Tras una intensa noche de Halloween, regresé al hotel para dormir las pocas horas que quedaban de la noche más terrorífica del año. Había algo diferente en la habitación. La alfombra estaba como descolocada y el edredón de la cama estaba arrugado y con algunas hendiduras, como si alguien hubiera estado allí. Quizá el servicio de habitaciones para hacer limpieza a sabiendas de que la mayoría de huéspedes habría salido aquella noche.
Me quité la ropa y me quedé en gayumbos dispuesto a dormir y cuando puse las manos sobre la cama lo noté, había algo como crema encima, algo mojado. Me llevé los dedos a la nariz tratando de descubrir qué coño era eso, pero la vista fue más lista, lo había visto tantas veces salir de la punta de la raja de mi polla que no tenía dudas, era una puta corrida, joder, un tio se había corrido encima de mi cama!
Enseguida llamé a la recepción del hotel pidiendo la grabación de la cámara de seguridad, aunque sin dar muchas explicaciones. A ver cómo le decía al tio que había ahí abajo que alguien había entrado por la noche y se había hecho una paja donde yo dormía. Sin ponerme pegas me la dio y la puse en el reproductor.
Al principio todo estaba oscuro, pero podía distinguirse claramente la silueta en penumbras de un chaval que estaba buenísimo, con un cuerpazo excepcional y una cara cubierta por una máscara pero que mi intuición no fallaba tenía que ser gua´písimo. Encendió las luces y empezó a tocarse y desnudarse mirando directamente a la cámara, como si supiera que yo iba a ver esto después. El muy cabrón volvió a apagar las luces justo en el momento cumbre, cuando se quitó los pantalones, pero volvió a encenderla enseñándome los calzoncillos blancos que le marcaba un paquete que me la puso durísima.
Cargada hacia la izquierda tenía un pedazo trabuco impresionante y bien gordo que se marcaba con la mano y se miraba. después miraba a la cámara, como invitándome a comerme esa salchicha gorda. Parecía que se le iba a salir por el lateral de lo larga que era. Volvió a hacerlo, volvió a apagar las luces cuando se sacó el rabo, pero se la pude ver bastante bien, una de las pollas más guapas que había visto en mi vida. Se puso de rodillas al borde de la cama pajeándose a placer y en la oscuridad vi el blanco de la leche de su polla caer resbalando entre sus dedos hacia el edredón. Ahí acabó todo. Volví a deslizar la mano por la cama y me la pasé por la lengua degustando aquella lefa. Si era un fan secreto, muy pronto nos encontraríamos para que me diese todo eso directamente dentro.
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