Cada vez que el jovencito Zack Hunter llega a un nuevo barrio, le gusta pasarse a saludar a los vecinos. Saludos desde lejos al salir a correr y verlos pasear a sus perros, invitaciones a cenas, alguna que otra fiesta en el porche de alguna de esas imponentes casas y… pajas matutinas. Por lo que se ve en ese nuevo lugar al que ha llegado no son muy de cuidar la intimidad, porque Zack acaba de descubrir a un tiarrón musculoso y chulazo cascándose un pajote de buena mañana y el cabrón, además de estar buenísimo, tiene una buena tranca.
Primero se le queda mirando a través la ventana, hipnotizado por el movimiento de su mano zurciendo el pene arriba y abajo, mordiéndose el labio, conteniéndose las ganas de exhalar algún que otro improperio que haga justicia a lo que está viendo. William Seed tiene la ventana de su casa abierta y Zack se propone echarle un par de cojones, colarse en casa ajena y ayudar a ese tio con su tarea ofreciéndole algo mejor a cambio, su culo y su boca, cuando otro se interpone en su camino.
De la nada, otro tiarrón se acerca a William sigilosamente dando pasitos hacia él con las rodillas y las manos, William suelta su rabo, se pone los brazos por detrás de la cabeza y Kit Cohen le olisquea la polla y la frota contra sus abdominales antes de agacharse y metérsela dentro de la boca. Si la polla le parecía ya grande y gorda, ahora se lo parece aún más en manos de otro hombre.
Se fija en la carita guapa de William, en cómo entreabre la boca de gusto y echa la cabeza hacia atrás al sentir los labios de Kit arropando su pija con mucho amor, en su mirada perdida, en su escultural y musculos cuerpazo que parece esculpido por los mismísimos dioses. De tanto ver entrar y salir su polla por la boca, agarra la cabeza de Kit y entra en modo fucker usándola como si fuera el mejor de los consoladores.
Antes, en sus manos, la había dejado dura y gorda. Ahora, en manos de otro, se había convertido en un majestuoso pollón durísimo, venoso y lleno de babas. La mamada hubiera seguido varios minutos más si no llega a ser porque casi descubren a Zack y es que no es fácil mantener el equilibrio y el silencio cuando te estás apoyando a duras penas con una mano contra el marco y estás usando la otra para cascártela viendo a una pareja pasarlo bien al otro lado de la ventana. Antes de ser descubierto, Zack prefirió salir por patas e imaginar la continuación de esa historia a solas en el baño de casa dándole al manubrio. Una lástima, porque lo que no sabe es que Kit es otro vecino que en su día hizo lo mismo y que, de haber sido descubierto, habría asistido a un trío de ensueño.
Kit miró a William, sabiendo que hacía un rato alguien les había estado espiando, apenados porque seguro que hubiera sido un buen culito con el que pasar un buen rato. Kit volvió a la cama, se quitó los calzones, se tumbó bocabajo completamente desnudo y separó las piernas como ya estaba acostumbrado a hacerlo todos los días, dejando el espacio suficiente como para que William colocase sus piernas por dentro y le pudiera meter esa enorme polla por el culo.
Esos primeros segundos en que él elevaba el culete en pompa, meneaba las caderas y echaba el pandero hacia atrás para hacer hueco al pollote, eran deliciosos. Pocos segundos después, sus nalgas se convertían en turgentes flanes que no paraban de agitarse a cada pollazo que William le metía por detrás. Era un máquina follando, una puñetera taladradora para la que penetrar orificios se había convertido en su oficio y beneficio.
Su musculoso cuerpo bañado en una suave capa de sudor, reluciente con la luz del amanecer que entraba por la ventana, la silueta de su gran espalda, de las protuberancias de sus curtidos abdominales, de su enorme y redondito culazo, toda su musculatura en tensión empotrando y dando todo a ese culazo embriagador. Kit podía ver todo eso a través del espejo que tenían al lado. Les gustaba ver sus cuerpos desnudos en plena acción, que al mirar les diera la sensación de ser otros, de tener a otros en esa habitación haciendo las mismas guarradas que hacían ellos.
A Kit le gustaba empezar con un macho dándole bien por detrás, pero enseguida se las apañaba para afrontar la follada cara a cara, sentándose sobre las piernas de William mirándole de frente, colándose la polla por el agujero y admirando ese cuerpazo bestial que no paraba de follárselo culeándole desde abajo, su rabo rebotando sobre sus abdominales, tan largo que llegaba a sobarle el valle entre sus pectorales.
Y le encantaban los tios que aun ejerciendo de machotes en potencia, se alegraban de ver cómo una pija les daba unos buenos hostiazos y se rebozaba por encima de ellos. William era de los que incluso miraba hacia abajo recreándose la vista. Kit se quedó un buen rato saltando sobre esa polla maciza, durísima y potente, luego se tumbó de nuevo en la cama pero esta vez bocarriba y abriéndose bien de piernas para ver cómo William se abalanzaba encima de él y se lo follaba.
Su enorme polla desgarrándole el ojete, sus manos calientes y fuertes agarrándole por las caderas, en sus hombros, oprimiento su cuello levemente con los pulgares, creando ese puntito de placer irrresistible, ese cuerpazo musculoso en acción machacándole. Kit miró a ese pedazo de hombre por última vez de arriba a abajo. Su guapísima cara, con esos ojazos y esos morritos, ese rictus de cabronazo en su semblante, sus prominentes pectorales, su abdómen, esos oblicuos desapareciendo por debajo de sus caderas y fundiéndose en esa herramienta que lo estaba llenando de placer.
Cerró los ojos con esa imagen en su mente, echó la caebza hacia atrás hundiéndola en la almohada y sintió el gustito del semen brotando de su propia polla, el vacío que desalojaba sus cojones y un gusto inusualmente exquisito. Recuperado, se inclinó y no paró de zurcirle la polla a William hasta sacarle la leche. El chorrazo más potente salió disparado hacia arriba, pasando por delante de sus ojos y cayó en uno de los muslos de Will. Siguió machacándola y se llenó una buena dosis en los morros. William gemía y se revolvía con los brazos y las piernas abiertos, disfrutando plenamente de esa paja que le estaba regalando el chico de al lado, agarrando a Kit de la cabellera para que le comiera la polla y la lefa ensuciándose los morritos.