tia le cogía el trabuco, tan enorme que la manita que lo pajeaba se hacía pequeña en comparación. Así empezaban, admirando su monumento, acariciándosela, para después terminar de rodillas como unas perras chupándole el rabo.

Lovita no había probado una así en mucho tiempo. Ya sólo el cipote le llenaba la puta boca y la cabrona no paraba de decir que apenas le cabía de lo grande que era. No sabía que lo único que conseguía con eso es que a Vince se le pusiera mucho más dura al hacerlo sentir más macho. Se sacó los pantalones del todo para poder abrirse de piernas y dejar que esa belleza se metiera en medio, observando cómo se tragaba su gigantesca polla.

La taxista se dio la vuelta y se sentó clavándose su trompa a pelo. Tenía el coño bien apretado, así que Vince estaba seguro de que pocas porras gruesas como la suya habían rellenado tan bien ese agujero. Lovita se dio la vuelta y siguió saltando sobre el pollón, apoyando la espalda en el asiento delantero del conductor. Iba a ser difícil follársela por detrás en un espacio tan estrecho, con la cabeza golpeando el techo del carro, pero no perdía nada por intentarlo.

A punto estuvo de perforarla el culo. De haber querido, habría tenido la spuertas abiertas por estar tan jodidamente buenorro y tener un pito tan grande, pero se conformaba con la suavidad con la que ese coño agarraba su miembro. Lovita volvió a meterse entre sus piernas. Se la agarró firme con la mano y empezó a pajear como una perra. Vince se estaba poniendo fino, viendo cómo esa manita apenas alcanzaba para atraparle su gorda polla. Sustituyó la mano por la suya y apuntó directamente a su boquita para meterle toda la lefa dentro.

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Los guaperas Gonzo y Cano se montan un flip-fuck a pelo follándose sus peludetes culazos | Latin Leche

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No había nada que un buen fajo de billetes no pudieran comprar, o mejor dos fajos, todo fuera por ver la sonrisa picarona de ese guaperas y sus ojos marrones, grandes y brillantes. Después de recibir el dinero con la propuesta de verle follarse a un amigo suyo, todo era más fácil. El cámara acercó la mano a su entrepierna y él se abrió dejándose palpar el paquete por encima de los vaqueros.

Cano hizo lo mismo, aunque dada su poca experiencia magreando pollas que no fueran la suya, preguntó si lo estaba haciendo bien. De puta madre. Le invitó a agacharse y comérsela. Un rabaco gordo con un buen bosque peludo. Qué delicia de labios. El cipote desarrollándose antes que la verga, todavía metidito en su capullo de piel y unos segundos más tarde completamente descapullado. Ya no cabeceaba tan rápido como al principio, porque ahora tenía una buena barra que meterse en la boca.

Su amigo seguro que le iba a gustar. Era tan guapo como él, con otro par de ojazos grandes color avellana y con una barbita que lo hacía super atractivo. Tardaron poco en quedarse desnuditos en la habitación. Cano tumbado en la cama y el guaperas de Gonzo entre sus piernas, sin dejar de mirarle mientras de acicalaba la verga. Cano volvió a preguntar, esta vez si le gustaba, como si necesitara saber si tenía posibilidades entre los tios. Como respuesta recibió un breve murmullo asintiendo, resultado de tener una polla dentro de la boca.

Cuando se fue sintiendo más cómodo, empezó a reclamar alguna que otra cerdada, como que le comiera el rabo hasta el fondo. Gonzo tragó polla y Cano le ayudó apoyando una mano encima, empujando para conseguir metérsela por la garganta. Ahí lo retuvo un ratito, escuchando el sonido que producía al intentar sacársela. Después del primer intento, hubo más, solo que en esos Gonzo ya fue solito, cogiéndole por los huevos y poniendo los pelos de su atractivo bigote en la mismísima base de esa polla.

Gonzo se puso con sus piernas peludas de rodillas en la cama, el pecho y la cabeza en el colchón y el culo en alto, igual de peludo para dejarse follar. Cano acopló la polla a pelo dentro de su agujero, se agarró a su cuerpo y comenzó a taladrarlo desde arriba. Si se estaba pensando lo de hacérselo con más tios de ahora en adelante, ese culazo le valdría para tener las cosas más claras.

El cámara también tenía una gran responsabilidad en esa decisión, porque el fajo de plata incluía follárselo a pelo, desvirgar ese culazo y hacerle sentir cosas que nunca antes había experimentado. El tio resultó tener un agujero tragón y después de unos grititos de dolor, escuchar de su boca que la follada estaba siendo bien rica, le dejó más tranquilo.

Ya que estaba experimentando cosas de hombres y eran tres, qué mejor que irse a casa con una doble desvirgada. Gozó recibió a Cano sobre sus piernas con mucho gusto. Era tan guapo que los tios acababan por follárselo con ganas, pero cuando le daban la oportunidad, el cachorrito se convertía en un león. Cano empezó a saltar sobre la polla del chaval pajeándose hasta que le vino el gusto. Se le hizo raro y a la vez le provocó nuevas sensaciones correrse encima con una pija perforando su agujero.

Gonzo fue muy hábil dando ese último toque mágico y certero, metiéndole la polla desde abajo para ayudar a que se sacara la puta leche. Después se quedó tumbado en la cama, haciéndose un pajote mientras el cámara le daba de comer rabo. La boca llena y los cojones a punto de explotar. Fijó la mirada en su pito y observó atento los fuegos artificiales que escupía su polla, con chorrazos de altura que caían sobre su mano y su pierna mojándolo todo.

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JJ Knight se folla los ricos culitos de Johnny Rapid, Ty Mitchell y Joey Mills | MEN

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La Suprema Destructora de Pollas Sophie creyó todo este tiempo que había tenido el control, pero los chicos, su chico tan especial, con esa carita tan picarona y ese culazo blanco y redondito que volvía locos a los tios, Johnny Rapid, en le que confiaba, así como todos los demás a los que había conseguido convencer con tanto esfuerzo y llevarse a sus filas arrebatándoselos a esa zorra de Rebecca, habían estado todo este tiempo desobedeciendo sus órdenes, follando unos con otros por placer en lugar de hacerlo por estrategia.

Ni la dulzura y candidez del guapo chavalín de ojos azules Joey Mills, con el que los hombres se corrían nada más depositar un rabo en su boca, porque por la timidez que desprendía, les daba la sensación de ser siempre los primeros en poner una polla entre sus labios, ni Ty Mitchell, con su tez morenita, unos jugosos labios y una mirada brillante de ojos oscuros arrebatadores, ni siquiera JJ Knight, de lejos el tio del país que tenía la polla más grande y larga.

Las dos supremas habían subestimado un poder del que no eran conscientes y que les había conducido a la ruina y al fracaso, el poder que se despierta entre los hombres cuando se gustan, cuando necesitan cumplir sus fantasías. JJ tenía una en ese momento y convocó una reunión especial de chicos para llevarla a cabo. Estaba seguro de ser el primer hombre en llevar a cabo dicha hazaña, el primer hombre en follarse a tres de los chavales más deseados.

No sabía si iba a poder contener la leche en los huevos con esos tres viciosetes forjados en las calles, habiendo tenido que sobrevivir a base de comer pollas y poner el culo para obtener alimento. Le bastó pasarse la mano por encima de los pantalones, remarcando la forma de su gorda y gigantesca polla, para que los chicos se empalmasen y empezaran a acercarse a él.

Pero fue Johnny el primero en sacarse el rabo, para que no le apretase tanto. Ty se agachó para mamársela y JJ dejó que los dos se divirtieran mientras él se morreaba con el jovencísimo Joey, que en ese mismo momento le estaba metiendo mano, sobando su gran butifarra. Hasta que se agachó, le bajó los pantalones, le agarró por los huevos y comenzó a cabecear tragando hasta donde buenamente podía.

