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Gang bang al benjamín y mamadas de pollones latinos lecheros en la habitación de hotel | Latin Leche

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El plan para esa noche era o salir con los colegas buscando chavales sin saber si iban a terminar la noche metiéndola en un agujero calentito o alquilarse entre los cuatro una habitación de hotel sabiendo de seguro que entre los cuatro se podrían hacer un apaño chupando mingas y follando, así que, en vistas a que hacía frío y lo seguro siempre es un blanco fácil, terminaron en bolas en la habitación de hotel dando rienda suelta a las necesidades que, como hombres, tenían.

Puede que su novio se sintiera un poco celosillo, pero el benjamín del grupo tenía un hambre voraz de rabo y como los demás tardaron mucho, el amigo en común que tenían y él comenzaron la fiesta. El chavalín estaba tumbado en la cama, poniéndose las botas con ese rabaco largo, metiéndose la minga hasta la garganta y disfrutándola cuando el cámara llegó con una visita especial, su propio noviete. De parejas iba la cosa.

No tardó el nuevo invitado en tumbarse al lado del chavalito y besar su boca con olor a rabo. De hecho la habitación ya se estaba impregnando del aroma a hombre y estaban tan cachondos que entre el amigo y el novio del cámara empezaron a desnudar al chaval, a besarle, a meterle la mano entre las piernas, a colarle los deditos por la raja del culo hasta alcanzar su precioso y apretado agujerito.

Seguían sonando los gemidos, pero ahora apagados, porque el novio del cámara y el chaval tenían las bocas ocupadas mamando rabo. El benjamín estaba hecho todo un cabroncete y tenía bien claro lo que quería. Poco a poco se fue metiendo entre las piernas de su mejor amigo, con sus pelotas en la boca, alzándoselas con la lengua, dejando que cada cojón colgase por separado, cayendo sobre la comisura de los labios.

El hambre de pollla no se le iba ni de coña. Cuanto más olía a rabo, más ganas tenía. Se acomodó entre los dos tios y se dio un atracón de mingas mientas esos dos, que recién acababan de conocerse, intimaban con un buen morreo.

Llegó el novio. Lejos de ponerse celoso por ver a su chico con la boca llena de rabo, lo que se puso es cachondo y con ganas de unirse a la fiesta. Se desnudó y se puso de rodillas en la cama rodeando a su chico junto a esos dos tios. Ahora ya tenía tres rabacos para gozarse y uno de ellos lo conocía como la palma de su mano. El más gordo y grande de los tres, el de cipote grueso y descapullado, el que le hacía abrir el culo como nadie.

Se tomaron turnos para follarle la boca. El chaval tenía los morros llenos de babas. Cuando el cazador acercó la cámara, casi estuvo a punto de convertir ese cuarteto en una orgía a cinco, porque el sonido que se colaba por los altavoces, con el ruido de las mamadas, se la estaba poniendo dura. Sólo acertó a preguntar al chaval si quería que ahora esos tres se lo follasen a pelo. La respuesta estaba clara y espesa.

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Viktor Rom penetra a fondo y sin condón el culazo hambriento de Luciano More | Fucker Mate

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Sentados en la cama, no paraban de morrearse con muchas ganas. De momento el brazo de cada uno estaba apoyado en el muslo del otro, pero Luciano More alargó un poco más la mano y empezó a amasar el generoso bulto que se le marcaba a Viktor Rom en la huevera de los calzones blancos de marca. Viktor agarró la cara a Luciano con las dos manos, le preguntó si quería polla y sin esperar respuesta, porque era más que evidente, le metió un escupitajo a traición en toda la boca.

Se levantó, se puso de pie en el colchón dejando la entrepierna a la altura de la cara de Luciano. El rabo tieso tomaba forma a su libre albedrío, todavía dentro de los calzones, pero estaba clara la forma de esa tienda de campaña, con un buen pollón que empujaba el calzón hacia el frente y hacia arriba. Sin esperar a bajarse los gayumbos, Viktor se agarró el paquete y le golpeó con él en la jeta.

Aficionado a mirar cómo salen los rabos empalmados de los calzones, Luciano bajó la goma lentamente, arrastrándola por el mástil de ese cabronazo y empujando hacia abajo en el momento justo para ver salir ese pollón en todo su esplendor rebotando. Un pedazo rabo de veintidós centímetros y bien gordo se quedó cilimbreando delante de su jeta.

La miró con ojos de puro deseo, acercándose poco a poco, rozándola suavemente con los labios, sin saber por dónde empezar a merendársela. Viktor le ayudó a decidir al instante. Le agarró por la parte de atrás de la cabeza y le animó a metérsela entera dentro de la boca. Pocas pollas se la habían dejado tan abierta y le habían dejado tan saciado. Una vez dentro, fue a por todas y se comió todo el trabuco sorprendiendo al mismísimo Viktor que en un plis plas vio desaparecer su rabo dentro de la boca de ese chaval.

Tenía una boca grande y unos labios hermosos para descapullar pijas. El hecho de tener una cara atractiva y guapa, servía a cualquier macho como fantasía, creándole lechecita en la recámara de los huevos. Pa después. Qué rico cómo se le inflaban los mofletes cuando la desviaba hacia los carrillos, los sonidos guturales cuando se la metía hasta el fondo y la cantidad de babas que se quedaban colgando entre sus labios y la polla cuando se la sacaba.

Estaba dejando ese sable, o más bien un pedazo de cañón, bien brillante con sus babas, animado por Viktor que también echaba salivazos desde arriba y no paraba de soltar guarradas por su boca que le ponían más cachondo todavía, haciendo que ese mamón se convirtiera en un auténtico cerdo devorador de rabos. Viktor se tumbó en la cama y ese cabrón seguía enganchado a su polla, tragándosela entera, obligándole en ocasiones a recular cuando notaba el paso estrecho de su garganta.

La naturaleza era sabia y no sólo había dotado a un macho tan caliente como Viktor con una buena verga, sino que le había dado habilidades para abrir ojetes que pudieran resistir el paso de su maza. Una de sus habilidades era el lenguaje, capaz tanto de izar banderas como de dilatar agujeros. La otra era su lengua, con la que hábilmente y sin descanso se labraba a pico y pala, pico y pala, pico y pala, el hueco que se merecía.

Los tios llegaban a adorar sentarse encima de su boca, porque esa lengua experta les hacía sentir algo cercano a una follada, si bien la verdadera estaba por llegar. Luciano se puso de pie, apoyando una mano en una silla de madera y elevando la pierna hasta el borde de la cama. Su culo estaba preparado. Con tanta saliva que los dos se habían dejado encima, no haría falta ni lubricante ni condón. Viktor le metió la chorra gorda, notando cómo quedaba ajustadita pero entrando de puta madre.

Igual que cuando se la mamó y sintió su boca satisfecha, ahora que la tenía taponando su agujero de atrás, Luciano sintió que pocos hombres le habían dejado el hueco tan relleno. Sentir esa barra de carne perforando su interior le hizo gemir de deseo y adoraba el momento en que se la clavaba entera y notaba el roce de sus grandiosos huevos en el cachete del culo.

Las poquitas veces que se la sacaba del ojal para que tomara un respiro, Luciano percibía los movimientos de las paredes de su ano, palpitantes, incapaces de recuperar su forma original después de haber sido atravesadas por semejante trabuco. Sólo cuando volvía a tenerla dentro, completándole como hombre, se sintió como en casa de nuevo.

Miró hacia atrás con la cara ruborizada de tanto ajetreo. Vio a Viktor con su cuerpazo de machote empotrador, empujando sin descanso. Dirigió la vista a sus manos varoniles que le tenían apresado por las caderas. Cerró los ojos del gusto que sentía por tener a ese hombre dentro de su cuerpo. Se echó un poco hacia adelante para separarse de él y se ladeó para ver cómo salía de su interior ese pollón gordo, enorme y perfecto del que se estaba enamorando.

Para paliar la inestabilidad que sentía de pie, siendo azotado por una maza tan grande, Luciano se encargó de apuntalarse bien en la cama, con los codos y rodillas bien apoyados en el colchón, cuatro pilares y el culo al borde de la cama para que ese tiarrón se la metiera. Así ya estaba más preparado para aguantar sus embestidas que se incrementaban en potencia a medida que se le hacía más fácil surcar el interior de su ano.

Ahora podía notar en la espalda su cuerpo de macho encima, su respiración agitada, sus guarradas metiéndosele por el oído como si fuera el diablillo que le sugestionaba a hacer cosas pecaminosas. No había esta vez ningún angelito bueno intentando desviarle, sólo una vocecilla traviesa diciéndole que se abriera de piernas para dejarse atravesar por el trabuco de ese macho.

Sentado al borde de la cama, Viktor se quedó con la polla tiesa hacia arriba, esperando a que Luciano le hiciera una sentadilla y se clavara ese mástil. Luciano se puso de pie con cada pierna al lado de sus muslos y empezó a bajar, controlando el joystick con una mano y dirigiendo el misil hacia la entrada de su agujero. Antes de dejar caer el peso de su cuerpo encima y empalarse en esa jodida minga, se dio el gustazo de rebozar el cipote lustroso, caliente y suave por el contorno de su ojete, con el gustito que eso le daba.

Fue ese el único momento de tranquilidad, porque a partir de ahí todo fue tragar rabo, con Viktor agarrándole por las caderas e impulsando su cuerpo hacia arriba para hacer que se desplomase después ensartado sobre su polla. Entonces lo vio, mirando su cara, observando su sonrisa, el tio estaba utilizando todo su cuerpo para hacerse un buen pajote. Menudo crack.

