El bañador tipo slip azul claro que llevaba DeAngelo Jackson casi no dejaba lugar a la imaginación. Llevaba la pija hacia abajo y el paquete le marcaba el contorno de la polla a la perfección, perfecto para que cualquier tio hubiera disfrutado de bajárselos allí mismo y sentir el embite de un rabo azotándole en toda la jeta, al borde de esa piscinita natural con cascada incluída.
Con el pene tieso, el slip ya apenas podía contener la rabia de esa verga, así que se sentó al borde de la piscina, se la sacó y comenzó a machacársela suavemente, alternando entre caricias y puñetas. Se puso de pie junto a la cascada y, mientras el agua fresquita recorría su espalda, su trasero y sus muslos, siguió haciéndose una paja como si se encontrara en plena naturaleza, tal y como esta le había traído al mundo.
Tras esta exploración emprendida a solas, Adrian Hart le estaba esperando para darle todo. Algo más bajito, pero igual de musculoso, se funcieron en un abrazo de chocolate bien apetecible. Dos tios musculosos, nalgones, con muchas ganas de follar. Adri se puso de rodillas y le comió toda la polla. Dio un repaso con la lengua rodeando ese maravilloso cipote grande y rosáceo como si fuera un chupa-chups y luego metió una marcha pegando cabezazos y colándose esa estaca por la tráquea.
Y aún así, DeAngelo no era el mejor dotado de los dos. Sí, Adrian enseguida le dio la espalda y le ofreció su culo para que se lo follara a pelo, pero mientras lo hacía, al darse la vuelta, mostró sus cartas, un alucinante, largo y grueso pollón tieso cilimbreando arriba y abajo, tan gordo que parecía una pedazo lata de bebida energética tamaño XXL.
Se dejó empalar por ese machote de chocolate musculoso y potente, por su experto pito tieso, culeada tras culeada, los cojones impactándole en la raja, el sonido de sus caderas golpeando una y otra vez sus nalgas en un apetecible vaivén. Intentó montarlo aprovechando que DeAngelo estaba tumbado en el suelo. Se clavó su pija dentro sin condón y saltó, pero acabó de nuevo enculado, esta vez desde abajo, sintiendo la furia de los potentes e incontestables muslos de Jackson.
Cuando Adrian le dio la espalda y empezó a castigarle la polla a pajotazos con su musculoso culo, DeAngelo tuvo dos placeres con los que disfrutar. Por una parte el alucinante trasero de su compañero de follada y por otra algo que no podía ver pero sí sentir, el roce de una polla caliente y suelta, salvaje y en libertad, golpeándole los muslos.
Pequeñito pero matón, DeAngelo terminó rindiendo pleitesía a ese enorme pollón y acabó de rodillas, mamándole ese tremendo trabuco que hacía de Adrian un gran hombre. Calada a calada se la dejó todavía más grande, más hermosa, más gorda, más erecta, más venosa. Le cogió por los huevos y le dio besitos en el cipote, se llenó la boca de rabo y lo amasó entre sus gruesos y carnosos labios.
Le dejó la polla lo suficientemente mojadita como para que pudiera cascarse un pajote mientras él le amaba bocarriba. Leche blanca hidratando sus marcados abdominales, una imagen a la que DeAngelo no pudo resistirse durante mucho tiempo, antes de sacarla del interior de su culo y correrse encima de su puño, su rabo y sus pelotas. Doble de chocolate con extra de leche.