JJ había escuchado muchas cosas sobre ese jovencito en las tabernas. Su apariencia virginal y tímida le daba un plus. Algunos hombres incluso habían confesado que les daba apuro zorrear con la polla en su boquita para no ser los responsables de mancillar tanta belleza, pero lo cierto es que a la mayoría les daba un gustito extraordinario enchufarle la verga y se corrían dentro de su boca cuando él alzaba sus precioso ojazos color azul.

Ahora, embelesado por la forma en la que le comía el rabo, cómo le relamía le tronco con su boquita, JJ comprendía perfectamente la cantidad de leche que ese zagal era capaz de crear en los cojones de un hombre hasta el punto de hacerles explotar de felicidad. Johnny le sacó de su burbuja corroborándole que de todos los chicos, Joey era el que mejor mamaba. JJ asintió, nadie le había dado tanto gustito a la polla estando de rodillas.

De su rabo, Joey pasó a comerle el culo a Ty. JJ no preguntó por no romper el momento, pero se hizo un buen pajote viendo a esos tres chavalines a lo suyo, disfrutando como los viciosos que eran. ¿Acaso estaba preparando ese culo morenito para él? De momento encontró hueco junto a Johnny para darle de comer rabo a Ty, una boca que ya había tenido la suerte de probar antes.

Por cómo se iban sucediendo las mamadas en esa lujosa habitación, a JJ le quedó clara una cosa, que Johnny era el más experimentado y que movía las piezas a placer. Si un día, como fue el caso, le apetecía ejercer de macho activo, lo hacía y punto. Él y JJ fueron los que estaban en pie mientras Ty y Joey se quedaban de rodillas, pasando de una polla a otra, llenándose la boca de rabo.

Cuando Joey se puso a cuatro patas sobre le sillín, con el trasero mirando hacia él, JJ confió en que no había visto jamás en su vida un culito tan bonito y puro. Normal que a algunos hombres les diera pena destrozarlos con sus sucias pollas, pero lo que a él le provocada era la necesidad de hacerlo, de rellenar ese lindo agujerito virginal con su enorme rabo, de aliviarse los huevos dentro y que al sacar la polla pudiera admirar un agujero negro rebosante de lefa.

Apretado y ajustadito como esperaba, penetrar el culito de Joey fue una de las mejores experiencias de su vida. Ty ya se había subido al sillín por el otro lado y Johnny también estaba dando buena cuenta metiéndole la polla entre las nalgas. Durante un rato, JJ prefirió mirar al frente, por miedo a bajar la vista y correrse por lo que tenía debajo de sus propias narices. Su gigantesco miembro explorando el interior de un culito pequeño y manejable.

Escuchar los gemidos de los tres chavales follando delante de él le dio la vida. Hacía unos cuantos años él también había experimentado muchas cosas con el sexo y comprendía perfectamente lo que sentían al hacer esas cerdadas en grupo, al tener tan cerca la boca de otro tio gimiendo, echándote el aliento, casi haciéndote sentir todo lo que el otro está sintiendo. Una conexión muy especial e íntima que perduraba con el paso de los años.

JJ se sentó en el sofá y volvió a explorar las profundidades del culazo tragón de Ty, que se sentó sobre sus piernas clavándose la polla y comenzó a saltar sobre él de espaldas, con toda la minga colgando, bien larga, y haciendo aspavientos con ella. Johnny machacaba el culazo de Joey. Le dio tan duro que el sillín se fue desplazando hasta el sofá y acabaron los cuatro unidos, con Joey chupando el rabo de Ty mientras los huevazos grandotes de JJ le rozaban la frente y la nariz.

La ropa iba desapareciendo poco a poco de sus cuerpos, de forma natural según necesitaban despojarse de ella por el calor de la orgía. JJ regresó al culito prieto de Joey y asistió a una masterclass de pura energía, con Johnny taladrando el culazo de Ty en plancha, con los pies apoyados en el sofá. Entre otras cosas, se fijó en su trasero, precioso, preguntándose cuándo podría follárselo.

Su respuesta no tardó en llegar. Desnudos los cuatro, Ty se abrió de piernas para Joey, que si bien era delgadito y manejable, por delante era digno de estar en la mesa de los caballero de la gran verga. Johnny se subió al sofá en el que JJ estaba sentado, hizo una sentadilla y se fue metiendo el enorme pollón por el agujero centímetro a centímetro, gozándolo.

Joder, pensó JJ. Aquello era una puta fantasía hecha realidad. Se había pasado por la piedra a los tres chavales y ahora tenía la verga clavada en uno de los más experimentados. Le colocó la piernecitas para que apoyase los pies en sus muslos. Le encantó tenerle así, en volandas, saltando sobre su polla.

Esos tres zagales estaban abandonados al placer. Llevaban varios minutos follando y todavía tenían la misma energía que cuando comenzaron. JJ se tomó un respiro dando de comer rabo a Ty y mientras Joey se lo follaba, Johnny acudió por detrás y entre los tres formaron un trenecito. Todo un espectáculo para la vista ver el cuerpecito delgado y fibradito de Joey culeando hasia adelante y hacia atrás, metiendo y tragando polla, en un círculo vicioso del que era imposible escapar.

Ty explotó de gusto, esparciendo su lefa por todo el torso, disparándose al pecho y al hombro. Lejos de sacarle la polla del culo, Joey se puso en plan cabrón y le penetró con más fuerza. Esos cabrones sabían lo que se hacían. Johnny se sacó el condón, lo tiró a la alfombra, se hizo un hueco al lado de Joey pajeándose y se corrió sobre le cuerpo de Ty expulsando una abundante cantidad de lefa espesa y blanca. Uno de los chorrazos salió con tanta potencia que Ty abrió la boca por si atrapaba algo.

Joey siguió sus pasos. JJ se quedó mirándolo atentamente, intentando descubrir los misterios de ese chaval que le hipnotizaba y le tenía completamente enganchado. Su cara seguía siendo preciosa incluso con el gesto obsceno de la corrida. Su polla enorme, soltando leche tan pegajosa que se le quedaba colgando del cipote y con el meneo del rabo no dejaba de dar vueltas como un tiovivo, antes de desprenderse y caer con fuerza sobre el cuerpo de Ty que ya estaba completamente mojado de leche.

Viendo todo eso, JJ aguantó lo indecible para no correrse, así que cuando lo hizo explotó con todo. Empezó a soltar lefa por su manguera al lado de la cara de Ty, desperdigando su semen saliente y espeso por su hombro, entre sus pectorales, en su cuello, su barbilla, metiéndoselo por la boca. Los tres chavales se quedaron alucinando. Ty se tumbó relajadito, sonriendo, con el cuerpo lleno de lefa.

Mientras tanto, en algún lugar de las catacumbas… Sophie y Rebecca habían sido maniatadas por los colegas de Johnny. Quizá no deberían haberlo hecho, porque estaban dispuestas a dejar sus diferencias de lado y unir fuerzas para destruir a todos esos cabrones, para acabar con todo ser viviente que tuviera una polla colgando entre las piernas en ese jodido mundo.

VER A TALE OF TWO COCK DESTROYERS EN MEN.COM

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Jack Harrer, Kevin Warhol y Andre Boleyn bukakkean a Gino Mosca a lefazos | Kinky Angels

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Están muy calientes y todavía no se han hecho la paja mañanera. Jack Harrer, Kevin Warhol y Andre Boleyn apenas han echado una meada y se han afeitado. Son jóvenes, están cachondos y en su mente no cabe otra cosa que no sea follar y reproducirse. Se les ha ocurrido una cerdada, camelarse a Gino Mosca, el nuevo y guapísimo asistente del equipo de producción y ponerle a comer de sus rabos.

