Aficionados a practicar sexo en sitios públicos, ya sé que la playa es un auténtico sueño, eso de notar la arena en la espalda en plena naturaleza, cómo de repente viene una ola y te encharca literalmente la polla y los cojones mientras estás dale que dale a un buen culazo, pero ahora con el calorcito, aunque se estile más en época de invierno, meterse en una sala de cine en la parte de atrás con el come come este de que alguien del público pueda estar poniéndose caliente mientras follas o te la comen, está genial también.
Una de las series más aclamadas de Men At Play y de la que ya os puse sus tres primeras partes en este post recopilatorio, regresa con su cuarta parte y dos nuevos chicos dándose el lote entre butacas. Sí, lo que menos van a hacer Sunny Colucci y Emir Boscatto es ver la peli de hombres follando, porque lo que van a hacer es la propia peli dentro de la peli convirtiéndose en los auténticos protagonistas de Cine-X 4.
Preview exclusiva de la escena
Imaginaos en la fila en la que está sentado Emir, justo una detrás de Sunny y como un par de sitios ala derecha, con lo que le puede ver de perfil y entre asiento asiéndose la polla que se ha sacado por la cremallera. Cualquiera no se pondría todo cerdo al ver al chaval mojarse los dedos de saliva y llevándolos hacia su capullo para hidratarlo antes de distribuir elimprovisado lubricante por toda su larguísima polla. Entenderéis por qué Emir tardó apenas un minuto en levantarse y ponerse delante de Sunny para recibir esa suculenta saliva en todo su rabo.
Y a ver quién se resiste a un chaval tan atractivo y bien vestido. Con esa carita guapa lo que sea. Y lo que sea es que Sunny quiere el culazo de Emir, un culo no, un señor culazo, grande y con un ojete hecho para atrapar una buena polla como la suya. Un poco de saliva en el agujero y Sunny se lo zumba de lo lindo por detrás. Pero un culo tan potente no se puede quedar sólo en eso, así que Sunny se apoltrona en la butaca dejando el culo abierto y observa cómo ahora es Emir el que se lo zumba llenándole de rabo a tope hasta hacerle correrse encima. Porque apenas había espectadores, pero seguro que de haberlos tenido se hubieran llevado un aplauso y de más de uno algún chorro fan de lefa inesperado.
