Entre Seth Santoro y su compañero de recepción del hotel, ya habían fijado unas normas. Siempre que llegaba un tio madurito interesante, que era los que le gustaban a él, el otro le cedía el derecho a acompañarlo hasta la habitación correspondiente. El trabajo allí era tan aburrido que no paraban de pensar en rabos y en follar. En algunos descansos se iban a la parte trasera del callejón a cascarse unas pajas y estaban ya hasta aburridos de follar entre ellos que necesitaban emociones nuevas.
El tiarrón que llegó ese día estaba tremendo, no había visto cosa más atractiva en semanas. Mientras le abría la puerta a Manuel Skye, no atinaba ni a meter la llave por la cerradura. Seguro que se lo había notado. Encima tuvo que quedarse en la habitación esperando, porque necesitaba que le firmase unos papeles de la estancia y el muy cabrón le hizo permanecer allí hasta haberse duchado, que parece que llegaba de un viaje bastante largo e intenso.
Avance “Check in / Check out”
Lo que hubiera dado por haber tenido el valor de acercarse a la rendija de la puerta del baño y haber hecho de mirón, pero no hizo falta, porque Manuel salió desnudo, sólo ataviado con la toalla blanca alrededor de la cintura y comenzó a desnudar a Seth, muy seguro de que había notado que le molaba. Manuel bajó por su cuerpo, dejó la cabeza a la altura de su entrepierna, le quitó los pantalones y le comió la polla a un ritmo endiablado que casi le hace preñarle la boca.
Mientras se la chupaba, Seth vio cómo se le caía la toalla y dejaba al descubierto un pollón erecto y durísimo, el mismo que a los pocos segundos estaría perforándole el culo en plan salvaje. La ducha había revitalizado a ese machote, que no paraba de empalar su herramienta por el trasero del botones. Un trabajo que también tenía sus cosas buenas.