Mientras les lee el guión de la siguiente escena, ellos no hacen ni puto caso, como siempre y se dedican a hacer lo que mejor saben, calentar a un tio. Andre le da con la lengüita en los pezones, Jack se adueña de su polla erecta y la empina hacia la boca de un hambriento Kevin, que relame fuerte el cipote sacando el jugo del precum y amolda el capullo entre sus jugosos labios.

Kevin sigue mamando. Cuando abre los ojos y levanta la vista, se encuentra una espectacular imagen, la de tres rabos en fila. Los chicos están sentados en el sofá, pajeándose unos a otros sus jodidas y enormes pollas. La mano de Gino apenas puede abarcar el diámetro del pollón de Jack y el tio está en la gloria pajeando esa enorme mazorca bien gorda y grande. Tanto rabo junto despierta en Kevin al guarrón que lleva dentro. Va pasando de rabo en rabo, degustando pollas, succionando las pelotas de los chicos.

Se levantan cercando a Gino, dejándole la cabecita sumida en un círculo de pollas. Mire donde mire tiene un rabo bien grande para chupar. Escuchar el sonido de las mamadas y ver esa cerdada, hace que Kevin vuelva a desear comer rabo. Baja a probar de nuevo el de Gino. Aprovecha su pierna para arrimar la cebolleta y deslizar su polla por encima haciéndose una suculenta paja.

Lo de Jack y Kevin es casi sincronía. Jack se corre soltando hacia arriba una espesa fuente cargada de lefa con un buen chorrazo que deja a Gino con la gomina puesta en el pelo y al segundo Kevin lanza un trallazo que le deja ciego. Los cabrones no paran de correrse y de soltar leche por las pollas mientras Andre se recrea con el espectáculo de fuegos artificiales cargando su arma.

Dispara sobre su jeta, el semen salpicando fuerte. Gino intenta abrir los ojos. Sonríe de puta felicidad. A poco que abra la boca, se ve obligado a cerrarla porque no paran de correrse sobre su cara. Esos cabronazos tienen los cojones llenos de leche. Por fin paran. Siguen pajeándose las pollas, mojadas de su propio semen y el de sus colegas. Gino les limpia los sables uno a uno, dejándoselos preparados para la grabación, aunque le da que el guión no es tan bueno como el que ellos han imaginado para él.

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Scott Nails se folla a pelo con su gigantesca polla a la mujer de su amigo Abella Danger en el campo y le baña los morros en lefa | Brazzers

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Sin internet, sin noche de pijamas entre chicas, sin poder llevar tacones ni ropa sexy, sin un montón de hombres a los que seducir con sus encantos, a Abella Danger le estaban empezando a entrar los siete males en el asiento del copiloto del coche, con el sol dándole de lleno en la cabeza y viendo que la carretera cada vez estaba más rodeada de espacios abiertos e inhóspitos. Menuda putada ese viaje de chicos que habían planeado su marido y el amigo de su amigo Scott Nails.

Su marido confiaba en él plenamente, pero no debería haberlo hecho tanto, porque ella cuando se ponía en plan zorra, era una de las mejores. Mira que tenía a un maromo que cualquier chica hubiera soñado tener enla cama, un negrazo con una polla impresionante que le llenaba el coño plenamente cada día. Scott era simpático, un poco mayor para ella, pero el tio estaba buenísimo y se notaba que estaba cachas, que se cuidaba y le gustaba hacer deporte. Así de bien se conservaba acercándose a los cuarenta tacos.

De siempre a Abella le había gustado zorrear con los profes. A alguno se la había llegado a comer debajo de la mesa con tal de conseguir un aprobado. Cuando su marido se quedó en la casita rural desempolvando trastos, Scott y ella se fueron a buscar leña. Se sentía como en la época del instituto, esos campamentos de verano donde si no se la follaban treinta tios, no se la follaba ninguno. Era tan zorra y lo seguía siendo.

Notó las miraditas de Scott en sus senos y en cuanto estuvieron los suficientemente lejos, se levantó la camiseta ceñida, bajo la cual no llevaba sujetador y le enseñó las jóvenes tetazas al amigo de su marido, que se quedó con la boca abierta. Acto seguido, ella le agarró del paquete, segura de lo que iba a encontrar. Y lo encontró. Una polla enorme, larga y dura. La erección como consecuencia de su atrevimiento o quizá de todo ese tiempo que el pervertido había estado mirando cómo se le marcaban los pezones por debajo de la camiseta.

Menudo palo tenía el cabrón entre las piernas. Mira que ella estaba acostumbrada a ver buenos rabacos, pero ese pollón gigante la dejó flipando y orgullosa de tener tan buen tino con los tios. La tranca salió disparada y rebotando arriba y abajo delante de su jeta. Se la cogió por la base y se la empezó a comer toda dura metiéndosela por la boca, sabiendo que por mucho que tragara, nunca iba a llegar a tragársela entera.

Entre esa naturaleza salvaje y las rocas empinadas, había poco espacio para tumbarse cómodamente y que se la follara, pero como una buena chica con recursos, se apoyó en una roca gigante, alzó una pierna y dejó que ese tiarrón tan bien dotado le enchufara la polla por el coño sin condón y se la follara como un animalillo buscando hembra en el bosque.

Después del largo viaje, se ve que el tio tenía las bolas bien cargadas. No duró mucho. Abella se agachó para recibir su esperma. Una rociada de semen abundante y espeso la dibujó el labio y se deslizó hacia el interior de su boca mientras Scott seguía esparciendo su leche por toda su jeta. No volvieron a hablar de esa escapada furtiva, aunque de vez en cuanto intercambiaban miradas que lo decían todo, ella pensando en su enorme polla y él en la carita bañada en su semen.

En serio que no lo hizo a posta. Pretendía ducharse cuando encontró a Scott en el baño. Y de nuevo consiguió dejarla con la boca abierta. Ese tio no tenía nada que envidiar al cuerpazo de cualquier chaval de estos musculaditos que se pasan varias horas en el gym. Además era la primera vez que le veía la polla flácida y se puso cachonda al ver que la tenía casi tan larga como cuando se le ponía dura, una auténtica obra de arte meneándose entre sus piernas mientras el agua resbalaba por su cuerpazo.

Intentó que no la viera y se hizo unos deditos mirando cómo se duchaba. Su cuerpo, la porte que tenía el muy cabrón, su rabo colgando, su culazo… estaba caliente y muy cachonda y así se pasó toda la velada durante la cena. No podía pegar ojo en el dormitorio. Se quitó toda la ropita y salió desnuda en su busca, con la intención de meterse en su cama. No le hizo falta bajar las escaleras, porque él ya estaba subiendo con la misma intención.

Fue un tórrido encuentro que saldaron fuera de la habitación, en el piso de arriba, intentando no gemir demasiado alto para no despertar a su marido. Abella descubrió que Scott no era sólo un buen follador, sino que la experiencia era un grado y el tio tenía un arte especial comiendo coños. Lo que la hizo disfrutar con la experta lengua recorriendo los labios de sus sexo la llevó a la locura.

Ella sabía que él ya la tenía que tener durísima y esta vez, consciente de lo que le esperaba, dejó la cabeza muy cerca de su entrepierna y le fue bajando los boxer lentamente. Ahí estaba rebotando, enorme, una voluminosa y larguísima polla hecha para seducir a las hembras y para dar envidia a varones. Chupó como una perra y esta vez intentó tragársela entera. Casi lo consiguió y fue un placer tener algo tan grande dentro de ella.

Se sentó sobre sus piernas, hundió esa pedazo manguera dentro del cálido agujero de su dilatado coño y empezó a mover el culo pajeándosela de arriba a abajo, lentamente, creándole lechita en los huevos, llevándole al límite, haciéndole desear dejarla bien preñada. Abella era una chica arriesgada a la que le encantaba explorar el aguante de los tios con los que se acostaba.

