Qué coño tendrán los fontaneros, los ya casi desaparecidos butaneros, pintores, electricistas y todo lo que tenga que ver con ser un manitas, que nos siguen poniendo cachondos, no sólo a nosotros, a ellas también. Sí, muy típico lo de pensar que alguno de ellos llama a tu puerta y querer follártelo, pero es que es la verdad. Yo el otro día por la calle me encontré a cuatro chavales en camiseta de tirantes y con gorrita descargando ventanas y me relamía viendo esos cuerpazos y sobre todo sus caras, guapísimos los cuatro, para ponerles en círculo y que fueran sacando pollas alrededor de mí hasta dejarme pringado de leche. Para eso estaban, para lamerles hasta las cejas. Estas profesiones, a no ser que seas autónomo y con mucho curro, no están bien pagadas de dinero, pero lo que es de morbo tienen de sobra.
Cuando Adan Burn contrató a su compañía de seguros, nadie le explicó que si se le rompía algo, sus técnicos eran especialistas. Especialistas en putear a sus clientes, exigiendo el pago de sus servicios mediante collejas, lamidas de pies, lapos y más. Pero a Adan le da igual con tal de ver cómo el bulto del paquete del técnico Tyler Roding sigue creciendo entre sus piernas, dejando un precioso bulto en sus pantalones vaqueros que en algún momento estallará para darle de comer rabo.
