Le llamó la atención su pendiente, de una forma muy similar al suyo. Después fijó la vista en la forma de su barba, abundante, pero medio afeitada y recortadita, dibujando un rostro que pudo contemplar en la semioscuridad, bajo luces de discoteca. Sin que se diese cuenta de que alguien lo observaba más de la cuenta a unos metros de distancia, él siguió a lo suyo conversando con amigos en la barra del bar, probando un sorbo de su vaso de vez en cuando, una acción que al que observaba le puso cachondo pensando que ese baso era la punta de su polla.
Ambos con unas copas de más, Ehrik Ortega cazó a Alejandro Torres al vuelo. A pesar de que la sala estaba abarrotada de tios, aquel nuevo tenía algo especial que quería descubrir y quería que le hiciese suyo, que se lo follase y le completase por dentro esa noche y el resto de noches de su vida. El chaval respondió mejor de lo que esperaba cuando se acercó a la barra y empezó a tontear un rato, robándole algún beso furtivo que fue aceptado de muy buena gana. Desde ese momento hasta que acabaron en la habitación del hotel que había justo encima del after en gayumbos, pasaron apenas diez minutos.
Al verle en calzones, Ehrik supo que había acertado. Sus manos iban como un imán a ese paquetón del quince que por lo menos tenía que tener veinte o más. Todavía no la tenía por fuera, pero la forma aplatanada con el rabo hacia abajo formando un buen bulto que daba la vuelta a sus cojones y se ocultaba en la entrepierna eran suficientes para saber que ahí había para chupar un rato largo. A fuerza de besos a los dos se les pusieron duras y entonces pudo sentir con la mano la fuerza de un tronco impresionante que paso en pocos segundos de estar aplatanado a casi salirse por el lateral. De hecho la tenía tan gorda que ya había abierto el hueco.
Alejandro había tenido una tremenda suerte con Ehrik. La mayoría de tios estaban deseando follárselo y nunca habían tenido oportunidad. Desde ese día sería la envidia de todos ellos y se convertiría en el chico nuevo que llegó y besó el santo. Ehrik quitó las manos del poderoso paquete y decidió probarlo con el roce de su empalme. El gustirrinín que le dio le hizo echar la cabeza hacia atrás y gemir. Joder lo que le esperaba esa noche.
A pesar de las ganas que tenía, Alejandro se le adelantó para arrodillarse y mamarle la polla. Se la dio con gusto y aprovechó para admirar esa carita guapa y caer en la cuenta de que el tio tenía un cuerpazo, con los musculitos marcados y buenos pectorales con un poquito de pelo que le sentaban muy bien. Apenas había pegado unas caladas al mango, Ehrik se puso a cuatro patas sobrela cama y dejó que le adorase el agujerito del culo que iba a ser suyo a partir de ahora.
De lengua, pasó a tener relleno de polla frotándose contra la raja de su culo. Todavía no se la había visto de frente, sabía que era grande y lo corroboró al sentir el tacto calentito de rabo y huevos contra su trasero. El chaval se demoró un poco en metérsela, seguramente buscando los condones que Ehrik previamente le había sacado del bolsillo del pantalón y tirado por el retrete antes de ponerse al tema. Tan calentorro como estaba, a punto de follarse a un tio, al final a Ehrik le salió bien la jugada, porque el chaval se la metió directamente a pelo tras tres intentos de penetración, entrando enterita dentro de su ojete.
Le dio por culo que fue tremendo, machacándole sin descanso. No la tenía excesivamente gorda ni muy fina, perfectamente ajustada a su trasero. Lo que más le gustaba era notar los dos huevos calentitos impactando contra su culo cada vez que le empotraba y por supuesto notar cómo la polla se deslizaba y al estar toda dentro le tocaba el punto de alucine, ese en el que pierdes el sentido y te vuelves loco hasta retorcerte de gusto.
Masoca que era, le estaban metiendo un trabucón por el culo y él no cesaba en pedir más y más. Era consciente de que su culo suave era un puto dulce para los chicos, grande,perfectamente redondito y amoldable a cualquier tamaño de polla. Ehrik se tumbó boca arriba, con Alejandro echándole el aliento de follada encima y por primera vez pudo ver, aunque todavía de lejos, la polla que lo estaba penetrando a fondo. También a su dueño, que si cabe estaba mucho más rico todavía de cerca y con más luz que en la disco.
Ahora iba a saber el nuevo quién era el Ehrik cowboy que se monta las pollas y las pajea con el trasero. No le costó nada ensartarse de nuevo en el rabo, dejando que el chaval mirase la cabalgada. Aparte le propinó un buen masaje de torso al dejar plantado su rabo encima del cuerpo de Alejandro.El refrote de abdominales con polla estaba asegurado. Si Alejandro miraba todo el conjunto a la vez, su rabo empalando, a Ehrick que estaba buenísimo y la polla desplazándose por sus abdominales, estaba perdido. Por eso decidió concentrarse en una cosa sólo tumbándose recto para no acabar corriéndose tan pronto. Que de repente un tio guaperas esté pajeándote la polla con el culo, es algo tan excitante que ganas de soltar lefa no faltan.
A punto estuvo de preñarle cuando Ehrik le cogió la cabeza con las dos manos y se quedaron fijando sus miradas frente con frente. Otra vez tumbado boca arriba, Ehrik se dejó follar y jugaron a un juego de aguante en el que Alejandro se dejó vencer primero. Le sacó la polla del culo y sin dejar de pajearla apunto hacia la cara de Ehrik soltándole una ducha de lefa y engominándole el pelo. Aquel rabo parecía tener carga para rato a medida que escupía leche y Ehrik no dejó de menear la cabeza sintiendo los pegotes endulzándole la jeta poco a poco. Se cogió el rabo, se pajeó con la ayuda de la yema de los dedos de Alejandro que le tocaban los huevos y dejó salir toda su leche con rabia.