Le dio la espalda y se achuchó en el sofá, agachando cabeza y espalda y elevando su precioso culo. Ningún hombre podía resistirse a querer meterla dentro. Scott le metió la vara. La tia tenía un coño de pan y moja, suave como la seda y con unos labios bien grandes. No le costaba meter su gruesa polla dentro, aunque teniendo clara la naturaleza de su amigo negrazo, que le ganaba en grosor, no le extrañaba que ese chochito estuviera tan dilatado. Anda que no tenía que gozar con la chavala a todas horas.

Tuvo que ponerle una mano en la boca varias veces que para que no gritara tan alto. Entendía perfectamente que gimiera con ganas con esa gigantesca verga metiéndose dentro de ella, le pasaba con todas las chicas, pero ni de coña quería que su amigo se enterara, sopena de no poder follar más con ella teniendo tantos días por delante en esos páramos desiertos.

Abella decidió sacarse la polla del coño y volvió a ponerse de rodillas. Se veía que su semen le había encantado y la guarra volvía a por más. Pajeó y pajeó y la polla de la leche salió. Un bigotito de lefa bien grumoso por allí, pasta lechosa para los dientes por allá. Abella miró hacia arriba y le hizo pucheros con los morros llenos de leche. Esa zorrita le iba a dejar los huevos secos.

A la mañana siguiente… un chulazo atractivo y empotrador llamado Charles Dera, viajaba con su moto por la carretera abandonada entre las montañas.

CONTINUARÁ…

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3 Amigos: Manuel Skye, Dann Grey y Santiago Rodriguez follan juntos sin condones ejerciendo de mamporreros, haciendo trenecitos y metiéndose doble rabo | Kristen Bjorn

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Se pasaron la tarde hablando de cerdadas, mientras se enviaban unos a otros por mensajes de móvil fotos guarras subidas de tono que no conseguían otra cosa que hacer que se retorciesen en los sofás, acomodándose las pollas, que no dejaban de crecerles de forma desmedida, por debajo de los pantalones. Pasaron de mirar las pantallas a echar un ojo a los paquetones de sus colgas.

Manuel Skye, Dann Grey y Santiago Rodriguez, más conocidos en el barrio como “los 3 amigos“, porque iban juntos a todas partes y lo hacían todo juntos (y cuando es todo, es TODO), acabaron de pie, con sus musculosos torsos desnudos y los vaqueros puestos, cerca unos de otros, mirándose las tiendas de campaña, con sus enormes pollas luchando por salir de su encierro.

El guapísimo Dann fue el primero en desenfundar su arma. Se bajó los pantalones y la pollaza, que tenía cargando hacia la derecha mirando hacia la parte baja de la pernera, salió disparada hacia arriba rebotando. El atractivo Santi fue el siguiente en quitarse los pantalones. Su perfecto rabo cilíndrico, encapuchado, largo y morenito se quedó retozando por encima de la cremallera, hasta que se los bajó un poco y mostró sus enormes huevos colgando, que lograron hinchar aún más si cabe los rabos de sus compañeros.

El más veterano de los tres, Manuel, tuvo dificultades para sacarse le rabo, sin lugar a dudas el que mejor dote tenía d elos tres. La más gorda, la más larga y también el que tenía los huevos más grandes. Al ver algo tan gigantesco, Santi no pudo reprimir su sentido del vicio y la enfundó en su mano, agarrándola dispuesto a hacerle un pajote.

Los tres amigos se juntaron formando un círculo cerrado, haciendo una suerte de lucha de sables, dejando que sus rabos chocasen unos con otros, sintiendo el peso y el calor de sus enormes chorras, comparando tamaños. Los veteranos tenían preferencias. Subido a la mesilla, Manuel agarró las dos cabezas guapas de sus amigos, una con cada mano y dejó que le comieran el rabaco a dos bocas. Menudo puto placer le dieron paseando sus morritos por la gordísima barra del pene. Les dejó las cabecitas ancladas y después fue él el que culeó sintiendo el gustito de follarse sus labios.

Sin tiempo para bajar al bar a por condones, tenían recursos suficientes de donde tirar. Dann se convirtió en el mamporrero, chupando la gigantesca verga de Manuel antes de que se la metiese por el culo a Santi. Un daddy entre jovencitos, los tres acabaron haciendo un trenecito en el sofá. Dann a la cabeza, Santi como vagón de carga y Manuel en medio de los dos, intentando escapar de esos dos gañanes, metiendo rabo y recibiendo.

Sólo quedaba Dann por recibir lo suyo, pero lo bueno se hacía esperar. Manuel y Santi se tumbaron en el sofá, en direcciones opuestas, enzarzados de tal forma que juntaron las entrepiernas. Dann cogió el par de manojo de pollas y se las metió por el culo, sin condón, bien calentitas, casi diez centímetros de diámetro de rabo expandiéndole el ojete hasta sus límites.

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Ralf Popu se divierte con su grueso pollón en la habitación del hotel | Bentley Race

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Ben no podía sacarse de la cabeza una imagen que se le quedó grabada hacía ahora casi un año, cuando Ralf Popu hundió su polla entera dentro del fleshjack aplastando los huevazos contra la goma. El soniquete de la fricción casi le hizo soltar la cámara y ayudar al chavalín, que recién cumplidos los dieciocho le escogió a él para mostrar sus encantos, a terminar la follada.

Los chavales como él crecían rapidito. En cuestión de meses se había hecho todo un hombrecito, con su misma cara risueña, divertido, muchas ganas de sexo, la misma gorda pollaza entre sus piernas pero un cuerpecito más delgado, musculoso y definido. Ben adoraba fotografiar de frente esa carita tan atractiva enmarcada en mostacho y barbita de varios días.

Le dejó tumbarse en el sofá de la habitación de hotel, con los calcetos y los shorts puestos. Ahí estaba el tio, con las rodillas dobladas y la spiernas abiertas, enseñando el paquete de su gran huevera. Las bermudas se le abrían por los laterales y dejaban ver sus calzones apretaditos contra los muslazos. Se los quitó y se dejó sólo las bermudas puestas. Como buen provocador, le encantaba que otros hombres le miraran la entrepierna adivinando sus huevacos y su polla por los laterales de los pantaloncitos cortos.

Antes de enseñarla entera, la escondió por debajo de la camiseta. Después de formar una buena tienda de campaña, se encargó de marcar con la mano los cojones y la gorda porra por encima de la tela. Despojado de cualquier prenda que despertara más fantasías, comenzó a divertirse con su tranca, gruesa, muy dura y venosa. A punto estuvo Ben de volver a soltar el objetivo, alargar una mano y calzarla haciéndole una buena puñeta como se merecía.

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Dick Dawson se folla a Dakota Payne sin condón en el retrete de la gasolinera y deja que el chaval se corra en su cara | Falcon Studios

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Trabajando de sol a sol en una gasolinera perdida en kilómetros a la redonda, un chaval joven como Dakota Payne tenía que aliviarse de alguna manera. Empezó a coger la costumbre de su compi de curro, que se ponía malo cada vez que unas tias con buenas domingas paraban para echar fuel a sus carros. El cabrón se iba a los baños públicos y se la cascaba. Volvía descargadito, con carita de ángel sonriente, volviéndose la gorra del revés.

A Dakota le iban los rabos y pasaba cada chulazo por allí, que más de uno tenía un polvazo que lo flipas. Sí, empezó a pajearse haciendo turnos con su compi cada vez que les apetecía, pero con el paso del tiempo, lo que necesitaba era la realidad de una polla caliente en su boca y dentro de su culo. Comenzó por llevarse a algunos tios a la trastienda del almacén. Por las noches era más fácil y se metía en los coches de los clientes o lo hacían al lado del surtidor, pero a la mayoría terminaba llevándoselos a los baños, un lugar que a Dakota le ponía cachondo.