Para entonces Luciano ya podía comerse esa polla entera, sentarse sobre las pelotas y saltar con garbo. Su ojete se había hecho al diámetro del pollón y lo tenía bien abierto. Viktor se puso en pie todavía penetrándole y se lo folló en volandas, los dos bien juntitos, rozando sus cuerpos calientes, unidos por culo y polla.

Después de follar tanto tiempo de espaldas, hacerlo frente a frente fue como descubrir algo nuevo. Luciano tuvo más cerca que nunca el cuerpazo de ese empotrador, encima de él, a un palmo. Sintió la potencia y el calor que desprendía, mientras se acomodaba y buscaba con la minga la entrada de su agujero. Lo encontró, vaya que si lo encontró, como si fuera un misil teledirigido con un objetivo claro.

Pasaba con la mirada de sus duros y fuertes pectorales a su cara, de su cara otra vez a su torso y del torso a la entrepierna, observando cómo empujaba con fuerza y se la clavaba. Luciano necesitaba espacio para cascarse una paja con esa polla dentro de él y en esa postura, los dos tan unidos, o reventaba friccionando su pene contra la barriga de ese cabrón o no habría forma.

Se puso a cuatro patas y se la empezó a menear mientras Viktor se la metía por detrás. Notó el gustillo recorriéndole todo el cuerpo, avisó a Viktor de que se corría y se deslechó la polla encima de las sábanas. Viktor se quedó un rato más penetrando su culazo hasta que sintió también las mariposas. Sacó la polla de su interior y se pajeó encima de sus nalgas, desperdigando toda su semilla, todo su semen por los cachetes de su culo y los muslos, masajeándolos para dejarlos brillantes, pegajosos y resbaladizos y observando esa maravillosa guarrada que había creado en apenas un instante.

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El jovencito rubio guaperas Connor Peters sorprende mostrando su gorda y gigantesca pollaza australiana | Bentley Race

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Un buen día el correo de Bentley petó. Un chavalito de Melbourne le había enviado montones de fotos y vídeos subidos de tono, haciéndose selfies el los baños del gym, con sus colegas, también partes de grabaciones en lo que parecían ser folladas en habitaciones de hotel. Cuando le llamó y le invitó a una sesión de fotos y para grabar unos cuantos vídeos, rezó porque no le hubiera mentido y fuera mayor de edad.

Connor Peters tenía 21 añitos, pero por su carita aparentaba apenas diecisiete. Unos ojazos azules derritieron a Bentley por dentro cuando le abrió la puerta de la habitación donde harían las fotos. Pelazo rubio, la frente todavía mostrando signos de pubertad, con algunas espinillas aisladas, brazos largos, piernas largas que hacían intuir a Bentley por dónde iban los tiros de su miembro viril.

Para ser tan jovencito, el cabrón tenía un señor cuerpazo, atlético y delgadito. Le sorprendió lo rápido que se quitaba la ropa en presencia de desconocidos. De hecho en apenas unos minutos ya lo tenía sobre la cama, con apenas una camiseta blanca cubriendo su torso y el muy pillín escondiendo sus vergüenzas detrás del un balón de fútbol.

No tardó en retirar la pelota. Se alargaba la picha bien larga con una mano, tirando del pellejo del capullo hacia abajo. Parecía de chicle y daba de sí que era una maravilla. Cuando la dejó suelta, Bentley se puso tan nervioso que accionó el disparador varias veces seguidas perdiendo el control. Hasta estando de rodillas, Connor tenía la polla tan larga que le llegaba casi hasta rozar el colchón. Una vena gorda le recorría la parte superior del pene semierecto y el pellejo le recubría un cipote grueso que no podía disimular ni con todo ese pedazo de carne encima.

Si Bentley creía que lo había visto todo, estaba muy equivocado. Connor comenzó a jugar con su rabo metiéndolo por la parte baja de su camiseta. Cuando se la sacó, el cabronazo enseñó una polla gordísima, gigantesca, firme y erecta apuntando hacia arriba. Y a pesar de haberle crecido tanto, el doble en tamaño y grosor, el glande todavía quedaba recubierto por la capucha, aunque enseñando ahora un poquitín la raja del cipote.

Con qué gusto se la habría cogido con la mano haciéndole una pajilla hasta que se corriese en su puño, pero decidió dejarlo para después. Le prestó un fleshjack. Ahí fue cuando le vio por primera vez el cabezón del cipote, gordísimo, rosáceo, imponente, rozando los labios del puto cono de goma, cuando se retiró la piel del pellejo dispuesto a penetrarlo. Mientras esa pedazo de polla destrozaba el interior del fleshjack, Bentley sentía como si se la estuviera metiendo por el culo. Juraría que mojó los calzones cuando Connor la sacó del interior, brillante y mojada, todavía más dura y grande que antes si es que eso era posible.

VER A CONNOR PETERS EN BENTLEYRACE.COM

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El brasileño Victor Ferraz se folla a saco sin condón al venezolano Adango y se pajea sobre su cara | Tim Tales

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Musculoso, guapo y muy pero que muy bien dotado, cuando los tios iban buscando tema por la zona de cruising en los callejones de la gran ciudad y se encontraban con Adango, a menudo terminaban de rodillas comiéndole su enorme trabuco de veinte centímetros, pero no uno cualquiera, sino uno de proporciones exageradas, tan gordo que cuando uno miraba hacia arriba a la cara de su dueño mientras se la estaba mamando, se preguntaba cómo un tio de esa complexión podía tener esa verga colgando entre las piernas.

Pero dar de comer rabo y taladrar culos de chavales hambrientos, no era lo que más le molaba a Adango. Cuando un tio le gustaba demasiado, le cogía por los pelos antes de que cogiera la postura de mamador, le daba la espalda y se bajaba la parte trasera del pantalón del chándal, dejando la goma a la altura de la parte alta de sus muslos y dejando que se lo follaran. Cuando daba con tios guaperas heteros curiosos como Victor Ferraz, eso era un no parar, un puto vicio.

Con chulazos así experimentaba lo que era comerse una buena polla. Repasaba una y otra vez sus lujosas vergas metiéndoselas en la boca y degustándolas con sus exquisitos labios, preñándolas en saliva, ordeándoles el rabo. Victor sabía cómo darle pija. Primero le dejaba un rato chupar a su ritmo, acostumbrarse al tamaño y cuando ya la tenía bien embadurnada en babas, le agarraba con las dos manos por detrás de la cabeza y le follaba la jeta hasta atragantarle.

La rabia que se apoderaba de su enorme polla no se saciaba y entonces se la metía por el culo, sin condón, toda tiesa, durísima, abriéndole un buen boquete en el ojal, desmelenándose, follándoselo como un puto animal descontrolado, con toda esa barrena entrando y saliendo entera de su agujero, apenas lubricada por el sabor de sus babas.

Así le gustaba a los tios heteros curiosos que se cruzaban en su camino, siempre por detrás, encantado de ser el recipiente de esas enormes pollas que sus chicas no les dejaban meter por la parte de atrás. Su culo tragón estaba disponible para todas ellas. Cuando se lo follaba por delante, Victor no le miraba a los ojos directamente, siempre con la mirada fija en su rabo penetrador, pero Adango sí se fijaba en él y mucho. Le ponía hyper cachondo ver a ese chulazo en plena acción, desnudo, invadiendo su cuerpo con su larga lanza, admirando sus trabajados abdominales.

Después de hacer la guerra, tocaba uno de los momentos que más le molaban, degustar el amor que salía por su polla, acomodar la cabeza encima de su barriga mientras Victor se pajeaba rebozándole los dedos del puño pajeador y la minga por toda la jeta hasta que los escupitajos de lefa le cubrían por completo, directos hasta sus fosas nasales, disparándole a los ojos. Con la cara impregnada del jarabe de ese macho, Adango se retiraba como un animal herido y manejaba su propio fusil, relamiéndose las heridas y disparándose encima.

VER A VICTOR Y ADANGO EN TIMTALES.COM

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El poli Damon Heart se folla a pelo los culazos de los ladronzuelos Pietro Duarte y Ethan Chase | MASQULIN

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Pietro Duarte y su compinche Ethan Chase jamás imaginaron que esa tarde, en la que perpetraron un pequeño robo vandálico de poca monta, terminaría con ellos dos en un puto garaje abandonado, obligados por un poli de barrio llamado Damon Heart, a comerse los rabos y follar.

El hijo de puta les tenía bien agarrados por los machos y con esa cachiporra colgando del cinturón y la pipa a la altura dle bolsillo, cualquier ano le hacía caso. Les sentó en un banco, se abrazó a ellos y entre casi susurros, en voz bajita, les dijo todo lo que quería que hiciesen para él. Que Pietro estaba más rico que un quesito no hacía falta ni decirlo y por eso fue a él al primero que le propuso enseñar la pija.

Quería verle desnudito, ver cómo su compañero le comía la polla morena hasta dejársela tiesa, pasearse alrededor de ellos mientras se le ponía dura y aprovechaba para rozar con su mano el bonito y redondito trasero de ese guaperas. Damon había descubierto hacía tiempo la forma más fácil de hacérselo con tios que ni por asomo se hubieran enrollado con otro hombre. El uso de su autoridad se la ponía morcillona.

Como primer plato se folló a pelo el culo y la boca de Ethan. Cuando pillaba a dos, a menudo se follaba primero al que le gustaba un poco menos, recreándose la vista y congeniando con miradas y roces con el otro tio al que realmente deseaba dar la propina de sus huevos. Con el pito bien duro a punto de reventar, puso a Pietro a cuatro patas sobre el banco y se la metió sin condón por ese culazo que era la puta hostia.

