Quantcast
Channel: No es otro blog gay
Viewing all articles
Browse latest Browse all 1818

El conserje Rocco se come los enormes pollones de Ayun y Edipo en las literas, disfruta viéndoles follar a pelo y se pone fino con los morros bien llenos de leche | Latin Leche

$
0
0

Qué magia tenían las literas para despertar el poder sexual de los chicos era algo que ni AyunEdipo ni Rocco lograban explicarse. Puede que fuera por esas jornadas de campamento de verano, donde acababan metidos desnudos en la cama, sin sábanas, pajeándose, escuchando en la parte de abajo cómo el de arriba se desvivía gimiendo sacándose la leche y cómo parte de esos lefazos terminaban disparados cayendo hacia abajo, en forma de lluvia que daba alas al que estaba debajo para cascarse la suya.

O puede que fueran esas sombras chinescas que se dibujaban en la pared del fondo, con un rabo masturbado emergiendo de la luz. Levantarse por la mañana y ver a montones de chicos desnudos y empalmados, algunos con el final feliz de un sueño húmedo pegado en los pelos de la polla, o los enormes bultos de los que todavía llevaban calzones, con sus rabos luchando por despertar y salir a dar un paseo en compañía de una mano amiga.

Sí, definitivamente las literas tenían todo lo necesario para conseguir que sus pollas se pusieran bien duras recordando todas esas experiencias. Ayun y Edipo decidieron hacer una escapada a ese lugar donde fueron tan felices hacía pocos años y recordaron lo bien que lo habían pasado en sus camitas, cuando el conserje que pasaba a limpiar las habitaciones les encontraba en pelotas haciéndose pajas y ellos no paraban, sino que le dejaban mirar. Mirar y tocar, que el conserje Rocco tenía las manos bien largas. Cuando les cogía las pollas a dos manos y les masturbaba, se las mamaba y acababa el trabajo con los puños llenos de semen, limpiándose con el trapo sucio que llevaba en el carrito. Todo muy cerdo y demencial.

Tanto Ayun como Edipo se pudieron cachondos recordando y ocuparon cada uno su respectiva cama de antaño, sacándose la remera y poniéndose a tono para volver a repetir. Pero la experiencia no hubiera sido completa si no hubiera aparecido el conserje por allí, ahora más madurito e interesante todavía, que se había enterado de que dos chavales habían regresado a la habitación del campamento para pasar una noche.

Rocco también les vio creciditos. Si por entonces ya se gastaban unos buenos rabacos, no podía esperar a ver cómo les habían crecido. Además estaban mejor formados como hombres, con los cuerpos más atléticos. Al besar los labios de Edipo, que estaba en la litera de arriba, Rocco tuvo una erección instantánea y un placer mudo cargado de electricidad le recorrió de la parte de atrás de la cabeza  a los pies. La mano de Ayun, que estaba en la litera de abajo, fue testigo de lo dura que se le puso.

Pero para dura y gigantesca, la polla de Edipo. Rocco se la sacó de los calzones y se quedó alucinado. No solo era larguísima, sino que era la polla más gorda que había visto en su vida, surcada de venas, con un cipote acojonante. Se la masturbó recordando buenos tiempos. Ayun bajó los gayumbos al conserje. No recordaba que les hubiera enseñado sus atributos en época del camapamento, sólo que pasaba cada mañana con que iba a limpiar y les jalaba las vergas a los dos para después marcharse como si nada.

Tenía la polla riquísima y morenota y con unos pedazo cojones bien grandes colgando. Cuando se sacó la remera y dejó a la vista su torso moreno y peludo, se enamoraron de él al instante. No recordaban que estuviera tan buenorro. Rocco cogió el mástil de Edipo y se lo llevó a la boca. Ese zagal la tenía tan gorda que apenas le cabían el cipote y unos cuantos centímetros de verga.

Por ahí abajo, a Ayun le gustó tanto la pija del conserje que por primera vez se la metió dentro de la boca, aprovechando mpara bajarse los vaqueros y masturbarse. Los tres gozándolo, los dos chavales en sus camitas y el conserje de pie comiendo polla por arriba y dando de comer por abajo. Rocco se tumbó en la litera de abajo para que esos dos le dieran rabo. Después de calzarse el de Edipo, se fijó en la pedazo pirula que también se gastaba Ayun, más blanquita, menos gorda, pero igual de larga y dura.

