En este grupo de amigos, las cosas ya no son tan jodidamente sencillas como antes. Se han reencontrado cinco años después y ahora toca conocerse de nuevo, al menos en el terreno sexual, porque a la vista de las conversaciones que mantienen a la puerta de los meaderos de una discoteca, el que antes tenía clarísimo que le encantaba poner el culo, ahora resulta que también le gusta follar culos y al que antes jamás hubiera pensado que le rozarían su agujerito, ahora le meten grandes pollas.
¿Es mejor hablarlo claro o que surja sobre la marcha entre besos y caricias sobre una cama? ¿Qué ocurre cuando dos machos de pro petadores de ojetes se juntan? Bueno, ea esta última pregunta responderemos en la siguiente parte, pero ahora toca dar respuesta a la primera, cuando dos hombres se reencuentran después de mucho tiempo y tienen que redefinir su condición.
Josh Moore se siente mal y se lo hace saber a Paddy O’Brian, desde siempre pensó que si un hombre tenía que desvirgarle, ese sería él, pero la realidad es que ya lo hizo otro antes. Paddy le consuela y le hace sentirse mejor diciéndole que donde cabe una polla, caben dos, y vaya que sí. No es tan importante el hecho de conquistar la montaña como el de protegerla.
Sus palabras surtieron efecto, porque Josh se animó, le quitó el cinturón, le bajó los pantalones y le comió la polla como nunca nadie se la había comido, a bocado limpio, abriendo la boca a tope, tragándose el rabo hasta las pelotas y deslizando los labios hasta llegar al capullo para volver a empezar de nuevo con otra puta calada.
Mientras tanto Paddy no podía hacer otra cosa que gozarla, contener las ganas de darle bibe y disfrutar del hermoso culazo grande, redondito y blanco que se adivinaba en la distancia y al que podía llegar con sus manos.
Esperó paciente a que se hubiera divertido con su tranca lo suficiente y después le atacó la retaguardia metiéndole la lengua por el agujero. Guapo y musculoso, el guaperas estaba hecho todo un portento. Paddy se puso tan cachondo con su trasero que no tardo en sustituir su lengua por su pedazo de polla gorda, partiéndole el culo en dos. Y por supuesto, una cara tan guapa no podía irse sin llevarse toda su estirpe encima.