Tan musculoso, tan guapo, deseaba meterle la polla hasta los huevos, mirando cómo se llenaba la boca del rabo de su compañero hasta atragantarse. Tomó un respiro dejando que Ethan petase el culazo de su compi ladronzuelo, pero se arrepintió cuando tuvo esa boquita guapa y el bigote rozando la piel de su pene. Sin poder contenerse, puso a los dos de rodillas, se masturbó soltando una fuente de chorrazos de leche y les hizo acercar sus bocas para darles de beber. Les dejó irse de nuevo en la furgo, con la mercancía robada a cambio de dejarles los morros llenos de leche de poli.

VER PULLED OVER EN MASQULIN.COM

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Tim Kruger se folla en culazo de Bishop Black sin condón | Tim Tales

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El apetito que despierta un tio negrazo al desnudo es incomparable, sobre todo si está mazao, tiene buen culo y le cuelga una minga entre las piernas de estas que te dejan loco, larga, gruesa y algo dobladita. Por norma, tios como Bishop Black tienen comiendo de la palma de su mano a cualquiera, pero Tim Kruger no es cualquiera, porque el tiarrón tiene una trompeta que nada tiene que envidiar a cualquier tio de color.

Sí, lo normal hubiera sido que Bishop estuviera metiendo su pollaza en un buen culo, pero no, ahí está, con una pierna en el suelo y la otra doblada sobre el colchón, con el culo abierto de par en par, dejándose follar sin condón, recibiendo una soberana polla que alimenta a tope su precioso, suave y redondito culazo de piel oscura.

Tim le tiene totalmente relleno de rabo, le coge por el vientre y no ve el momento de sacar la polla de ese agujero tan caliente y apretado. Cuando por fin pueden mirarse a la cara, Bishop sonríe y le acaricia el muslo derecho, animándole a meter toda esa barra de carne dentro de su interior. El cabronazo es capaz de tragarse todos esos centímetros de placer sin inmutarse.

Tim se da el gustazo de ver a Bishop empalado sobre su polla erecta, de notar cómo una pollaza negra con sus generosos huevos se rebozan alrededor de su ombligo mientras salta y se la clava, mientras le masturba el palote con ese culazo que da gusto. Bishop se corre encima mientras aún se lo está follando a pelo. Tim saca la polla de su agujero y se la camela hasta dejarle el poso de sus mecos blancos y espesos sobre los abdominales de ese cuerpazo del deseo.

VER A TIM Y BISHOP EN TIMTALES.COM

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El chulazo guaperas Tommy se desnuda y se masturba su grueso y venoso miembro viril | Chaos Men

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Mi nuevo novio Tommy tiene muchos atractivos y sinceramente, no sé cuál me gusta más. El primero es obvio y me pone la polla tiesa. Cuando me mira, me lanza esa media sonrisa en su cara guapa, con ese pelazo, se me sube de repente. Al cabronazo le sienta bien todo, sobre todo esas camisetas que sin estar muy ceñidas, le remarcan sus fuertes y voluminosos biceps.

Sabe que me vuelve loco cuando lo hace, lo de comportarse como un stripper me refiero. Entonces se levanta la camiseta por un lado. Veo su línea inguinal, perfecta, y me pongo malo. Cuando todavía no me he repuesto, se la sube un poco más y me deja ver sus espectaculares abdominales. Con lo que me gusta agarrarme a ellos cuando me siento encima de su polla y le cabalgo. Me traen tantas buenas sensaciones.

Lo vuelve a hacer, otra de esas tantas cosas que me gustan de verlo semi desnudo. Alza los brazos y se los pasa por detrás de la cabeza. Cuando veo sus anchos biceps y sus sobacos, la fragancia a macho inunda mis napias de una forma que me hace perder el control de mi ser convirtiéndome en un auténtico cerdo que lo único que quiere es ser poseído por un buen macho, de cualquier forma que se le antoje.

Todavía le queda por mostrarme la flor de su secreto, esa cosa con la que me da tanto placer. Se baja los calzones rojos, los que le traen suerte. Descubre el vello en sus partes. No es un bosque demasiado frondoso, pero tiene bosque y eso me gusta. mejor el tronco del árbol, ahora dormidito y campaneando entre sus piernas, ligeramente doblado por la parte de la punta, el lado hacia el que yo sé que le gusta carga su herramienta.

Se la miro. El cabronazo la tiene larga, pero yo sé hasta dónde puede llegar, porque cuando me la meto en la boca y se la chupo, cuando me la mete a pelo por el culo o cuando le pillo pelándosela en la cama, sé que esa minga es apenas un atisbo del trabuco que se gasta cuando se le pone dura, convirtiéndose en un pollón magistral, bien gordo, venoso y robusto.

Creía que lo había descubierto todo de él, hasta hoy. He llegado de trabajar. Me lo he encontrado en la cama, desnudo, empalmado, viendo en la tablet un vídeo de tios follando. Me ha mirado, se ha relamido los labios y se ha abierto de piernas, invitándome por primera vez a probar el calor de su ano. A todos los que estáis leyendo esto, creedme que me lo voy a follar. Le voy a preñar hasta que el semen de mis cojones le resbale por la raja del culo y empape las sábanas.

VER A TOMMY EN CHAOSMEN.COM

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Orgía a pelo entre 10 machos: Allen King, Michael Lucas, JJ Knight, Max Arion, Colton Grey, Manuel Skye, Ruslan Angelo, Hunter Smith, Jeffrey Lloyd y Dakota Payne | Lucas Entertainment

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Estaban todos tan salidos que no habían durado ni un segundo con los pantalones puestos. Entre los más jovencitos, que veían cómo las puertas del paraíso de las fornicaciones se abría ante sus todavía impresionables ojos convertida en unas vacaciones en una mansión de lujos llena de tios con total libertad para hacer de todo, y los más veteranos, que dejaban atrás rollos y complicaciones, ante la premisa de vivir una segunda juventud a manos de esos alegres chavales, fue tras pasar la puerta principal y Allen King, Michael Lucas, JJ Knight, Max Arion, Colton Grey, Manuel Skye, Ruslan Angelo, Hunter Smith, Jeffrey Lloyd y Dakota Payne se abandonaron a los irresistibles placeres de la carne.

Escuchar cerrarse la puerta a sus espaldas, fue como entrar en otro universo. Allen, Colton y Dakota, tres de los más jovencitos, se miraron entre ellos. Estaban pensando en lo mismo. La paja de bienvenida no había quien se la quitara a ninguno de los tres, pero no iban a irse al baño a cascársela, sino que allí, sin nadie que les cortara el rollo, se la menearían en compañía, se mamarían las vergas y harían todo tipo de guarradas.

Manuel ya estaba en casa. Escuchó el jaleo en el recibidor. Se le puso bien dura viendo a esos tres zagales retozando y calentando los cojines, sus jovenzuelos culetes, sus largas pollas llenas de deseo. Se acercó con la polla en la mano y se pinchó a Allen, llenándole el ojete con todo su grueso miembro. La sorpresa de Allen fue mayúscula cuando miró hacia atrás y vio a ese daddy fornicador perforándole con su enorme herramienta. Sus dos amigos ni se habían enterado todavía, enfrascados como perros en olerse los culos.

Parecía que no eran los únicos que se habían dejado llevar por sus impulsos sexuales nada más aterrizar en la casa. Dakota se dio un paseo y descubrió que en el salón, frente a la chimenea, el ambiente estaba igual de caldeado. Se unió a ellos. Jeffrey y Hunter cruzaban sus cuerpos tumbados sobre el sofá, con las piernas bien abiertas. Dakota se benefició a Jeffrey admirando cómo rebotaba sobre su cuerpo su gorda y fornida polla mientras Max hacía de Hunter un auténtico hombre.

Perdieron la noción del tiempo. Poco a poco fueron llegando los que faltaban. Michael, JJ y Ruslan se unieron a la fiesta y terminaron los diez machotes follando juntos en algún lugar de esa mansión del vicio, sin condones, metiendo sus barras en culos deseosos y calientes, rellenándose la boca de rabos, besos y lefa, decorando rajitas de culos tragones con el esperma de sus pelotas, sin dejar un solo cojín lleno de sudor, babas y rastros de lefa.

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Vadim Romanov se folla sin condón al chulazo guaperas venezolano Kike Gil y se corre depositando toda la lefa en su boca | Fucker Mate

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El tio era puro morbo y se la estaba poniendo bien tiesa ahí abajo. Ese pelazo desordenado, esa barba descuidada de pelazos negros que le bajaba por el cuello y que casi se juntaba con el denso vello de su fornido torso. Y cómo besaba el cabrón, con pasión y ganas. De reojo, Vadim Romanov miró su pendiententito de plata, rebotando en su oreja, su sonrisa de dientes blancos.

Ese venezolano le tenía completamente hechizado con sus encantos. Kike Gil le cogió del paquetón, le guiñó un ojo y, por primera vez en mucho tiempo, el ruso sintió que no tenía el control de lo que estaba a punto de suceder. Le cogió las nalgas como dos balones con ambas manos. Igual de peluditas que el resto del cuerpo, se las cacheó y las hizo rebotar, metiéndole la parte trasera de los calzones por la raja. A ver si comía rabo igual de bien que besaba.

A Vadim no le daba para calzones. Tenía que dormir sin ellos, a riesgo de levantarse cada mañana con un buen agujero en la huevera. Estos que llevaba ahora puestos estaba a punto de romperlos con la minga, que durísima y enorme, empujaba la tela hacia abajo y hacia adelante luchando por salir. El color carne de la polla ya se adivinaba bajo los poros azules de algodón.

Kike se la empezó a comer antes incluso de sacársela, dejando el poso de sus babas en los gayumbos. Tiró hacia abajo, descubriendo poco a poco esa grandiosa barra de carne, tan grande y dura que desplazaba ambos huevos hacia los lados, lamiéndola con la lengua, comiéndosela con los ojos. Salió rebotando, chocando contra sus fosas nasales. Kike sonrió, miró al dueño de esa gigantesca pija y la paseó sobre sus labios.

Aprovechó que le estaba adorando los huevos para fostiarle esa cara guapa a pollazos. Menuda lengua hábil, qué labios tan jugosos y qué bueno que estaba. Vadim notó cómo los huevos retrocedían y estaba seguro de que le había dejado un pequeño regalito por adelantado a ese guaperas dentro de la boca. Cuando se sentó en la cama y dejó que le dominara la polla a base de paja y mamada, sintió la imperiosa necesidad de correrse en su cara, pero aguantó porque todavía tenía un duro trabajo por delante con ese culazo que presentía sería uno de los mejores que iría a follar nunca.

Dura, venosa, enorme, a punto de reventar, su pollón quedaba de puta madre entre sus labios, rellenándole la boca de rabo, sobre su atractiva jeta. Lo atrajo hacia a él y empezó a deleitarse con el tacto de su rosáceo ojete frotándole duro con el dedo índice, intentando penetrarlo. Apretadito, suave, muy caliente. Tenía a ese mamón donde quería, rendido a los placeres de un buen mástil, tumbado sobre su pierna, notando el calor de sus huevos y su rabo en el muslo.

Tenía tanto que explorar de ese machote. Tumbó a Kike sobre la cama, buenorro, musculoso y bien peludo. La cabeza justo al borde de la cama. Le metió la polla por la boca y mientras lo hacía le ponía una mano en la garganta, notando cómo su nuez bajaba y subía dejando paso a su herramienta de placer. Después se hizo unas flexiones dirigiendo de nuevo la tranca hacia su cara y le folló la boca, dándole unas cachetadas para comprobar que se la estaba tragando entera y que no la escondía entre sus mofletes.

Le encantó ver que no se amedrentaba ante el tamaño de su rabo, que sacaba la lengua esperando paciente el momento en que el cipote la rozaba. Vadim fue en serio. Dejó caer el peso de su cuerpo con la intención de enchufarle los veintidós centímetros de polla hasta el fondo. Por primera vez Kike no sonrió, concentrado, invadido por ese palo duro y caliente, aguantando la respiración mientras algunas lagrimitas comenzaban a brotar de sus ojos.

Aunque no llegó a tragársela entera, se había comido un buen trozo. Vadim se la sacó y la dejó reposando sobre los pelos de su barriga. Le echó desde arriba un par de salivazos directos a la lengua bañándosela de blanco. Los dos imaginaron que era lefa. Vadim bajó y le relamió la lengua de un lametazo. Volvió a hacerlo. No veía le momento de hacer que la saliva se convirtiera en leche.

Lo había saboreado con el dedo y ahora tocaba verlo de cerca. Kike tenía un culo de pro, envidiable, perfecto. Peludito pero con la raja suave y rosácea. Algunos tios se contenían cuando otro hurgaba en su puerta trasera, pero Kike dejaba fluir todas las emociones que le transmitían los dedos y la lengua de Vadim explorando su caverna.

Grititos, bufidos, meneos de cabeza, el palpitar del ojete. Kike se iba desahiendo poco a poco a medida que Vadim le trabajaba el trasero. Vadim estaba deseando ver cómo reaccionaba ese cabrón al tener toda su pipa dentro. Mojó el cipote en la saliva que acababa de dejarle en el agujero e hizo fuerza con el culo intentando penetrarle. El cipote se amoldó al estrecho hueco y finalmente entró, sin condón.

Empujó un poco más dejándole el puro dentro y se quedó quieto, mirando la cara y las reacciones de ese tio buenorro. Primeor boca abierta de sorpresa por ser perforado por algo tan grande, después una sonrisita de vicio, como esas que sólo salen después de correrte, seguida del ceño fruncido y dientes apretados mordiendo el labio inferior, una señal inequívoca de gusto extremo.

El agujero ya estaba hecho y ahora tenía que labrarlo antes de plantar la semilla. Entraba tan ajustada que tenía que andar con tiento, a riesgo de correrse antes de tiempo. A diferencia de con su boca, por el culo se la tragaba entera. Al sacarla del culazo caliente, notaba cómo la piel alrededor de la entrada de su ano salía con la polla y le daba un gusto extra. Le encantaba tener esa tranca tan larga para dar a los tios unos buenos masajes anales como ese.

Así como le tenía ahora, arrodillado y casi hecho un ovillo en el reposabrazos del sofá, estaba perfecto, marcando musculitos, pero Vadim, que era un tio arriesgado y valiente, necesitaba ver a ese maromo saltando sobre su pinga, tener su cuerpo cerca, notar su aroma, su aliento, su calor, toda su virilidad. El gustazo de ver la cara guapa a ese chulo, tan cerca, desnudándole con la mirada, notar el calor de su rabo y sus pelotas apretados contra su estómago, desviar un poco la mirada hacia abajo y ver todo ese cuerpo musculoso y peludo hecho para el placer. Vadim tenía ya la escopeta bien cargada.

Un ratito para calmar las ganas de correrse no le vendría mal. Como si fuera consciente de lo que ponía a los tios, Kike le dio ese merecido respiro, pero para ofrecerle un plato de degustación exquisito. Le dio la espalda, se clavó la polla por el culo, encorvó la espalda hacia adelante y empezó a menear el trasero hacia arriba y hacia abajo haciéndole una gayola, comiéndose el miembro hasta los huevos, dejándolo ahí un ratito y contoneándose de vicio, completamente empalado.

De nuevo el reposabrazos, perfecto para follar porque a Vadim le quedaba a la altura perfecta para estar de pie. Kike puso el culazo encima, bocarriba, abriéndose de piernas, llevándolas hacya los pectorales. Vadim echó un salivazo desde arriba dejándolo caer en su rabo, mojó el pollote como si fuera un pincel a la entrada de la témpera de su culo y le fue encasquetando la polla centímetro a centímetro, dejándole sentir todo ese pene grueso y cilíndrico.

Después de habérselo estado follando durante varios minutos, esa nueva postura les proporcionó a los dos las mismas sensaciones que al principio, como si fuera la primera vez que se la estaba metiendo a pelo. Otra vez la boca abierta, otra vez esa sonrisa de gusto, otra vez el ceño fruncido, los dientes mordiendo el labio inferior. Kike alzó las manos y se cogió a las de Vadim. Los dos se estaban sintiendo, unidos como uno solo.

Kike no aguantó más. Se hizo un pajote mientras Vadim todavía le estaba crujiendo el culazo y dejó salir su esperma a presión, soltando seis chorrazos de altura, regándose toda la pelambrera de su torso. Vadim siguió jodiéndole el ojete, pensando dónde le gustaría correrse, pero parecía tener claro que para ese primer encuentro lo justo era hacerlo en su jeta guapa.

Se pajeó la polla encima de su cabeza. Kike estaba con la lengua por fuera, esperando. A Vadim le vino rápido la inspiración divina, viendo ese cuerpazo peludo y musculado esperando su semilla. No le fue fácil dirigir el mango entre tanto gusto, pero lo inclinó a tiempo para soltarle unos buenos chorretes espesos de esperma dentro de la puta boca, por sus labios, por la comisura. Kike se lo comió todo, sacó la lengua para atrapar hasta la última gota de lefa y se relamió.

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La Familia Polla: Jake Nicola y su colega Jesse Zeppelin se follan a pelo a Ryan Evans corriéndose dentro de su boca y metiéndole una jugosa y abundante preñada por el culo | Family Dick

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Tenemos que hablar. Es lo único que le dijo. Vaya, parece que iba a haber una reunión familiar. Ryan Evans vio a su padre Jake Nicola todo serio en el sofá del salón junto a su amigo. “Este es Jesse Zepelin“, le presentó. Se dieron la mano como caballeros, pero Ryan detectó en su mirada algo que le hizo pensar que la mano no sería lo único que esa tarde terminaría agarrando de ese hombre.

Le sentaron entre los dos y su padre le pasó un brazo conciliador de colega por detrás del cuello para que se sintiera com entre amigos. “Mira hijo, creo que ya va siendo hora de que hablemos de este tema. Ya sabes, de chicas, de chicos, de esas cositas que se hacen”– dijo tragando saliva y haciendo pausas, algo avergonzado por tener que intentar esconder ciertas palabras tabú.

He visto las fotos que tienes en el móvil– continuó, haciendo que a Ryan se le dispararan las pulsaciones por lo que estaba a punto de escuchar.- Hombres desnudos de la edad de papá. Y… he pensado que si eso es lo que te gusta, para que descubras si eso es lo que te gusta… me he traído a mi amigo. Para darte entre los dos un poco de cariño, sólo eso.

Estaba tan cuqui hablando así, intentando contener lo que verdaderamente quería decir, que entre él y su colega querían hacer con él un sandwich, meterle los rabos y follárselo hasta desvirgarle el último centímetro de su ano. Se lanzó su boca. No es de recibo querer tanto a un padre, pero Ryan veía al suyo como a un amigo especial, como si fuera el entrenador buenorro del instituto, fuertote, masculino y con el que todos los chicos y todas las chicas sueñan en a soledad de sus habitaciones mientras se hacen dedos y pajillas.

Mientras se fundía en un beso con su padre, el amigo empezó a sobarle los muslos. Notó sus manos grandes y calientes. Giró la cabeza y lo besó. Los dos se quitaron las camisetas dejando al descubierto sus torsos voluminosos y se enzarzaron con el, besándole sin parar, respirando el aroma de su cuello como un par de vampiros sedientos.

