Había algo irresistible que llevaba a Valdo Smith a abrirse de piernas ante Niko Demon cada vez que le miraba a la cara. No podía apartar la vista de sus ojazos claros, que contrastaban con su cara bronceada y esa apariencia de machote empotrador, tan varonil. Ceño fruncido mientras se dejaba meter sus veinte centímetros de polla por el culo y sin condón. Encantado de estar ante un tio de apariencia de daddy joven que le llevaba al cielo.
La aventura comenzó en la azotea. Hacía calor, los dos estaban cachondos y necesitados de algo más que de una paja. Se gustaban y sus rabos tiesos no pudieron esconder lo que sentían el uno por el otro. Niko le cogió de la cabecita con ambas manos y en plan cabrón le metió un morreo, mientras las picha enorme y gorda de Niko apuntaba hacia arriba, exageradamente grande en comparación con su torso, esperándole ahí abajo para ser comida después del beso.
La fama de tragón de Valdo no era en valde. Era el mejor come pollas de la ciudad y lo demostró comiéndole toda la tranca a Niko, que tuvo que recular un poco al sentir cómo su cipote se colaba por lo estrecho de la garganta de ese perraco. Valdo se lo comió todo, hasta los dedos de los pies, antes de ponerse a cuatro patas y donar su culo para la causa de ese galgo salido.
Buen amante y mejor follador, para Valdo fue un placer entregarse a ese hombre. Aparte de en su cara, se fijó en su cuerpo con los músculos a pleno rendimiento. Estaba cañón y bien fornido. Tenía el cipote rojo y cargado de placer, pero aún así se dio el lujo de penetrarle el culo sacando y metiendo la polla completa a pelo. Era enorme y el ojete de Valdo se la tragaba entera.
En cuanto se acostumbraron el uno al otro, la temperatura comenzó a subir a punto de romper el termómetro. La polla entraba limpiamente, Valdo culeaba hacia atrás pidiendo más centímetros a Niko de los que tenía. Eran como dos perros follando sin poder salir el uno del otro, necesitados. Era tal el calor que hacía que el anticipo de anticiclón llegó hasta Tim, que agarró una manguera para meterles una ducha y refrescar un poco sus cuerpos calientes, aparte de limpiar la semilla que Niko había dejado a Valdo en el muslo al correrse.