Entre los pintores existen dos grandes categorías, los de pincel fino que se dedican a pintar cuadros y los de brocha gorda, esos a los que da gusto perseguir hasta el cuarto de baño a echar una meadita para contemplar su otro arte, conocidos no sólo por pintar a lo grande paredes y casas, sino por tener la fama de cuando se bajan los pantalones, enseñan toda la chorra y la tienen tan grande y gorda que son capaces de empapelarte el culo de un manguerazo.
Koldo Goran es de los de brocha gorda, pero que muy gorda, hiper mega gorda. Todavía en edad de cascársela varias veces al día, su primer trabajo le está dando dolores de pelotas, porque cuando antes estaba en casa, se metía en el baño a cualquier hora cuando le venían a la cabeza pensamientos lascivos y le daba a la zambomba, ahora tiene que aguantar varias horas seguidas sin tocársela y nota que los huevos se le están recargando a cada minuto que pasa sin poder liberar la carga.
Aprovechando la ausencia del dueño del apartamento que está pintando en Barcelona, haciendo honor a su oficio, se baja los pantalones blancos y deja salir su pedazo anaconda, un pollón como una regla y eso que aún está en estado flácido, que ya se va a encargar él de ponerla recta agenciándose algún vídeo guarro de los que tiene cargados en el móvil. La polla todavía se mueve como gelatina y justo cuando empieza a coger la dureza necesaria como para cascársela con fuerza, va y se presenta el dueño Logan Moore pillándole rabo en mano.
A partir de este día, Koldo comprendería el enorme poder de su cimbrel gigante y sabría cómo utilizarlo en su beneficio para salir de cada casa doblemente pagado. Comprendería que su polla en alto balanceándose en el viento sería irresistible para cualquier hombre, que todos se quedarían con la boca abierta al ver su grandeza y que como si fuera un imán, todos se arrodillarían ante ella para comérsela.
Entre el enfado por ver a un chavalín pajeándose en la que sería su futura habitación y lo enorme de aquel rabaco, Logan se centró en lo segundo, siendo imposible no cambiar su rostro de enfado por una mueca de agrado antes de ponerse las botas con el pollón dentro de su boca. Arqueó la espalda y comenzó a dedicarle caricias con los labios al tremendo cipote, sintiendo su suavidad resbaladiza y su contorno en la lengua y el interior de la boca.
Cuando se acostumbró al diámetro, hizo un poder despejando la garganta, tomando aire y tragando, aunque en cada intento no llegase más allá de una cuarta parte de rabo. Joder cómo se las gastaban los chavalines de ahora con esas pijas kilométricas, sí que estaban bien alimentados los cabrones. Cada vez conseguía tragarse más y más y con ayuda de unas culeadas de Koldo consiguió llegar hasta la mitad. Encima la polla era curvadita tanto de lado como hacia arriba, por lo que el capullo, al entrarle por la boca, blandía su raja en el paladar dificultando la tarea pero a la vez proporcionándole la sensación de dejarle la boca llena por completo.
Tenerla dentro de su culo, notando cómo resbalada super apretada, sintiendo el contacto de las pelotas por debajo del cachete del culo, casi en el muslo, fue lomejor del mundo. Nunca se la habían metido tan gorda y larga y no entendió por qué le entraba tan bien, quizá porque su ojete se moría de hambre por comerse ese rabaco. Encima el pintor no llevaba chubasquero, así que pudo notar la piel calentita metiéndosele por dentro, tanto que casi le daba la sensación de que le iba a salir por la boca de un momento a otro, de hecho si en ese momento le preñaba, estaba seguro de que terminaría escupiendo lefa.
Logan se tumbó de espaldas boca arriba sobre una improvisada mesilla y le dejó el culo abierto. Fue como su primera penetración, como si hace unos segundos no se lo hubiera estado follando por detrás. El chaval depositó el cipote en la entrada de su agujero y fue entrando tan poco a poco, centímetro a centímetro, tan apretada y ajustada, que los segundos que duró le parecieron eternos y de un placer inigualable. Logan pudo mirarle por primera vez frente a frente. Puto cabrón, los chavales de su edad solían correrse a las primeras de cambio, sin embargo él estaba aguantando como todo un campeón.
Puesto que los dos ya se habían perdido ese día su sesión de gimnasio, Koldo le echó una imaginación desbordante. Logan se quedó en posición de sentadillas y él se quedó tumbado en el suelo con las piernas subidas a la mesilla, culeando hacia arriba y empalándole con la polla. El trabajo de torso y espalda le sentó de puta madre y tras una serie fue Logan quien tomó el relevo haciéndose las mejores sentadillas de su vida, clavándose el rabo entero cada vez que doblaba las piernas para bajar.
Taladrado de abajo a arriba sin poder escapar, Logan dejó escapar toda la pintura de sus cojones dando manguerazos blancos en el aire que cayeron sobre el cuerpo de Koldo y las sábanas en el suelo. Ni con esas se corrió el chaval dentro de su culo como esperaba, ni sintiendo el semen cayendo alrededor y encima suya. El cabrón tenía una aguante excepcional y le puso a cuatro patas para seguir follándole el trasero.
No tardó en sentir la lluvia blanca sobre la raja del culo, precedida por unos toquecitos mimosos de cipote masajeándole el agujero. La lefa resbalando casi a la entrada del ojete le hacía cosquillas. