Los chavalotes rusos llegan pisando fuerte. Algunos son unos auténticos machos musculosos ante los que es imposible no abrirse de piernas, otros son más guapos que todas las cosas y calzan tan bien los vaqueros, que el primer instinto es querer desabricharles la bragueta y sacar un tremendo pollón lamible. Y otros como Kell Fuller simplemente son alucinantes y sorprendentes.
Bajo su aparente cara de niñato con acné y pajillero, se oculta un joven con cuerpo de machote y con un rabo bien tieso, largo y gordo para dar de comer a todos los que quieran ponerse a lo largo de sus más de veinte centímetros de polla.
De momento y tras el primer encuentro, Bentley no ha podido resistirse a una segunda ronda, pero esta vez nada de ver pajillas ni hostias sino que, como acostumbra a hacer en muchas escenas, se ha metido dentro de la acción y ha tenido en su boca ese apetitoso caramelo además de comerle todas las pelotas, que parece que al chaval le encanta. Mención también al señor culazo del chaval, al cabroncete le gusta juguetear con su puerta trasera. Lástima que le gusta calentar pero de momento no deja entrar por él a una buena polla, porque tiene un viaje perfecto para una cacharra enorme.
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