Para recibir, primero hay que dar, por eso Sean Costin, mucho más experimentado en esto de tener relaciones con el mismo sexo, enseña al jovencito Bobby Effy el buen camino, mostrándole cómo se hace y después dejándole hacer. Primero le quita los nervios que pudiera tener por ser la primera vez con un tio, chupándole toda la polla. El chaval aprendió rápido y se comió su primer rabo agachadito, como un profesional. Seguro que parte de esa chupadita la aprendió de todas las tias que se habían puesto de rodillas delante de su tranca tras finalizar los partidos de béisbol.
La siguiente parte no se la enseñó Sean a Bobby, sino al revés, fue Bobby el que le agarró el culazo y se la metió hasta el fondo, follándoselo como se hubiera follado a una chavala, solo que ellas ponían muchas pegas cuando les intentaba follar el culo y a este le encantaba que lo hiciera. Al principio se sintió como extraño, más que nada porque la primera postura en que se la metió hacía que, cada vez que se la encajaba, notase los cojones de Sean rozándole el estómago. Tras superar algo que nunca había experimentado, al final le cogió el gustillo y le siguió dando por culo. Vaya que si le gustó, sus pelotas hablaron por sí solas cuando le vertió todo el lechámen encima del pandero, blanco como la nieve y abundante.
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