Poco a poco, Dakota convirtió la gasolinera en un famoso lugar de cruising y en el glory hole más sonado de todo el condado. Le bastó hacer unos agujeros grandes en cada retrete. El jefe pasaba tan de higos a peras por allí que cuando lo hacía ni le daba por entrar en los baños para ver en qué estado estaban. Una de las primeras veces en el glory, Dakota la recordaría para siempre. Recordó el flechazo que sintió al ver a ese daddy. Dick Dawson salió del coche con esa apariencia de daddy juvenil, super atractivo, con camisa de leñador sin mangas, abierta, mostrando un torso musculoso, marcando abdominales. A Dakota le dejó loquísimo.

Enseguida fue a atenderle. El hombre le pagó por adelantado porque tenía que ir a echar una meada. En ese momento, Dakota alzó la mano para que su compañero le sustituyera y se coló en los baños junto a Dick. Mearon juntos uno al ladito del otro y durante ese tiempo no dejó de mirarle de arriba a abajo. Lejos de asustarse, el daddy se sintió cómodo con la situación y se giró un poco para que pudiera verle bien el rabo. Dakota le hizo un gesto para qe pasaran a los retretes.

Él se sentó en el wáter mirando hacia el agujero. Lo que vio aparecer por él le dejó salivando como una perra. Un enorme pollón bien duro, larguísimo, de más de veinte centímetros, ni demasiado grueso ni demasiado fino, lo que podría llamarse una polla perfecta, apuntando hacia arriba y ligeramente curvada hasta la izquierda. Al agarrársela con la mano, el cabrón empezó a culear, metiendo y sacando la polla por el agujero, haciéndose una autopaja.

Dakota aprovechaba los momentos en que se quedaba quieto para agarrársela y masturbársela mientras le practicaba una buena mamada. Dick no paraba de soltar guarradas por su boca. La sacó del hueco y fue al retrete donde estaba el chavalín. Hacia atrás, la gorrita siempre hacia atrás. Dakota se había convertido en todo un experto en encuentros sexuales con hombres y sabía lo mucho que le ponía a un daddy ver de rodillas a un chaval guaperas con la gorrita hacia atrás, como si acabara de pillarlo haciendo auto stop o en mitad de un descampado de cruising.

Le metió la minga hasta la garganta. Menos mal que Dakota tenía tragaderas para comerse eso y mucho más. Volvió al retrete, esta vez para abrirse de piernas. El daddy se agachó, se dio un festín con su culazo y también con su rabo. El tio la chupaba de puta madre y ver su cara de machote apropiándose de su minga casi le saca la leche. Volvió a devorarle el ojete, con la nariz masajeándole los cojones, que por suerte Dakota los tenía muy colgantes.

Dick se puso de rodillas y le metió toda la polla dentro sin condón. Para Dick, ese chaval era un caramelito en dulce, para Dakota era una locura. Se enamoró de ese daddy buenorro y no dejó de mirarle a los ojos mientras se la metía duro por el culo. Podía sentir todo su amor metiéndose dentro de él. Cuando le sacó la polla del culo por primera vez, Dakota se miró el vientre, con rastros de precum que le habían salido del rabo sin darse apenas cuenta.

Ese puto cabrón ya estaba sudando. Ocupó su lugar sentado en el retrete, con la minga bien tiesa y Dakota hizo algo que le encantaba, comerle la polla a un tio sentado en el wáter. Dick robó la gorrita al chaval y se la puso, porque ahora eran dos colegas que podían compartirlo todo, auqnue se hubieran conocido hacía cinco minutos. Dakota se puso de pie, Dick le comió el pollón y le invitó a sentarse sobre las piernas de papá.

Se empaló en su larguísima verga, saltando con ganas, clavándose toda esa grandiosa polla mientras se daba el gusto de frotar su rabo y sus huevos por encima del musculoso y fornido torso de ese campeón. En un arrebato de locura, Dick se levantó metiéndole pollazos a diestro y siniestro. Dakota tuvo que agarrarse bien con manos y pies a las paredes del retrete para no caerse de machaque que le estaba pegando.

Sin lubricante a mano ni tiempo para ir a por algo que se pareciera, Dick bajaba a lamerle el ojete, humedeciéndoselo para poder seguir metiéndole la polla con esa energía. Salieron del retrete hacia los meaderos y allí le dio por culo, agarrándole de las caderas, de los brazos, taladrándole el agujero a pollazos.Como no podía ser de otra forma, le preñó el culazo y después bajó para abrirle los cachetes y admirar cómo salía el semen por su agujero.

Dakota estaba tan al límite que le juró que iba a correrse de gusto. Al anunciarlo, Dick se puso en cuclillas haciendo que el chaval se diera media vuelta y se dedicó a chuparle la verga y los huevos, a abrir la boquita y sacar la lengua. Además de daddy buenorro, atractivo, pollón y empotrador, resultó ser un cerdaco. Dakota se pajeó sobre su jeta y le salió un chorrazo de lefa flipante que en un abrir y cerrar de ojos había pintado de blanco toda la cara de ese cabrón, desde la gomina en el pelo, pasando por la frente, la ceja izquierda, el bigote, la mejilla y la barba.

Dick se pasó la mano por la cara recogiendo algo de lefa, se la llevó a la boca y se levantó para morrear a Dakota, que sintió a ese daddy más salido que antes, gimiendo dentro de su boca, compartiendo ambos el semen de su polla. Si ya era atractivo, ahora con su leche encima era para morirse de gusto. El tio siguió recogiendo lefa de su cara con el pulgar del dedo, llevándola a su boca y reteniéndola ahí para compartirla con el chaval. Así el trabajo de sol a sol en la gasolinera se hacía mucho más placentero.

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El chulazo Diego Summers se folla a Axel Brown y se corre en su cara | Fucker Mate

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Su colega de piso y él solían pajearse con la puerta de la habitación abierta. En cada piso compartido se establecían unas reglas no escritas y esa era la suya. No era extraño, como sucedió ese día, encontrarse a Axel Brown apoyado en el marco de la puerta, magreándose el paquete mirando cómo Diego Summers le daba al manubrio.

Y menudo manubrio. Largo, gordísimo, con un cipote descomunal, como para no poderse cachondo. Axel se acercó a la cama con los vaqueros a medio bajar, el botón y la bragueta desabrochados. En cuanto agarró el pollón con la mano, Diego retiró la suya y sintió el placer de otra manita agarrando su miembro viril a plena potencia.

Axel se emborrachó la boca con ese nabo llenándose los carrillos. Lo hizo con tantas ganas y tenía tanta hambre de rabo que no le costó nada deslizar los labios por el tronco y tragársela enterita, hasta saborear sus pelotas. No se quedó en la superficie. El vicio y el morbo que le daba chupársela a ese tiarrón tan atractivo con los vaqueros puestos, le hicieron tragar más de la cuenta, apretando los labios contra los huevos, resistiéndose a las inevitables arcadas que le producían el hecho de tener un pollón enorme penetrando por su garganta.

La respiración de Diego se iba volviendo más agitada cada vez que veía que de forma sistemática el chaval le jalaba la polla hasta atragantarse. En varias ocasiones el mamonazo se metió enterita la polla dentro de la boca y no la soltó, dejándole un poso, un charco de babas en las pelotas. Diego tuvo que ponerse de pie para controlar. De haber seguido tumbado, viendo esa cabecita subir y bajar por su polla, seguramente se la hubiera dejado preñada.