El conserje se la comió con la mirada, volvió a cerrar los ojos de placer y se dedicó en cuerpo y alma a relamer el cipotón de la polla de Edipo, todo suave y viril. Entonces le volvían loco los rabos de los jovencitos y ahora mucho más. Se fueron turnando para dar de comer rabo al conserje. En uno de los turnos, Edipo se puso todo cachondo agarrando la pija de su amigo y sin que sirviera de precedente, solo por esa vez tan especial, condujo el miembro hacia el interior de su culo, dejando que le penetrara a pelo.

Era algo que cuando tenían menos edad ni sabían que existía como posibilidad. Ahora se dsban cuenta de cuántos placeres habían desperdiciado en pajas, cuando podían haber estado follando como conejos. Menuda figa tenía su colega. Podía sentirla resbalando por las paredes de su ano, toda ajustada. El conserje no paraba de darle mimitos delante de él, desnudo, masturbándose mientras le veia disfrutar.

También por primera vez, Edipo le comió la polla, hasta los huevos, devolviéndole con esa mamada, las muchas que les había hecho él hace años. Cuando pararon un rato para tomar aire y recuperar energías, viendo a esos dos de pie al lado de la litera, con sus enormes pollas morcillonas colgando entre sus piernas, Rocco se confesó. Le encantaba verles masturbarse, follar juntos. Estaba deseando que le regaran la boquita con la leche de sus pollas.

Edipo no estaba por la labor. Quería nuevos recuerdos en esas literas. De hecho tenía a punto al conserje, con las piernas elevadas hacia arriba y el cipote de su polla a punto de penetrarle. Al final no llegó a hacerlo y cumplió las órdenes de Rocco, se puso detrás de Ayun y le coló a pelo la gruesa y enorme polla por el agujero. Rocco difrutó mirando y masturbándose, como siempre había hecho, en ese tercer plano que les excitaba tanto.

El final feliz que tan bien recordaban con agrado, estaba cerca. Ellos dos sentados en la litera de abajo, el conserje chupándoles los rabos, pasando de uno a otro, lamiéndoles los huevos, frotando el hocico por sus durísimas pollas como un puto cerdo insaciable. Joder, qué bien recordaban ese flujo de leche que les subía en canal por los melocotones cuando les hacía eso, cuando se volvía un perro y les comía las pollas de forma tan demencial.

Ya estaba a punto, ya llegaba. Edipo agarró por los pelos a ese cabrón, su pene erecto con el cipote a punto de explotar de gusto apuntando hacia su boca abierta y todo el chorrazo de semen directo hacia el interior de su boca, depositándose sobre su lengua, el mamón que en ese momento se metió la polla en la boca y se lo comió todo, la lefa pegada en sus morros, en los pelos de su bigote, chorreando por el tronco del pene, por las bolas, Rocco saboreando el semen, paseando sus labios dulces por el rabo, sorbiendo la leche que había caído en los huevos con pajita.

Así, con la cara sucia, Rocco fue a por la de Ayun con las mismas ganas. La idea de tener esa boca llena del esperma de su colega paseando por su rabo le puso fino. Indicó al conserje que le chupara las pelotas y, después de una buena batida con la mano y con el pene rojizo, azotó los morros del conserje con otra suculenta dósis de esperma que devoró hasta nol dejar gota.

Y esta vez el conserje no se fue por la puerta tal y como había llegado. Se quedó con ellos en la habitación, mirando cómo se besaban y disfrutaban del confort de después de haberse corrido, de la visión de sus enormes pollas rebajándose y colgando entre sus piernas, descansando sobre sus muslos, bien largas y descargadas. La llegada de un nuevo e interesante verano de campamento.

VER LA ESCENA EN LATINLECHE.COM

VER LA ESCENA EN LATINLECHE.COM


Viewing all articles
Browse latest Browse all 1818

Trending Articles