Amantes de los fenómenos sobrenaturales, como si fueran los hermanos Winchester de los que son tan fan, Theo Ford y Gabriel Cross se lanzan a la caza y captura de fantasmas comenzando por una casa en la que les han asegurado que hay presencias no humanas. Al menos así lo atestiguan los vecinos, que no paran de escuchar el crujido de la madera y gritos aterradores a todas horas.
Al llegar esperaban encontrar un caserón completamente vacío, pero resultó tener dueño. El tal Paddy estaba semidesnudo y el cabrón estaba requetebueno, vamos, que tenía que gastar una buena polla. Ellos que llegaban con toda su ilusión de primerizos y la primera en la frente, cuando Paddy les comenta que todo son habladurías de la gente y que allí no hay fantasmas.
Tanto equipo para nada. Además, con lo buenorro que estaba ese pibe, lo más probable es que aquellos gritos y crujidos no fueran precisamente por los fantasmas, sino por los muelles de la cama y los gemidos que tendrían que meter los ligues de ese maromo cuando les metía la polla por el culo.
Follador nato seguro, pero el cabrón no pagaba las facturas de la luz, porque cuando Theo y Gabriel mataron el tiempo en el sótano dándose el uno al otro por culo, donde habían soltado todos los bártulos, la luz no paraba de ir y venir y eso para Gabriel, que era un cagao, se terminó convirtiendo en una follada de pesadilla. Me cago en la puta, a oscuras que se quedó justo cuando Theo le estaba dejando los lefotes en toda la jeta. Tuvo que conformarse con sentirlos espesitos cayendo encima y con su sabor.