De pie la cosa no cambió mucho. Axel le agarró de las bolas y las apretó fuerte atrayéndolas hacia él con la intención de tragarse la verga entera de nuevo. El pene de un hombre no es sólo lo que se ve, sino lo que no se ve, ya que continúa dentro del cuerpo hasta entre las piernas, pues parecía que él quería tragarse todo eso. La cara roja, las venas de la frente hinchadas, una señal irrefutable del amor hacia una polla.

Sentado otra vez en la cama, Diego intentó mantener el control. Tenía a Axel entre sus piernas y parecía que iba más suave, acicalándole el brillante y gordo cipote, acoplándolo entre sus labios, dándole gusto con la lengua en el frenillo. Pues eso, parecía, porque en cuanto le entró el venazo, volvió a la carga intentando tragarse el trabuco y de nuevo un charco de saliva inundaba la base del pollón y los cojones.

Además de estar muy bien dotado, ser atractivo, fuerte y varonil, Diego era un experto mimando ojetes. Le encantaba hundir los morros entre un buen par de cachas, olisquear el agujero y lubricarlo con la punta de la lengua, lamer y esnifar todo el calorcito que salía de dentro. Sin tocársela, sólo sintiendo, ese momento se la mantenía bien dura, para después ponerse en pie y clavársela por detrás.

Se folló a su compi de piso sin condón, rebanándole el ojete con toda su gorda tranca. Axel estaba más que encantado de tener a un macho tan potente metiéndosela a traición. Miró y echó una mano hacia atrás, tocando la cadera de Diego, deleitándose con su cuerpazo, sintiendo el movimiento de su pelvis que empujaba para meterse dentro de él.

A medida que se fueron poniendo cada vez más cachondos, la follada se fue intensificando por momentos. Axel reventó de gusto al notar el aliento de Diego en su oreja, el calor de sus fuertes abdominales rozándole la espalda, sentirse tan protegido por un hombre, ser su juguete para que se diera gusto a la polla.

Axel le cabalgó el pollote alternando entre el paseo y el trote, el paseo para poder acostumbrarse de nuevo al grosor de su miembro después de haberlo tenido unos segundos fuera de su agujero y el trote para pajearle la polla saltando como un buen jinete, sin miedo a sentarse firme, dejando caer el peso de su cuerpo, haciendo chocar sus nalgas con sus caderas y muslos.

Dejó el cara a cara para el final, dejando que se lo follara bocarriba. El poderío de ese macho no tenía rival. Axel se zurció el rabo duro con ganas de soltar la paja, mirando de arriba a abajo a ese hombre que era puro deseo. Su cara tan atractiva y sensual, su musculoso torso de empotrador, sus fuertes biceps y un poco más abajo apreciaba la inmensidad de su polla hundiéndose dentro de su culo.

Así le salió el caldo por la polla a Axel, vitaminado, con un disparo certero hasta el mismísimo cuello, otro más corto hasta la mitad del cuerpo y un último que se quedó en el ombligo. Diego le sacó la polla del culo y la frotó contra la suya que estaba corrida. Se tumbó en la cama y culminó la paja que había empezado hacía unos minutos, cuando él no estaba. Comenzó a gemir, casi a gritar y empujó a Axel hacia abajo, para que acudiera a ver la corrida de cerca.

Borracho de placer, gimiendo, cerrando los ojos, dejándose llevar por el gustito del momento, Diego soltó la paja encima de la cara del chaval, dejándole la mejilla, los labios y la barbilla pringados con su semen. Con una buena rociada encima de la cara, Axel se apartó un poco para ver cómo Diego se exprimía la polla sacándose las últimas gotas de esperma.

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Dante Colle, Jack Kross e Igor Romani dan de comer rabo y se follan sin condones a Thyle Knoxx encima del escenario | MASQULIN

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Con la lefa de Dante Colle encima de su cuerpo, Thyle Knox leyó el siguiente mensaje: “Has recibido un depósito de cinco mil dólares“. Pero había algo más escrito que daba a entender que los restos a los que debería enfrentarse todavía no había terminado: “Tu próximo reto comienza ahora!!- DP“. Extrañado, miró hacia la parte de la barra del bar y vio dos figuras vestidas de negro con capucha que empezaban a desnudarse.

Eran dos tiarrones que se quitaron la capucha y se abrieron la túnica, mostrando sus musculosos cuerpazos y sus bien dotadas entrepiernas. Al de la derecha, Igor Romani, lo reconoció por sus abdominales marcados. Estaba empalmado, con la polla mirando hacia el frente. Cuando se lo folló no tuvo el placer de admirar su lustrosa polla empinada. Al de la izquierda lo reconoció al instante. Jack Kross, el tio cachas, línea inguinal marcada, ese pollón largo que le caía por su propio peso curvadito hacia la derecha. Había tenido el placer de tener esa barra de carne dentro de su culo.

Se subieron los dos desnuditos junto con Dante encima del escenario y le rodearon con sus cuerpos musculados y sus miembros erectos mirando hacia su cara. Thyle no se fijó solo en sus rabos, sino en sus culazos, bien formados, dándose el gusto de tocárselos mientras les mamaba las vergas a esos capullos. Jack fue el primero en requerir sus servicios. Le agarró a dos manos por el cogote y le folló la boca. Los otros dos necesitaban también mimitos y no tardó en notar el roce de sus rabos calientes en el hombro y en el cuello.

Le levantaron y lo que ocurrió a continuación no se lo esperaba. Los dos fortachones le agarraron, Jack por los hombros y Dante por las piernas, lo elevaron hacia arriba poniéndolo en plancha e Igor se quedó en medio, agachado, cogiéndole el rabo, mientras los otros dos hacían pesas con su cuerpo en volandas e Igor se metía su polla en la boca cada vez que lo bajaban.

Volvieron a ponerle en tierra. Qué buenos que estaban esos tres cabrones, siempre rodeándole con sus cuerpos calientes y viciosos, haciéndole ver lo mucho que deseaban follárselo. Entre Igor y Dante le cogieron de cada lado y jugaron a la sillita con él. Enfrente estaba Jack esperando que lo mecieran, con la polla tiesa, gorda y dura. Igor y Dante le dieron impulso y Thyle sintió cómo toda esa maza se le clavaba dentro a pelo.

Se notaba que esos tres estaban acostumbrados a practicar sexo juntos, porque se conocían a la perfección. Dante se tumbó encima del escenario. Thyle volvió a probar su rabo sentándose encima. Ya tenía a Igor y Jack uno a cada lado, animándole, encorvándole la espalda, agarrándole de las nalgas e impulsándolas arriba y abajo para que se tragara la polla de su colega, para que se la pajeara con su lindo culazo.

Más tarde se daría cuenta de que el mensaje encerraba algo más que hasta el momento no había descubierto, unas siglas: “DP“. Cuando lo leyó por primera vez, pensó que eran las iniciales del tipo que había realizado todo ese despliegue, pero cuando Igor se puso detrás de él e hizo resbalar su polla por encima de la de Dante, todo tuvo sentido. Doble Polla. Thyle abrió los ojos como platos al sentir cómo su ojete se dilataba como nunca con esas dos voluminosas pollazas sin condón dentro de su ser.

Estaba claro que algunos tios del campus habían descubierto su faceta como webcamer, aunque nunca descubriría si todo lo que había vivido ese día era algo de una sola persona o incluso de esos tres que le habían dejado el culo partido sobre le escenario y alguien más que habían formado un fondo común para poder gozar de su polla y de su culo. Fuera quien fuera, agradecía las pelas en el banco y la leche de esos mozos guaperas retozando encima de su cuerpo.