Llegó la hora de la verdad, de descubrir si esos hombres con los que fantaseaba y con los que se hacía pajas mirando sus fotos, era lo que realmente le gustaba. Papá y su amigo se pusieron de pie enfrente de él. Hasta ahora Ryan sólo había visto los cuerpos desnudos de hombres de esa edad en los vestuarios de la piscina, pero siempre con las pililas flácidas. Ahora estaba a punto de ver un par de penes bien empalmados.

El primero en bajarse los pantalones fue Jesse. Junto con los vaqueros arrastró los calzones rojos que llevaba y su rabo tieso salió disparado como un resorte. La tenía mirando hacia la izquierda, todavía conservando la forma de plátano que la presión de los calzones le había dejado encima. Su padre fue más sutil, sacándosela de los gayumbos negros de pata como si fuera a mear. La tenía empinada hacia arriba.

Ryan cogió la de su amigo con la mano y la pajeó, pero la primera que le apetecía probar esa la de su padre, que a fin de cuentas, era quien le había creado con esa pedazo de pija gorda. Le chupó la verga consciente de que él había salido de ese trabuco. Era una sensación realmente extraña. Para no pensar demasiado, viró la cabeza y mastrubó con los labios la pija de Jesse.

Tras un ratito mamando una y otra, estaban bien duras. Por encima de su cabeza, mientras él se alimentaba con los rabos, su padre y su amigo se daban el lote besándose. Ryan no se lo recriminó. Le parecía bien que su padre, ahora separado, tuviera derecho a reconducir su vida como le diera la gana. Y si eso implicaba acostarse con hombres y disfrutar del sexo, para él estaba bien así.

No hacía falta decir que, entre los dos, el que tenía más derechos sobre el culo del hijo era el padre. Ryan se puso a cuatro patas todo lo largo que era en el sofá, comiéndole el miembro a Jesse. Su padre no paraba de sobarle el culo con las manos, de relamerle la raja con la lengua, de acariciar con la punta el agujero inmaculado y virginal a la vez que le restregaba toda la barba por los cachetes.

Con el culo ya preparado y lleno de babas, esperó el momento en que su padre le convirtiera en un hombre. Pero no ocurrió como lo había imaginado. Jake obligó a su hijo a darse a vuelta y a comerle la polla. Le guiñó un ojo antes de ponerle a comer rabo. Qué pacto tenía su padre con ese amiguete cabrón lo desconocía, incluso le excitaba pensar en teorías. Ryan fue obediente, puso su culo en manos de ese desconocido y perdió la virginidad en el momento en que la polla dura, gorda y desnuda de ese hombre penetró su excitado ojete.

Abierto el hueco, entre los dos le dieron la vuelta y su padre continuó la tarea. Pocos chavales de su intituto, quizá ninguno, podía presumir de haber sido desvirgado por su padre y un amigo en su propia casa. Ryan miraba hacia atrás y se ponía cachondo perdido, mirando el torso fuerte, los brazos grandes y peludos de su padre, viendo cómo empujaba con su trasero para meterle una y otra vez la polla dentro del culo y sin condón.

Ryan concentraba todo ese placer en la polla de su colega, masturbándole el rabo al estilo tornillo con una mano y mamándosela sin parar. Tuvo que haberlo hecho bien, porque apenas unos minutos después, el pollón se hinchó dentro de su boca, Jesse se llevó las manos a la cabeza, gimió como un animal y comenzó a correrse dentro de su boca.

Un líquido lechoso salía de entre los labios de Ryan, dejando toda la polla mojada. No paró de chupar de lo rica que estaba. Jesse terminó de dar espasmos. A sus gemidos le siguieron unas risas de placer. “Vaya putita has criado, pedazo cabrón, le he inseminado toda la boca– pronunció sin cortapisas.- Vamos, préñale ese culito tan rico“. Sus palabras provocaron una reacción inmediata en su padre, que con la verga todavía penetrándole el culo, se lo preñó y empezó a escupir su semen dentro de él, con tanta potencia que cuando le sacó la polla todavía le metió algún trallazo en el ojete y no paraba de rezumar la leche hacia afuera desde su interior.

Nota: Las imágenes, el vídeo y el texto reflejan una obra de ficción. Los actores no tienen ninguna relación de parentesco real.

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El segurata Alex Mecum penetra sin condón el culazo de Paul Canon en el almacén de la tienda de alimentación y se corre en su cara | MEN

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Desde que Paul Canon entró con la gabardina en el súper, Alex Mecum y su colega policía no le quitaron ojo, más que nada porque nadie se paseaba por ahí con abrigo a casi veinticinco grados de temperatura. Le pillaron in fraganti. Un pepino, una banana, un pimiento largo, una berenjena. Alex no hacía más que sacarle objetos largos de los pantalones, hasta que llegó a uno que no pude sacarlo porque formaba parte de su cuerpo.

Y es que después de dejarle casi en bolas, con tanto cacheo el chaval había empalmado y el bulto que ahora se le formaba bajo los pantalones recorriendo desde la bragueta hasta el bolsillo, no era otro plátano, sino su polla, que se había puesto bien dura en presencia de esos polis macizorros. Al descubrirlo, Alex avisó a su compañero de que se fuera, porque estaba acostumbrado ya a lidiar con esas situaciones.

Estar buenorro, tener una buena minga y haber cometido el desliz de follarte a un zagal en los baños públicos del supermercado en una tarde de calentón es lo que tenía, que los rumores corrían como la pólvora y a menudo acudían chavalitos así en busca de comida rápida llamando su atención para ser detenidos y probar la porra del segurata en todo su esplendor.

Según le estaba esposando por la espalda, Paul le pidió que le follara la cara. Alex, que a pesar de su apariencia de hombre serio era un puto salido, trempó en cuanto se lo dijo, puso al chaval de rodillas y se sacó la chorra mirando que su colega no estuviera cerca. Paul chupó con ansias esa pija enorme, dura y caliente. Era incluso más grande de lo que había escuchado. Estaba tan rica que el hambre le hizo empalársela por la garganta.

Paul se levantó, dio la espalda al segurata y se inclinó sobre un carrito de la compra que había por allí. Menuda le ngua tenía el cabrón del poli, se le daba de lujo comer culitos, con la puntita húmeda recorriendo toda la abertura del ojal, haciendo desear a los chavales tener algo grueso y contundente dentro. Se lo dio, le enchufó la polla entera sin condón. Gemía tan alto que se lo llevó al almacén, donde acabó follándoselo por el suelo, penetrando ese culito tan suave y aterciopelado.

Fama de dotado pero también fama de lechero, a Paul no se le olvidó que el final de ese encuentro tenía que acabar como espectador en primera línea. Necesitaba ver con sus propios ojos y de cerca si era cierto eso de que la porra de ese poli al correrse se convertía en una fuente de proteínas de altos vuelos. Lo comprobó de primera mano, sonriente mientras los mecos calentitos resbalaban por su cara.

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Tayte Hanson regresa follándose a pelo a Nico Leon | Cocky Boys

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Había pasado de la calle a la fama en cuestión de semanas. En una entrevista que le hizo una famosa cadena de televisión, Nico Leon recordó todo lo que no tenía, cuando sobrevivía de ganar combates de boxeo callejeros en tugurios de mala muerte. Ahora era una estrella del cine y lo tenía todo. Una lujosa mansión en Hollywood, dinero y poder.

Pero había una cosa que apenas había cambiado en su vida, sólo el lugar. Antes acudía a moteles de carretera para hacérselo con los tios, ahora tenía la suerte de poder invitarles a su cama, limpia, grande y lujosa. Estaba conociendo a Tayte Hanson, un chaval rubito muy guapo. Le encantaba despertar por las mañanas a su lado, retirar las sábanas y darle lo que quería.

Se quedaba bocabajo sobre le colchón, separando ligeramente las piernas. Tayte se ponía de lado a mirar su cuerpo y a pajearse poniéndosela dura. Cuando ya la tenía considerablemente tiesa, se ponía de pie en la cama, hacía una sentadilla sobre su trasero pronunciando el pollón hacia abajo y le penetraba el culo sin condón con su enorme barra caliente.

Adoraba la pasión con la que lo besaba, cuando le cogía de la cabeza y apretaba hacia abajo para que le chupara la polla. La tenía larga y gorda. Jamás se acostumbraba al tamaño de su miembro. Le encantaba chuparlo un buen rato y después sentirlo en sus entrañas. Tayte sabía poseerlo como nadie. Nico se ponía de rodillas y él se la metía por detrás, con fuerza, tapándole la boca para que no gimiera alto, como si alguien pudiera escuchar en una mansión tan grande donde sólo estaban ellos dos gozando del follaje de la fama.

VER A TAYTE Y NICO EN COCKYBOYS.COM

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Lachlan se folla el culazo de Manny sin condón | Sean Cody

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Cuando estaba follando se abría por completo, pero a veces Manny se sentía estúpido nada más conocer a otro chico, cuando le salía esa sonrisa tontorrona de enamorado primerizo, cuando evitaba el contacto visual por miedo a sentir la necesidad de besar y no poder contenerse. Eso es lo que le pasó con Lachlan, flechazo a primera vista.

El tio era la mar de atractivo y tenía unos ojazos claros que lograban penetrarle con la mirada. No le miraba como se mira a un colega, lo hacía como si deseara entrar dentro de él, con curiosidad y vicio. Tardaron un rato en darse a entender que se molaban. A Manny no le hicieron falta palabras, se acercó sin más y le besó en los labios.

