Después de la terapia inicial, que comenzó poniendo a tono el pollón de Michael Boston con su terapeuta dejando ver cómo le follaba el culo a un musculoso jovenzuelo, y después dejando que se lo follase él, Reese Rideout, más conocido entre sus colegas de oficio como Dr. Wood, pensó que su paciente ya estaba preparado para salir al mundo a petar culitos.
Collin Simpson también estaba de acuerdo, sobre todo después de tener la gruesa y larga herramienta de Michael penetrando a pelo su culazo y es que a un pandero tan exigente como el suyo no le daba placer cualquiera. Pero hubo algo que Collin percibió que hizo que la despedida se alargara más de la cuenta y es que aún habiendo acabado de follar juntos, parecía que la polla de Michael estaba más exultante que nunca, a juzgar por la tienda de campaña que volvía a tener montada en los gayumbos.
“Mira, todavía sigue empalmado” dijo Collin. El Dr. Wood comprendió que a lo mejor aquello era una buena forma de refrendar el éxito con su paciente. Michael y Collin volvieron a fundirse en un morreo y el doctor se quedó en bolas mirando a esos dos tortolitos. Se agachó y les separó un poco de las caderas para meterse en medio. Resultó que los muy cabrones tenían las lanzas en alto, bien duras.
Les empezó a comer las pollas y enseñó a su paciente a comer un buen nardo, el de su joven ayudante, bolas incluídas. Tú le comes el pito y yo le chupo las pelotas. No quedó boca que no chupara un buen rabo ni culo que probara una buena polla, excepto el del machote del doctor, que ejercía de maestro de ceremonias poniendo cada vez más cachondos a esos dos.
Entre su joven ayudante y él hicieron un sandwich con Michael en medio, de pie, los tres bien pegaditos, agujereándole el culo a pelo por turnos e invitándole a tomar asiento después en un trono de lujo. Collin y Reese se tumbaron a lo largo del sofá, juntando sus dos pollas como si fueran una sola. Michael se sentó encima de ellas, sintiendo cómo se abría el agujero de su culo como nunca antes. Casi sin manos, le empezó a salir la leche del rabo. Estaba más que recuperado.