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Ryan Bones perfora el tierno culito de Daniel Hausser sin condón con su gorda pollaza | BROMO

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Cómo no iba a tener sueños húmedos Daniel Hausser si sus padres se habían ido fuera y le habían impedido meter a extraños en casa, sexo, fiestas con los amigos, esa música que ellos creían que venía del mismísimo infierno. Me cago en la puta, si hasta le habían prohibido salir de casa y rezar siempre antes de dormir. No habían pasado ni unas horas y se había levantado de un sueño en el que convivía con un compi de piso buenorro y tatuado que tenía la polla gigante, donde él se ponía ropa de lencería y el tio se la metía hasta las trancas. Le había parecido tan real…

Suspiró hondo frente a la puerta de la nevera, donde con cariño papá y mamá le habían redactado todas esas cosas. Por supuesto que se iba a poner a rezar, comenzando por hacerlo en la ducha, pero rezando con la polla, machacándosela a pajas hasta quedarse ciego y después como un niño bueno se pondría de rodillas frente a la cama y pediría al señor que le trajera a un tiarrón masculino, buenorro, con barbita, musculoso y muy machote, con la tranca bien gorda y grande.

La hostia puta, que se cumplió su sueño!! Desde que había despertado, fue ajeno a un ladrón que había entrado en casa, pero cuando el tio apareció por detrás, tapándole la boca y susurrándole al oído que dejara de rezar, que el señor ya le había traído a ese chulazo con una buena polla, supo que sus plegarias habían sido escuchadas.

Se quedó con la boca abierta al girar la cabeza y ver a ese Dios. Sin duda el señor tenía buen gusto y estaba atento a sus necesidades. Ryan Bones le cogió de los pelos y le acercó a su paquete para que lo oliera, antes de bajarse la cremallera y sacarse toda la chorra. Le salió rebotando, durísima, larga, un pedazo nabo bien grueso que a Daniel le hizo abrir la boca de puro placer.

Qué fuerza tenía el cabrón, tanto para darle hostiazos en la lengua con la minga dura como para cogerle como a una puta y lanzarle contra la cama, mancillando con esa enorme y gigantesca pija su tierno y virginal culito joven. Daniel creyó ver la luz, un mundo nuevo, cuando el chulo le clavó la verga sin condón. Ninguno de los juguetes que tenía en el cajón podían compararse a esa experiencia, una polla dura y caliente perforándole el agujero del culo.

Ese macho le cogió en volandas, se tumbó en su cama y le enchufó el rabo. Daniel se quedó sobre el cuerpazo musculoso y fornido de ese secuestrador de culos, saltando arriba y abajo cada vez que el cabrón le metía la polla. Ryan remató la jugada follándoselo bocarriba, tapando su boca para que no gritase mientras le partía el culo en dos. Daniel estaba más que encantado con la respuesta a sus oraciones, olisqueando la palma de esa manaza grande que lo amordazaba, una mano que olía a sexo.

Ni en sus sueños habría tenido cabida esa cerdada, un tiarrón que era tres veces más grande en complexión que la suya usándolo como su juguete particular para darse placer. En cuanto le liberó el cuello con la mano que le tenía aprisionado por la garganta, Dani se corrió encima. El tio le dio la vuelta y siguió destrozándole el culo a pollazos hasta que se corrió entre sus nalgas. Sintiendo su semen caliente resbalándole por los muslos, sólo se le ocurrió dar gracias al señor.

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Jack Harrer, Kevin Warhol y Andre Boleyn hacen un gang bang a Gino Mosca sin condones y le meten una lluvia de lefa a tres bandas | Kinky Angels

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Efectivamente, el guión era una putísima mierda. Después de un cuarto de hora, Jack Harrer, Kevin Warhol y Andre Boleyn han de reconocer que el texto les ha puesto cachondos, de hecho están otra vez empalmados, los cuatro pajeándose en el sofá, pero echan en falta algo más cerdo. ¿Quizá un tio sentándose una a una en tres pollas enormes de tres zagales en un mismo sofá mientras los otros miran y se hacen una paja?

Gino Mosca decide que lo mejor para saber si es efectivo es probarlo. Se sienta sobre la de Kevin y se la clava sin condón. Kevin agarra las pijas de sus otros dos coleguitas y se las pajea fuerte. De nuevo no puede evitar querer ser un cerdete. Martillea el culazo de Gino desde abajo mientras Jack le da de comer rabo. Ya sólo faltaría que Andre le rellenase el culo con su gordísima polla, pero anda ocupado chupando la verga de Gino.

Andre pide su turno. Se levanta, coge a Gino por las caderas y lo atrae hasta su entrepierna. le clava toda la polla. Kevin pega un morreo a Gino. Nada le agrada más que respirar el aliento de un tio al que se están follando. Él sabe lo dura que es la polla de Andre, lo larga que es, hasta dónde se te mete. Nadie mejor que él para comprender lo que Gino está sintiendo en ese momento con el agujero penetrado por esa manguera.

Jack se interpone entre esos besos con su gigantesca polla. Kevin se la chupa y a Gino le quedan encima de la boca los estupendos cojones del chaval. Sólo queda Jack por probar ese culazo. Se lo folla de pie, mientras Gino chupa el rabo de Andre y Kevin se mete entre sus piernas. Sin duda esos cabrones saben cómo trabajar en equipo para no dejar espacios sin ocupar.

Lo sabía. Teniendo una polla tan grande como la de Jack perforando su ojete, no debería haberse tocado el rabo. A Gino le ha bastado tocarse el pene un poco por encima para descargar lefa. Kevin la estaba esperando. Mira con vicio cómo escupe semen, siente el regusto de su carita bañada en ese líquido lechoso.

Le regaron la cara y ahora quieren hacer lo mismo con su cuerpo. Los tres ya están otra vez con las armas desenfundadas y bien cargadas. Jack tira primero. Otra vez una fuente de lefa espesa surca el viento y cae a goterones sobre el torso de Gino. Al verlo, Andre se viene arriba, empina la polla hacia el frente y empieza a correrse a chorrazos lefando al chaval desde el sobaco derecho hasta la parte izquierda de la cadera. Kevin aprieta el culo y deja caer su leche desde arriba sobre la mejilla dle guaperas. El cuerpo musculadito de Gino está completamente mojado por la lefa de esos tres cerdos.

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Los chulazos guaperas Kurt y Manny se dan por culo el uno al otro sin condones | Sean Cody

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Les vino muy bien el paseo por la playa a la luz del sol para saber cómo podían definir su relación. Comenzaron siendo amigos, aunque no de la forma en la que se suele comenzar a forjar una amistad, día a día, porque lo suyo fue un flechazo y la necesidad de estar juntos todo el tiempo, preferiblemente a solas, compartiendo risas y momentos es lo que les tenía desconcertados.

A Manny le gustaba de Kurt lo alto que era, le sacaba una cabeza así tal cual, sus ojazos color azul profundo, su encantadora sonrisa capaz de curarle todos los males y esa carita guapísima y risueña. Era tan dulce que lo único que le apetecía era follar con él. Kurt veía en Manny a un tio muy diferente a él y eso era lo que le atraía. Esa cara de pillín guaperas que tenía, también su sonrisa, su cuerpazo musculadito y ese torso peludo de machote que le llamaba poderosamente la atención.

Al llegar a la habitación, todavía no habían decidido qué iban a ser, pero sí tenían clarísimo qué es lo que iban a hacer. Kurt era más paradito y se quedaba a verlas venir. Fue Manny el que metió una marcha más en la relación hacia donde fuera cuando le cogió del paquete, le sentó en el sofá, le bajó las bermudas y le comió la polla hasta los huevos, toda enterita, cogiéndole con una manita elevando los huevos para que no le quedara ni un centímetro por tragar.

Kurt le dio por el culo sin condón, cociendo ese nuevo tipo de amistad a fuego lento. Manny miró hacia atrás mientras le metía la tranca, perforando su apretado culito. No quería perderse todo lo que pasaba a sus espaldas, las bermudas tiradas por el suelo, ese tiarrón guapo y alto enzarzándose con su culo. Lo que a Kurt le faltaba de decisión, Manny lo suplía con la suya. Si a uno le daba miedo meter el rabo hasta las pelotas, ya estaba el otro para montarse empalado encima de sus piernas para machacarse de placer.

