Lo sintieron por aquellas parejas que se fueran a casar ese sábado en la gran ciudad, pero la suite nupcial del hotel ese día tan especial iba a ser para ellos, para montarse una juerga épica, para retozar como perros y gozar de sus cuerpos, sus rabos, sus pelotas, sus culazos, para ponerse los cuerpos unos a otros una y otra vez delante de las narices de los demás.
Dante Lauro, Manuel Skye, Marco Antonio, Michael Lucas, Nico Zetta, Oliver Hunt, Pol Prince, Ricky Hard, Rico Marlon, Valentin Amour y Vlad Stark fueron llegando a la habitación. Según entraban por la puerta lo primero que desaparecía era la camiseta, seguida de las zapas que se iban quitando a la vez que se desabrochaban los pantalones y se quedaban totalmente desnudos y expuestos.
Sí que era una gozada retozar todos juntos encima de una cama, poder rozar los cuerpos de los demás, estirar la mano y tocar lo que quieras, lo que más te guste, pero hasta en una orgía había que centrarse y se dividieron en parejas. No unas parejas al uso, ya que fueron intercambiándose para probarse todos a todos. Los más viciosos cayeron bocarriba en la cama y se abrieron de piernas para que los machotes empotradores pudieran empezar su trabajo.
Rabos enormes colándose por agujeros que se derretían de vicio a su paso. Nico, que estaba siendo bien follado, se vio encerrado en un improvisado trenecito en vertical cuando de repente Vlad se insertó su polla en el culo. Le dieron de lujo por delante y por detrás, al unísono, llevándole al límite. Mientras una tremenda cigala le agujereaba el trasero, Vlad se hundía su polla dentro del culo, todo el gusto a la vez.
El guaperas de Pol, abría culitos a su paso y se convertía en uno de los atractivos principales de la fiesta. Tremendamente dotado, su guapísima cara, su barbita, sus ojazos, esa cara de follador que ponía al penetrar un buen culazo cogiendo por las piernas al chavalito de turno, abriéndolo de par en par. También estaba cuando se le necesitaba para regalar amor, cuando Oliver Hunt fue buscando sus besos mientras Rico le atravesaba con su gordísima polla.
No muy lejos de allí, en la cama, Vlad se ponía a cuatro patas y se mamaba el estupendo rabo de Manuel mientras el otro guaperas del grupo, el pecho lobo Nico, le daba por culo introduciéndole su larga varita por el ojal. Los gemidos alimentaban sus ganas, cuerpos sudados, las pelotas recargadas, pero a estos once machos todavía les quedaba energía para guarrear un rato más.