Cualquier perro se hubiera arrastrado hasta ese par de piernas peludas y varoniles que descansaban en el sofá y se plantaban en el suelo. Desnudas, fuertes, rozándose, casi sin necesidad de mirar más arriba uno podía fantasear con dos hombres complaciéndose en un momento íntimo, quizá cada uno con la suya o puede que cruzando pajas. Esa imagen perversa fue lo que hizo a Ruslan Angelo avivar su imaginación y acercarse a esos dos daddies hambrientos de boca y culo.
Les pilló calentándose. Dan, el más veterano, pintando canas en el pelo del pecho y con un cuerpazo más fuerte que el vinagre, se inclinaba hacia la izquierda y se comía el tranquito de Viktor Rom, al que no le quedó otra que pasar el brazo por el cabecero del sofá apartándolo de su rabo y poner los ojos en blanco mientras ese tiarrón le comía toda la polla a boca llena.
La llegada de carne fresca, de ese chaval jovencito y nalgón que se metió entre las piernas y agarró las pollas a dos manos acicalándolas por turnos, les puso bien cachondos. Repeinadito, con pendiente y collar de oro, guaperas, tenía un arte para chupar y unos labios que eran de otro planeta. Dan aguantó la mirada del jovenzuelo que le comía la polla, al que seguramente le sacaba más de veinte tacos.
Viktor y Dan se abrazaron en señal de camaradería pasándose el brazo por los hombros, dejando que Ruslan les babeara y dejara bien limpias las vergas. Luego se pusieron de pie cadera con cadera para que el chavalito se nutriera bien de rabos. No sólo era guapo, estaba cachas y esas manos fuertes, esos biceps destacando en sus brazos masturbando pollas parecían hechos de acero.
Esa preciosidad se plantó a cuatro patas en el sofá dándoles las espalda. Piernas abiertas, un culazo redondito, despampanante, suavecito. Los cojones y la polla colgándole entre las piernas bien abiertas. El rabo duro apuntalando el cojín. Dan fue le primero el devorarle el culo sumergiendo los morros en esa impresionante raja a la vez que le cogía la polla con la mano y sostenía sus huevos con el pulgar del puño.
Lo siquiente que hizo fue penetrar ese joven culazo sin condón. Se sintió sucio al principio, pues bien podría tener la edad de su hijo, pero luego la misma idea le excitó hasta el límite. Quñe nakgas tan turgentes y duritas, qué muslazos, qué guapos y tragón que era. Le estaba volviendo loquísimo. Viktor se encargó de dar de comer rabo y acallar sus gemiditos con su enorme polla dentro de su boca, hasta que Dan y él se intercambiaron las posiciones y Viktor le crujió a pollazos mientras Dan se derretía mirando esa carita guapa chupando de su polla como si fuera un biberón.
Los dos rabos le habían entrado cómodamente. Con ese culazo era de esperar. Seguro que había lista de espera para follárselo y que le habrían metido unas pollas descomunales por el ojete. Ante un culo así de abierto, no quedaba otra que meterle doble rabo para completarlo. Viktor se sentó, inclinó su polla hacia adelante, Ruslan se ensartó encima de ella y Dan acudió por detrás deslizando su rabo por encima del de Viktor hasta insertarlo dentro del agujero.
Ahora sí Ruslan estaba relleno de rabo y tener dos pollas culeándole por detrás le hicieron sentir completo. Pero dolía, así que siguió sentado sobre la de Viktor, chupando la de Dan y saltando, dejando que su larguísima polla danzando al viento haciendo el molinillo, rozando los muslazos de Viktor, regalaran a Dan unas vistas impresionantes.
Dan empotró a Ruslan contra el sofá. El chaval se había hecho un ovillo en una esquinita, elevando las piernas al pecho, dejando el culo abierto. Se inclinó hacia él mirándole a esos ojazos, se la metió y se lo folló con muchas ganas, recreándose en su musculoso cuerpazo, en su carita, en su polla y sus huevos meciéndose como flanes justo encima de su rabo penetrador.
Cautivado por ese pecho de pelo blanco, Ruslan estiró un poco el brazo y le sobó los pectorales peludos. Le encantaba ser follado por un buen macho fornido como ese. Viktor tomó el relevo y le estampó la polla cascándose las pelotas en esa espectacular raja. No dejaron de penetrar a esa belleza de chulazo que estaba tan entregado a ellos, de intercambiarse para darle por culo como se merecía.
Un sonoro gemido vino de la parte de atrás. Viktor echó una ojeada y se encontró a Dan masturbándose a punto de correrse. Como buen compi, salió del culo de Ruslan y le cedió su puesto. Dan iba a meter una preñada al chaval. Vio cómo su cara se sonrojaba, sus músculos, sus nalgas se ponían tensos, también la expresión en su cara. Entonces paró de culear y se quedó con las caderas pegadas a las nalgas de Ruslan, su polla dentro de él. Ruslan sonreía mientras Dan le preñaba con su semen.
Al sacarla, todavía no salía ni una gota, pero Viktor quiso aprovechar el nuevo lubricante para meterle una doble preñada. Le metió rabo hasta que le vino el gustillo e intentó aguantar el tipo manteniendo las piernas firmes en el suelo a pesar de que le temblaban del gusto. Ahora sí al sacar la polla, un buen lechal salió con ella del agujero. La leche saliendo de la raja de ese precioso culito, chorreando por sus pelotas. Viktor miró a Dan y sin intermediar palabra, se dieron un festín, metiendo los morros en la raja, bebiendo un delicioso chupito de su propio semen.