Lachlan no se apartó, sino que después del beso se le quedó mirando fijamente, exhalando un gemido apagado, dando a entender que le había gustado. Fue el único momento de calma entre los dos, porque a partir de ahí saltaron chispas. Se pusieron de pie y se comieron los morros. Manny estaba deseando desnudarse y entregarse a ese chulazo, desnudarle y comerle el tronco. Nervioso, agarrando el paquetón de Lachlan mientras se desvestían, no acertaba a desabrocharle el botón de los vaqueros.

Llevaban un rato empalmados ya. Manny le cogió de las pelotas y se merendó su verga bien dura y empinada hacia arriba. Él también dio de comer. Pocos tios, por muy machotes que se considerasen, se resistían a mamarle el pedazo trabuco que tenía entre las piernas, largo y gordo como él solo. Y a pesar de tenerla tan grande, puesto que le gustaban los empotradores, siempre acababa regalando el culo a cualquiera.

Le encantaba sentir la polla grande y desnuda de un hombre en su interior, llamando a la puerta de su agujero e introduciéndose por las paredes de su ano, a pelo. Agarrarse a los muslos y el culazo de un buen macho mientras le penetraban, dejarse descerrajar a pollazos, hacer que su agujero calentito y acogedor sirviese de alivio para que los tios dejaran ahí dentro toda su mala hostia.

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Vito se la mete sin condón a su esclavo Ryan Cage en la guarida | BROMO

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Había pasado casi toda la noche en el aspa de cadenas, atado como un buen esclavo sumiso. Estar así no había evitado algo característico de su naturaleza y condición como hombre, empalmar puntualmente cada mañana al despertar, solo que con las manos encadenadas no podía hacerse la paja mañanera. Ryan Cage gritó, gritó fuerte, todo lo que pudo, intentando llamar la atención de su amo Vito.

Se presentó como siempre solía hacerlo, desnudo, con la polla tiesa. Vito no era de esos amos que se ponían a tu lado, te agarraban el pene y te lo masturbaban susurrándote guarradas al oído esperando a que te corrieras en su puño. No. Vito prefería coger la fusta y dar golpecitos en los huevos comprobando la carga de leche, fustigar le rabo dándole de hostias y comérselo a mordiscos.

Sólo cuando había saciado su vena sádica, se comportaba durante unos minutos como un tio normal, de los que te obligan a ponerte de rodillas para comer rabo, de los que te tumban y te alzan una pierna para abrirte el culo y meterte la polla por le interior del culo sin condón, de los que te cuidan haciéndote la cucharita, metiéndote el pollote sin parar mientras pasan una mano entre las piernas y te pajean el rabo, sin darte descanso ni por delante ni por detrás.

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El chulazo venezolano Kike Gil se desnuda y muestra todos sus encantos | Fucker Mate

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Eres de flechazos. Sabes que hay tios que te la ponen muy dura con sólo mirarles a la cara y que cuando se desnudan te hacen convertirte en un auténtico cerdaco. Kike Gil tiene todos los ingredientes para empalmarte la herramienta, para cargar la leche dentro de tus pelotas y para hacerte soñar con guarradas impensables, que sólo afloran en tu cabeza en momentos especiales y con hombres especiales.

Te gustan peludetes y fuertacos, pasar las manos por el torso y notar el tacto de unos abdominales curtidos, de unos fuertes pectorales agazapados entre tanto bosque. Pero ahí están, para ser descubiertos por chicos como tú que caen en sus redes. Pierdes la noción del tiempo y el espacio besándole. Te dejas llevar por el placer de probar esos dulces labios carnosos, sentir en tu cara los pelos de su bigote y de su barba, contagiarte de los constantes gemidos de su aliento y mirar esos profundos ojos que te desnudan.

Sin darte cuenta estás empalmado, a punto de soltarlo todo. La mano fuerte y varonil de Kike te atrapa la polla, te la estruja con el puño y te corre la piel del pene hacia arriba y hacia abajo en un ritmo lento pero constante. Él sigue mirándote, gimiendo en bajito a un centímetro de tu cara. Te roza la boca con los labios. Se te quedan los ojos en blanco del puto gusto que sientes en ese momento y la vida se te va por la polla.

Sale a chorro, sin control, dejándole todos los mecos en los pelazos de su fuerte brazo, en los de su torso, entre los dos, una fuente de leche que alcanza vuestros cuellos. Kike levanta el brazo mojado y, sin dejar de mirarte a los ojos, relame la lefa hasta dejarse el brazo limpio. Tiene tu leche sobre la lengua. Ves algún chorrete blanco bajo su boca. Os fundís en un beso blanco que te gustaría que no tuviera fin.

Se aparta de tu boca. En el juego de tú la llevas, él tiene mi leche ahora. Me agarra el pene, todavía erecto y la escupe toda hacia abajo dejando que caiga encima. Frota con la mano hasta dejar mi polla cubierta de leche. Se da la vuelta y me enseña su potente culazo, redondito y algo peludo también. Con ambas manos se separa las nalgas y me invita a pasar con mi polla desnuda y mojada dentro de su agujero caliente.

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Victor Ferraz se folla el culazo de Andy Star sin condón y se corre entre sus labios | Fucker Mate

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Eran todavía unos adolescentes imberbes descubriendo la sexualidad cuando tuvieron aquel encuentro en los vestuarios del instituto, pero ni Victor Ferraz se había olvidado de sus ojazos y ese culo ni Andy Star había podido sepultar en el olvido el tamaño de la verga de ese guaperas con carita de ángel que aquella tarde le dio de comer rabo como nadie.

Todo ocurrió un viernes a la caída del sol, después de los entrenamientos. Andy había acudido de espectador, buscando ver chulazos corriendo detrás de un balón. Cuando creyó que ya todos los jugadores habían salido de los vestuarios, él se coló dentro, buscando algún calzón furtivo, algunos calcetines, cualquier prenda que esnifar, con la que hacerse una pajilla pensando en ese once inicial de machos fornidos y dejarla completamente inundada con la leche de su polla.

Pero encontró algo mucho mejor, un chulazo rezagado que todavía estaba tomando una ducha. Andy se sentó en el banco y se dedicó a mirar cómo el agua resbalaba por ese cuerpazo musculoso y caía por la piel de una polla larga y enorme que no paraba de dar bandazos de un lado a otro. Hipnotizado, a Andy se le puso durísima, se la sacó de la bragueta y comenzó a hacerse una paja, hasta que Victor le descubrió, le invitó a ducharse con él y los dos acabaron gozándolo entre el vapor caliente.

Mmmm, qué gusto poder tocar otra vez esa polla. En lugar de saludarse con las manos, Andy le saludó directamente con la mano directa a su paquete al reencontrarse de nuevo. La huevera estaba fofa, porque toda la barra gruesa y enorme del pene la tenía cargando hacia la izquierda. Le llegaba hasta la cadera al muy cabrón. Andy se quitó la camiseta y se quedó en vaqueros. Después de unos cuantos años, su figura se había vuelto más musculosa, fibrada y de tez morenita, irresistible para cualquier tio.

Se puso de rodillas y Victor se sacó la verga. El aroma dulzón de rabo encerrado llegó hasta las napias de Andy y lo llenó de alegría infinita desplegando todos sus sentidos. Le chupó el cipote a modo de bienvenida y empezó a trabajarle el manubrio a mamadas. Miró hacia arriba, hacia ese chico guapo y encantador de ojos claros, miró hacia abajo, hacia la polla que se estaba comiendo. Le ponía tan cachondo comérsela a un tio así, gamberrete, capitán de equipo, que automáticamente dio marcha atrás en el tiempo e imaginó que todavía estaba bajo el agua de la ducha, disfrutando del placer de una de sus fantasías cumplidas.

Pollas gigantescas así de cilíndricas y gordas merecían de él que lo diera todo, hasta que las lágrimas aflorasen en sus ojos por tragar demasiado. Cuando Victor se puso a grabarlo todo con su móvil haciendo un directo para sus colegas y seguidores, le puso más empeño todavía, tragando como si fuera una carrera de fondo, sonriendo, dejando que ese pollón se frotase por encima de su cara guapa mientras le comía las bolas. Con un poco de suerte, esa noche a lo mejor pillaba a todo el equipo y se convertía en la puta de todos con ese sneak peek que había dejado a sus coleguitas.

Soltó el móvil y se dedicó a disfrutar del encuentro. Tenía que haber dejado a sus amigos más calientes que un horno con ese primer vistazo de lo que estaba haciendo, un tio guapo y fornido masturbándole y comiéndole el miembro. Andy no se cansaba de chupar esa verga, de sentir el calor y lo dura que estaba entre sus manos, el grueso y suave cipote intentando abrirse camino hacia el interior de su garganta.

Pocos se resistían ante sus encantos y muchos eran los que acababan corriéndose en su boca cuando se las chupaba por primera vez, algo totalmente normal viendo lo bueno que estaba. Los mejores eran los segundos asaltos, los tios viciosos que estaban ya acostumbrados a meter rabo día y noche en bocas y agujeros exquisitos, con aguante para resistirse a todos los encantos que un chulazo pudiera tener.

Que Andy se había hecho más de una paja en los baños públicos abusando del chorro limpiador de agua era un hecho, por eso le gustaba sentarse encima de la cara de un tio y dejarse comer el culo, hacer una sentadilla y sentir cómo una lengua húmeda y caliente le empapaba la raja entre las nalgas y se introducía entre ellas hasta alcanzar su apretado agujerito.

Victor era de los que les gustaba dejar el agujero bien empapado antes de meterla, porque le encantaba hacerlo sin condón. Andy tenía ya el ojete chorreando cuando él le presentó el cipote en todo al hueco como si fuera un pincel, restregándolo por encima, dejando que notara su calor, su fuerza, penetrándole con la cabeza hasta que se la dejaba dentro y empujaba poco a poco hasta meterle todo el trabuco largo y grueso hasta el fondo.

