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Los polis Alex Mecum y Leo Louis dan de comer porra a Lev Ivankov, se lo follan a pelo y se corren sobre su bonita cara dejándola llena de leche | MASQULIN

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Era cierto que tenía la música un pelín alta mientras se preparaba la comida y también era cierto que Lev Ivankov tenía unos vecinos algo capullos y poco transigentes, pero ver interrumpida su fiesta personal por casi una patrulla de policía asaltando su puerta, le pareció algo demasiado exagerado como para ser verdad. En cuanto abrió la puerta, Alex Mecum, el poli más fornido y alto, puso su enorme zapato en medio para evitar que se cerrase. ¿Qué cojones calzaba ese tio? Tenía un tamaño de pie enorme.

Se dedicó a revisar su apartamento habitación por habitación como sí Lev tuviera alguna sustancia prohibida guardada en casa. Mientras, su compañero Leo Louis hacía de carabina vigilando a Lev en todo momento para evitar movimientos sospechosos o eliminación de pruebas. Y auqnue Lev no escondía nada, si acaso algún dildo y algunas revistas y cintas comprometedoras, ningún secretillo sexual que no tuviera cualquier hombre normal, empezó a temerse lo peor, porque esos polis iban a por todas y sospechaba que no saldrían por esa puerta a menos que les diera algo a cambio.

En cuanto su compi se largó al aseo a perseguir pruebas, Leo le extorsionó. Sólo había una forma de librarse de una noche entre rejas: hincar las rodillas y comer polla y si al poli malo se le antojaba algo más tendría que cumplirlo a rajatabla. Lev no tuvo problema en rebajarse. Como chico guapo que era, solían ofrecerle intercambios apetecibles en los baños, por lo que no se iba amedrentar ante dos polis. Se agachó y sonrió impaciente esperando a que Leo se bajara los pantalones. El tintineo del cinturón se escuchó por todo el piso.

En cuanto Lev comenzó a bajarle los calzones blancos de algodón y vio el nacimiento de una polla gordísima y enorme, se le hizo el culito pepsi cola. Mucho más al sacarla fuera toda entera. Era larguísima, un gigantesco pollón con sus pedazo huevos acompañando y fue un placer abrir la boca a tope para tragarse esa durísima polla que en un par de caladas se puso erecta ante su jeta.

Cuando Alex regresó del baño, la mamada estaba en su mejor momento, a punto de caramelo y a Leo no le dio tiempo a esconder lo que estaba pasando. El poli cazado. Lejos de amonestar a su compañero de ronda, Alex se unió a la fiesta, se descamisó destapando su espectacular y varonil torso fuerte y peludo y se sacó la verga por la bragueta, otra pipa descomunal. Lev, que estaba en medio y agachado, disfrutó de esas dos flipantes pollazas una frente a otra, gordísimas, largas, acojonantes, bien duras.

Les ofreció su culito y su boca para que la metieran y es que todos los polis buscan como fin meterla dentro. Les dejó hacerlo sin condón. Al principio no se pusieron de acuerdo, luchando por ser los primeros en penetrarle, pero luego formaron un buen equipo y le fueron dando por culo por turnos. Utilizaron sus porras y sus esposas, haciéndole preso de sus lustrosos rabos y liberándolo después, liberándose ellos también de la pesada carga de sus cojones, esa que llevaban deseando liberar desde que comenzaron la ronda de la mañana. Le dejaron a Lev el pelo lleno de gomina y la carita bañana en semen, más rica que cualquier dulce de leche de la pastelería de la calle de abajo.

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