Joder, es alucinante la variedad de pollas que tenemos los tios, no hay dos iguales, quizá esa sea una de las razones por las que algunos no asientan la cabeza ni patrás, normal que con tanto tamaño muchos sientan la necesidad de ir a la caza de todas como si fueran Pokémon hasta saciarse el apetito. Pues para los amantes de esa gran variedad de rabos, para los que se pondrían de rodillas rodeados de montones de pibes y empezarían a pajear y mamar pollas a diestro y siniestro saboreando pelotas, palos y leche, aquí llega un buen surtido “cuétara” de Navidad que está para chuparse los dedos.
Aymeric Deville y su trabuco grueso y enorme, un pollón tan deforme como exquisito para los paladares más inquietos, de los que gusten por empezar con un primer plato muy fuerte, porque nada más metértela en la boca ya te embucha un buen capuchón. Max Toro y su potente ciruelo con capuchón, una delicatessen para degustar con los dientes, agarrando un poquito de piel del glande, soltándola y después dedicándose a saborear en círculos el cipote que esconde dentro. Ansony y su enorme y gigantesco puro, un auténtico completa huecos capaz de arrasar bocas y culos y rellenarlos por completo.
Tres super pollas, cada una de su padre y de su madre, gigantescas, duras y completamente distintas, unidas en un impactante trío en que les dan un buen uso sin usar condón, completamente a pelo, disfrutando del poder de sus rabos penetrando boquitas y ojetes sin miramientos, una auténtica orgía de carne dura y caliente, de machos gimiendo y dejándose llevar por el gustito del olor a rabo, una escena para hacerse más de una paja y tener sueños húmedos noche tras noche.
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