Hostia qué biceps. Y tú, joder qué pectorales tienes, más tetas que algunas tías. Y esos abdominales cabrón cuánto tiempo te los machacas. Mira los triceps, ¿te molan? Vaya espaldarazas tio, como las de un nadador profesional, si parece una tabla de surf, colega.
Y así podrían estar horas y horas hablando dos tios que no tienen suficiente tiempo para dedicarse piropos en los vestuarios del gym, que además fuera de él no pueden dejar de admirar las bondades de los cuerpos de otros y los suyos propios. Algo normal pasando tantas horas con el objetivo de tener un cuerpo diez y sentirse mejor.
Bueno, normal hasta cierto punto. Quizá podríamos poner el límite de una conversación normal entre coleguitas de gym el pronunciarse acerca del trasero, pero quitarse los calzones, quedarse en pelotas y empezar a pajearse las pollas como hacen Gabriel Lunna y Diego Lauzen, que ya están empitonados viendo tanto macho musculoso, digamos que deja de ser una conversación para convertirse en todo un tributo al prójimo.
Si sólo fueran unas pajillas para saciar el gusto… pero qué me decís de arrodillarse y comer polla hasta el gaznate, lamer cipote, no sacar un puto condón del bolsillo de los pantalones y follarse el uno al otro completamente a pelo hasta dejarse la leche de los huevos. Después de eso, a vestirse y tan campantes con sus chavalitas. Estos tios no tienen problemas reconociendo que otro tio está bueno y demostrándole que les gusta.
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