¿Era ese el tipo de relación que estaban dispuestos a seguir? No. Todavía les quedaban muchos caminos por explorar antes de decidir. Por muy alto que fuera, Manny no se amedrentaba con chavales de mayor envergadura, sobre todo porque estaba muy confiado y seguro de la pedazo chorra con la que estaba dotado y de lo bien que se le daba menear las caderas. La tenía más larga que él. Con esa confianza se folló a su amigo a cuatro patas, a pelo.

Kurt comenzó a gemir como una putita, alabando el enorme rabo de Manny, diciéndole lo grande que la tenía. Qué diferentes eran las cosas cuando estaban en posición horizontal gozando como perros sobre una cama. Estaba claro que sentían una atracción sexual el uno por el otro, pero si después de haber follado todavía se tenían más gantas aún, es que algo más habría.

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Roman Tate se folla el dulce culito de 18 años de Price Hogan y se corre en su espalda con unos buenos lefazos | GayHoopla

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Hay que ver cómo se movía el cabrón, simulando que tenía una buena polla dentro del ojete. Roman Tate estaba sentado en el sofá y Price Hogan no paraba de rebozar el culo por su cebolleta que cada vez se estaba poniendo más dura. El chaval le tenía agarrado por el cuello y se lo comía a besos, demostrándole las ganas que le tenía.

Después de los besos, fue bajando por su cuerpo. Con tanto roce, a Roman se le había puesto tan dura que le sobresalía por los calzones. Price sólo tuvo que tirar un poco de la goma hacia abajo para descubrirle todo el rabo. Tenía tanta hambre que prefirió dejar la goma por encima de los huevos para no esperar y meterse la tranca en la boca.

En un momento ya le tenía la verga encharcada con babas, un montón de saliva saliendo de su boca y mojando toda su polla. Si tanta hambre tenía de rabo, lo iba a tener pero bien adentro. Le tumbó, le abrió de piernas y degustó su joven culito, entreteniéndose en ese ojete rosáceo y de apariencia virginal pero bien peludete, con una buena pelambrera rodeando el agujero.

Se lo folló por detrás, a cuatro patas sobre el suelo. Cada vez que bajaba la vista y veía ese culazo de dieciocho años, tan redondito, tan blanco, tenía que levantar la mirada para no correrse. Hasta que no pudo más, le sacó la polla del agujero y le lanzó unos trallazos de lefa potentes que había estado acumulando dentro, dejando la espalda del chaval mojadita con un lefazo que le llegó hasta el hombro derecho.

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Paul Canon y Kurtis Wolfe hacen un flip-fuck sin condones en la sauna del gym | MEN

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En el gym había un lugar sólo reservado para hombres, mucho más ínitimo que un baño donde mostrar al vecino tu chorra al orinar en los meaderos, mucho más que las taquillas de los cambiadores, donde podías ver culazos de aupa y mingas colgando entre las piernas de todos los colores y tamaños poniéndote las botas. Más allá de los vestuarios se escondía el verdadero resort masculino, la sauna, un lugar en el que si ibas a la hora adecuada, podías hacerte una paja pensando en todas las pollas y cuerpazos que habías visto durante tu dura sesión de entrenamiento.

Aunque ya se lo había dicho antes, Kurtis Wolfe recordó al encargado Paul Canon que arreglasen la sauna, porque le faltaban algunas de las tablas por las que se escapaba el vapor. No es que Paul no hiciera por mejorar su local, sino que le encantaba que ese tiarrón tan guapo y atractivo de ojazos azules se lo repitiera, porque era la única ocasión en que podía tenerlo muy cerca.

Esta vez se lo comunicó a punto de entrar a la sauna. Paul se esperó a que Kurtis se quitara el albornoz, pero el hombre resultó ser tímido y prefería quitárselo a solas. Eso no evitó que al darse la vuelta se le abriera por el centro. Paul alucinó con el paquete de ese tio. Por debajo se adivinaba un buen rabo que tenía colocado hacia abajo, casi dando la vuelta a los cojones.

Se escondió entre los maceteros para ver cómo se desnudaba y le siguió hasta la sauna, donde se puso como un mirón, aprovechando las tablas que estaban rotas, a observar cómo el tio se quitaba la toalla y empezaba a hacerse una paja. Paul se bajó un poco los pantalones, lo justo para sacarse el rabo y cascársela, intentando no gemir demasiado alto, pero la abertura era demasiado grande y Kurtis le pilló.

Si le hubiera pillado en frío le hubiera dado una buena, pero así en caliente, con las ganas que tenía de paja y ya puestos en faena, pasó una manita por el espacio entre las tablas y animó al chico a pasar la polla entre ellas. Al final el desperfecto terminó convertido en una suerte de glory hole por el que Kurtis se dedicó a manosear y chupar la verga al encargado antes de meterlo con él en la sauna.

Sentados en uno de los bancos, Kurtis terminó de jalarle el rabo y después se lo folló sin condón, metiendo su pollaza dentro de ese pandero en el que Paul había decidido mantener los calzones abiertos por el culo para darle un punto de morbo. Kurtis no se iba a ir sin lo suyo. Un tio tan guapo merecía ser follado. Paul tuvo que contener la leche en los huevos mientras se lo zumbaba, sobre todo cuando el guaperas se sentó sobre su tranca y empezó a saltar sin dejar de mirarlo con esos intentos ojos de color azul. Todo indicaba que esas tablas iban a quedarse un tiempecito sin arreglar.

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Romeo Davis se folla al chulazo Aiorass London a pelo y se corre encima de su cara | Tim Tales

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Con su mirada y apretando los labios, parecía que el chulazo Aiorass London le estaba retando y a Romeo Davis no había cosa que le pusiera más cachondo que aceptar un reto. Le echó una mano al cuelo, apretando lo justo para que tuviera claro quién mandaba en esa fiesta y se puso en plan macho a follarle, colando su polla enterita en el interior de su culo sin condón, machacándole el ano. Le daba tan fuerte que la pija de Aiorass y sus bolas rebotaban sobre su cuerpo haciendo aspavientos.

Cada hombre tenía sus encantos y el de Romeo residía en el grueso de su enorme verga a medida que se iba acercando al capullo. Aiorass se enganchó a ese magnífico y monumental rabo chupándolo sin descanso. Le encantaba mamar rabos así de grandes, como debían ser, amorfos y con un encanto especial que lo diferenciaban del rabo de cualquier otro tio que estuviera igual de bien dotado.

A Aiorass le gustaba abrirse de piernas ante tios así de machotes con pijas grandes. Él también tenía muchos encantos y uno de ellos era lo guapo que era y lo irresistible que se hacía para un tio hecho y derecho verle ahí despatarrado, desnudo, con el culo abierto, los brazos hacia arriba marcando biceps y enseñando la pelambrera de los sobacos.

Con semejantes vistas, Romeo se descontroló y le calzó toda su polla gorda entre las nalgas, sacándola y metiéndola por completo, llevando al límite a ese cabronazo que resistía las embestidas como un campeón. Se abalanzó encima de él y le metió caña haciéndole el amor, rebozando cara con cara, echándose el aliento y los gemidos de gusto el uno al otro, mientras a cada pollazo sentía cómo la minga rebotaba y le acariciaba el estómago.

Se deslechó encima de su linda cara, rociándole con un primer lechazo que le dejó puesta la venda en los ojos. Aiorass abrió la boca y sacó la lengua a tiempo para recibir los siguientes chorrazos de lefa que le dejaron la jeta blanca y llenita de semen para relamerse de vicio.

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