Tener ese enorme pollón dentro a Andy le hizo recordar. Su cara roja, su culo empachado por algo gigante. Después de penetrarle hasta los huevos, Victor era un hacha follándose a los tios, adecuándose a cada tipo de ojete como si fuera un experto. Sabía cómo y hasta dónde meterla para hacer disfrutar a un hombre y con el agujero de Andy estaba haciendo maravillas. Una penetración suave y lenta pero constante, metiendo la mitad del rabo, masajeando el contorno del ojete con su gordísima herramienta de macho.

Y cuando ya se estaba acostumbrando a esa caricia con el pene, Victor empujaba fuerte con una buena enculada y metía toda su vara fusilando el culo hasta cascarse los cojones, haciendo que Andy gritara al tiempo de gusto y dolor sin poder contenerse. Y a partir de ahí, martillo neumático, las manos de Victor cogiéndole por los hombros y arreándole con unos buenos pollazos sin control, sin pausa.

No era una pistola, se había puesto así de contento al verle. Victor se sentó en el sofá y Andy fue en su busca para cabalgarle la verga. Hizo una sentadilla mientras le cogía el pene intentando enderezarlo hacia arriba. Le costó lo suyo, porque después del primer contacto a pelo, ese pollote estaba más duro que una roca. Andy logró calzarlo dentro de su agujero calentito y saltó sobre las piernas de ese chulazo, clavado en su enorme pene.

Intentando no mirarle a la cara para no correrse, Victor fijó la mirada en la zona de contacto, observando cómo su rabo desaparecía y volvía a aparecer una y otra vez, pajeado hasta la saciedad por un culazo que era uno de los mejores que sin duda había probado en su vida.

Apartó las manos del cuerpo dejándose hacer todo lo que Andy quisiera. Y lo que Andy quiso fue volver a sentarse en la tranca pero dándole la espalda, dejando que ese machote se sintiera realizado con su polla surcando unas buenas nalgas. Victor salió de su estado pasivo para volver a machacar el culo de Andy como se merecía, agarrándole por las caderas y dándole una buena enculada desde abajo.

Los dos estaban buenísimos y no pudieron resistirse a mirar sus cuerpos brasileños mientras lo hacían. Andy regaló su trasero poniéndolo en el reposabrazos del sofá, tumbado bocarriba, a la altura perfecta para que Victor llegara y le metiese la minga sin condón. Hipnotizado de nuevo por esos ojazos claros, por esa carita de ángel y su cuerpazo dándole duro, Andy se sacó la leche desperdigando su semen por todas partes, desde los brazos hasta sus muslos, mirando cómo una hilera espesa de lefa rebotaba en su dedo pulgar a punto de caer, acompañada por el movimiento de la follada.

Victor se tiró una paja sentado de nuevo sobre le sofá. Andy estaba lamiéndole las tetillas cuando Victor soltó unos gemidos profundos que anunciaban la corrida. Acudió a tiempo para degustar toda la lefa de ese macho en su boca, la tinta de su pincel enamorándole los labios, pegajosa, sus pegotes blancos en el bigote, la lengua encharcada de néctar y el goce de escuchar a ese cabrón gimiendo y sacándose todo de las pelotas.

Andy le chupó la polla llena de semen, cerdeando sobre su rabo con el bigote lleno de pegotes de lefa, intentando limpiarle hasta la última gota que le saliera del capullo. Esta vez no tendría que ir rápido al lavabo para limpiarse los morros para volver rápido a casa, esta vez se quedaría allí, abrazado a ese capitán de equipo, relamiéndose toda la leche que le había dejado encima y sonriendo por ser tan cerdo.

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El segurata macizo Dato Foland se folla el apretado culito de Yen Maple sin condón y se corre a lefazos sobre su cuerpo | BROMO

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Tras varias semanas viendo esa isla de las tentaciones llena de tios musculosos entre los que se encontraba ese poli que se había hecho famoso a costa de su mandíbula cuadrada y sus inconmensurables biceps, ahora que otro guardia civil, mucho más buenorro todavía, había entrado a participar en Supervivientes, Yen Maple se pasaba más tiempo cascándosela que atendiendo a las pruebas de recompensa y de líder.

Los padres de Yen le avisaron de que ese finde no iban a estar en la mansión, precisamente el finde en el que él tenía pensado ir a visitarlos. Bueno, pensó, una fiestecita llamando a los colegas y estar solo para hacer el ganso, nunca estaba mal. Fue al entrar por el garaje cuando le vio y se quedó enganchado. Dato Foland ponía en su placa sobre el bolsillo de un uniforme que marcaba todos y cada uno de sus músculos. Sentado sobre el asiento del conductor, fue bajar la ventanilla para enseñar la acreditación y a Yen se le empalmó la polla y se le abrió el ojete, tan automáticamente como se subió la barandilla que le permitió pasar al chalet.

Lo hizo a posta. Metió una marcha y dejó a Dato en las manos la acreditación olvidada, sabiendo que el guarda le buscaría para devolvérsela. Enseguida se quedó en pelotas. No se le ocurría mejor forma de entregarse a un hombre que enseñando todo lo que le podía ofrecer. El corazón comenzó a latirle a doscientos cuando le vio merodeando por el jardín y al escuchar el timbre de la puerta no pudo evitar abrirla con el pito medio empalmado.

El cabrón no desvió la mirada, sino que se quedó ojeándole de arriba a abajo y se tomó la licencia de meterse dentro de casa sin haber sido invitado. Se quedó en el recibidor junto a las escaleras, semiabierto de piernas como un machote y con las manos en las caderas viéndolas venir. Yen no pudo aguantar su vena de putilla y terminó en cuclillas frente a ese imponente macho.

Le quitó el cinturón de cuero con la porra que cayó al suelo, tiró de la goma de los pantalones beige y casi sin darse cuenta Yen ya estaba llenándose la boca de rabo. Como los pingüinos, debido a que Dato ya tenía los pantalones por los tobillos, este fue dando pequeños pasitos hacia las escaleras para apoyar sus posaderas. Yen no podía creerlo. Siempre había deseado estar entre las piernas de un tio así, fornidas, musculosas, agarrándole de las pelotas mientras le merendaba la tranca. Tenía tanto vicio acumulado dentro que no pensaba parar hasta que vertiese toda la leche dentro de su boca. Se lo iba a sacar todo.

No fue hasta que sintió un dedo grande, caliente y juguetón acariciando la entrada de su virginal agujerito trasero, que vio más allá de sus deseos. Con lo atractivas que resultaban las manos grandes y fuertes de un hombretón hecho y derecho. Dio la espalda a Dato y se apoyó en las escaleras. El segurata se agachó y empezó a explorar la entrada de su culito linterna incluída, como intentando averiguar la profundidad a la que podría meterla, primero con un dedo, después con dos, después humedeciéndole el ojal con la lengua y finalmente ensartándole toda la polla por el culo sin condón.

Si de uniforme ya estaba bueno, sin él todavía ganaba más puntos. Macizo, con unos pectorales dignos de admiración, algo de vello en los brazos, las piernas, el culazo y el torso, el six pack que se le marcaba perfecto cuando hacía fuerza para penetrarle. dejó que le follara por detrás, se sentó sobre sus piernas y acabó espatarrado en el suelo, con ese hombre jodiéndole el culo sin parar.

Así acabaron, en el piso. Dato se sacó la polla y comenzó a masturbarse encima de él. Yen se dio el gustazo de admirar ese cuerpazo, esa cara tan guapa y atractiva, la forma en la que su polla gorda y dura se dejaba vencer por la mano. Yen nunca había sido tan feliz como cuando ese hombretón se corrió encima de su cuerpo como un puto aspersor, regándole enterito, metiéndole disparos de esperma a larga distancia, algunos sobre su cara, relamiéndose las pepitas de su semen.

El segurata chulazo se abalanzó hacia su cara recién corrido para besarle. Yen terminó de entregarse a sus labios por completo. Un trozo de carne calentito, encapuchado y mojado resbalaba por encima de su vientre y de su polla. La chorra de ese maromo descansando sobre su cuerpo, morcillona, a punto de volver a su tamaño natural y encerrarse en sus apretados pantalones. Yen pensó en sacarla a pasear a menudo durante ese fin de semana. Ese follador tenía las puertas siempre abiertas. Menuda tentación.

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Kevin Warhol y Luke Hamill maman el pollón a un necesitado Trevor Yates y Jack Harrer se deja follar sin condón por su enorme trabuco | Kinky Angels

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Juró que fue con buenas intenciones, con un ramo de flores y todo, para hacer una visita a Trevor Yates que había sufrido un percance en el cuello, pero no había forma, porque en cuanto entraron en la habitación, Trevor estaba dormido y empalmado y Luke Hamill le hizo salivar como una perra en cuando acercó la cámara a la tienda de campaña. No había nada que Kevin Warhol adorase más que una polla gigantesca.

En su estado necesitaba de ayuda para comer, pero un hombre también tenía sus necesidades. No pasaba nada, porque ahí estaban sus amigos para ayudarle. Kevin y Luke bajaron las sábanas. Lo que descubrieron les dejó perplejos. Ni siquiera por el tamaño de la montaña que se dibujaba cuando tenía la tienda de campaña en todo lo alto podían intuirlo. Al muy cabrón se le había salido la polla por la bragueta de los calzones y la tenía totalmente por fuera, un pollón gordo, enorme, largo y robusto, empalmado y encapuchado.

