Los límites de un hetero son ciencia difusa para Josh Milk y Ruben Bart. Cada noche buscan concienzudamente a su víctima y lo tienen fácil, a los dos les gusta el mismo tipo de hombre, guapo, fuerte, con barbita y a ser posible que se lleve a las neneas de calle, porque lo que más les mola es ponerles al límite, saber hasta dónde son capaces de llegar por meter su polla en el culo de un tio, por chupar un rabo antes que una almeja.
Noche de lluvia, perfecta para hacerse las víctimas. El tio en el que se fijan esa noche les pilla a medio camino entre el bar de copas del que acaban de salir buscando sin éxito y su casa, recién está saliendo de un taxi. Lo siguen hasta su apartamento y rezan para que esté solo, llaman a la puerta apelando al buen corazón de Dani Robles, hacen con que tiritan de frío (aunque en parte es verdad con la que está cayendo) y finalmente se cuelan dentro para comenzar su gran actuación.
Como dos exhibicionistas se sacan cada prenda de ropa mojada, desde los calcetines hasta los calzones, quedándose completamente en pelotas. Las miradas de soslayo de Dani les empujan a seguir adelante, acercándose a él por los dos flancos, aprisionándole como el salami en un bocadillo y calentándole. Responde de puta madre y siguen su plan, sentándole en el sofá, cada uno a un lado, quitándole los pantalones y descubriendo su jugosa polla.
A dos bocas se la pillan y se la maman como pollitos hambrientos, cuando uno se la saca, el otro ya la tiene dentro. Dani apenas tiene que moverse, ya se lo hacen todo ellos solitos, incluso sentarse sobre sus piernas y clavarse todo le rabo dentro metiéndole una buena propina de pajas con el culo a base de sentadillas. Los dos putos niñatos indefensos acaban de reventar la polla a lefazos de una nueva víctima y esta noche buscarán a la siguiente.