Con una sonrisa en la cara como la de un niño descubriendo los regalos de navidad, Kevin la cogió con la mano por la base y la puso firme. Todavía incrédulo por lo que estaba viendo y tocando, paseó la manita lentamente hacia arriba y hacia abajo por todo el tronco, descubriendo el glande y recubriéndolo de nuevo con el pellejo, le besó en la punta de la polla, le relamió el cipote y se metió la tranca dentro de la boca.

Bueno, al menos lo intentó, porque el cabezón ya se la dejaba completamente rellena. A Luke, que estaba grabando, se le estaba poniendo bien dura. Ver chupar pijas al chavalín, sobre todo si eran mucho más grandes que su cabeza, siempre se la ponía dura. De él fue la idea de bajar todavía un poco más los calzones y las sábanas, porque intuía que un pollón así iría acompañado de unas buenas bolas.

Y no se equivocaba. Colgantes, bien marcadas, un par de cojones que combinaban de puta madre con el tamaño de la verga. Kevin seguía salivando como una perra. Se puso de rodillas en la cama, agarrando el rabo con una mano y amasando las pelotas con la otra. Era como un puto festín para él. Se metió un huevo en la boca y lo succionó hacia arriba, dejándolo caer, mirando cómo volvía al lado izquierdo de la base de la polla sin rechistar.

Volvió a comerle el rabo practicándole una mamada de tornillo. Luke le echó un cable cogiendo el rabo y acabaron los dos pajeando esa enorme pollaza a dos manos. Kevin le dio el relevo. Cogió la cámara y se puso a grabar cómo Luke seguía sus mismos pasos, succionando las pelotas a su antojo, relamiendo y metiéndole la pija dentro de la boca.

Un rabo así de grande no estaba hecho para un solo chico, así que Trevor les birló la cámara y se puso a grabar cómo los dos se zampaban su miembro, compitiendo por ver quién tragaba más, rechupeteando esa gigantesca polla por todas partes a dos bocas, comiéndose el uno la saliva del otro, ayudándose entre los dos a dejarla bien limpia.

Por si con dos todavía no era suficiente, Jack Harrer acababa de salir de la ducha y había escuchado el vicio que se traían en la habitación. Indignado porque no le hubieran invitado, se quitó la toalla de la cintura y se subió a la cama de rodillas para unirse a la comilona de rabo. Kevin, que era el más pequeño de los tres, fue desplazado por sus colegas, así que se buscó una nueva polla que chupar y la de Jack estaba tremendamente deliciosa.

Satisfacer todas las necesidades de una trompa tan grande no era fácil. Ni siquiera tener a tres pollitos comiendo de su entrepierna era suficiente como para sacarle la leche de las bolas. Jack fue el valiente que decidió empeñar su culo para la causa. Se subio a la cama dando la espalda a Trevor y fue haciendo una sentadilla hasta notar cómo esa barrena se le iba clavando a pelo por dentro.

Fue tan flipante que Jack cerró los ojos intentando comprender todo el placer que sentía, mientras subía y bajaba el trasero masturbándole la polla. El espectáculo visual era increíble y Kevin estaba en primera línea, como buen vicioso, para verlo de cerca. Entre la polla gigantesca de Trevor y la de Jack que no se quedaba atrás y la tenía igual de tiesa, entre los dos formaban una línea de rabos que despertaba el apetito.

Ver salir y entrar por el culo de Jack esa cosa enorme era un placer para todos los sentidos. Kevin encontró la postura perfecta para mamar el rabo de Jack, haciéndolo sentir como si estuviera entre vagón y vagón de un trenecito, penetrado por detrás y con el pollón cubierto por delante.

A pesar de que a Trevor le dolía el cuello y sus movimientos eran bastante limitados, la follada tuvo que actuar como un sedante, porque el tio empezó a encular desde abajo, con poca fuerza pero suficiente como para que sus pelotas empezaran a hacer un bailecito de la hostia, meneándose hacia arriba y hacia abajo a cada lado del pollón cada vez que lo enculaba.

Jack no pudo aguantar tanto gusto, con el vicioso de Kevin sin darle respiro a su polla. Al tiempo que apretaba el culete para correrse y la enorme verga de Trevor salía de su interior, Jack se dejó la paja en la cara de su colega, metiéndole una buena lefada en los morros y en la mejilla.

Viendo esos morritos blancos y apetitosos, acompañado a cada lado por los cuerpazos desnudos de Luke y Jack, Trevor sacó fuerzas de donde pudo y empezó a pajearse duro sobre la boquita de ese chaval que no dejaba de frotarle la minga con los labios. La leche le salió de la polla como lava. Con el gustito, Trevor sólo acertó a ver la manita de Kevin sosteniendo su polla, con los dedos manchados de lefa, cómo se la seguía masturbando lentamente sacándole todo el semen, pringándose aún más la mano y poniéndose las botas chupándoselo todo. Estos tres tenían muy claro cómo ayudar a los amigos en problemas.

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Dalton Ryder se folla a pelo el culazo de Bastian Karim con su enorme polla del tamaño de la de un caballo | Tim Tales

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El tiarrón estaba sentado en el borde del sofá, abierto de piernas, con su enorme tranca de caballo dura y gigantesca apuntando hacia adelante. El inocente culo de Bastian Karim se mecía hacia adelante y hacia atrás, tocando con las nalgas los muslos de Dalton Ryder, clavándose ese enorme pene de forma intencionada.

Entraba sorprendentemente bien, sin condón, resbalando por el interior de su ano con apenas la saliva que le había dejado chupándosela antes, cuando Dalton le tenía bien ocupado mamando, esta vez con su carita guapa entre las piernas, rebozándole el pollón por la jeta y dándole una paliza con el rabo en la boca y los mofletes.

Bastian era todo un reclamo para tios así de dotados, a los que les chiflaba inflar con el rabo un culito adorable, suave, tierno y de apariencia virginal, a los que se morían de ganas por meterla en ese agujero calentito de puro placer que acogía sus enormes trancas, otorgándoles la inigualable experiencia de ver cómo barrida tras barrida iban labrándose un hueco de considerables proporciones, destrozando todo a su paso.

Después de un rato, el culazo de Bastian se convertía en un irresistible fleshjack, en un juguetito de placer por el que todos los hombres disfrutaban metiendo sus barras calientes. Dalton perforó ese lindo ojal a pelo, desde arriba, taladrándolo.

Le gustaba dominar, pero también se sintió dominado cuando ese zagal tuvo las agallas de sentarse sobre sus piernas, empalándose encima de toda su gigantesca verga morena hasta que la puso a punto para la corrida, sacándosela del culo y frotándola con su manita, haciendo una paja intentando abarcar más rabo de que le cabía en una sola mano, dejando que la leche fluyese desde el cipote como un manantial, como un volván en erupción, con la lefa resbalando por el interminable tronco.

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Drew Dixon y Patrick Dei se meten un flip-fuck sin condones en su cita a ciegas | MASQULIN

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El hotelito al que le había llevado su mujer a regañadientes resultó estar de puta madre. Ella quería verle comer la polla de otro hombre y se llevó ración extra, disfrutando de cómo otro tio desvirgaba el ojete a su chico. Con la de veces que Patrick Dei la había frenado la mano cuando ella intentaba meterle un dedo por el culo en plena follada. Lo que se había estado perdiendo todo este tiempo.

Cuando su chica se fue al baño a darse una ducha, el tio con el que acababa de follar, le propuso más placeres en el hotel. Una cita a ciegas. Mañana por la tarde, en la suite nupcial, sentarse desnudo en el sofá, vendarse los ojos y esperar. Si quería explorar su sexualidad y encontrarse a sí mismo, estaba en el lugar perfecto. Patrick siguió las recomendaciones y al día siguiente fue a la suite, se desnudó y se puso una venda.

Fue un puto alucine. Se excitó como nunca cuando eschuchó al otro tio entrar por la puerta, al sentir su respiración agitada, el aliento en su boca, al escuchar el sonido de la ropa que iba cayendo al piso, el de una cremallera que se descorría. Sin el sentido de la vista, su imaginación cometía lujuriosas perversidades, imaginando que Drew Dixon se desnudaba mientras miraba su gruesa polla, que no paraba de crecer.

Hasta el gesto más habitual de un dedo posándose en los labios, de una mano recorriendo su firme, musculoso y peludete torso, se convirtió en el mayor de los placeres. Sintió su boca, los labios juntándose con los suyos. Para cuando ese tio le quitó la venda, él ya tenía la polla tiesa a punto de reventar, pero lo jodido es que aquello apenas había hecho que comenzar.

Drew le agarró de los huevos y empezó a chuparle la enorme pija. Patrick intentó evadirse alargando un brazo y concentrándose en el culazo de ese mamón, rozando con un dedo su rajita. Se colocó detrás de él y le relamió desde la punta del nabo hasta el agujero del culo. De rodillas y sin condón, se la metió dentro del ojal. Por primera vez en su vida y sin que tuviera que contentar a nadie sino a sí mismo, se estaba follando a otro tio.

El placer que había sentido la primera vez, se reafirmaba en esta segunda ocasión. La polla entraba de lujo. Cuando Drew se puso a montar sobre sus piernas, ya no se le hacía extraño tener la polla y los huevos de otro hombre rebozándose y rebotando sobre su torso. Había pasado de sentirse extraño a gustarle. Patrick se giró noventa grados en el sofá, se abrió de piernas y durante un ratito volvió a experimentar el placer de su puerta trasera, otro agujero que había dejado cerrado durante demasiado tiempo. Drew y él se turnaron para petarse los culos hasta que reventaron las pollas y se llenaron los cuerpos con la gloria de su lefa.

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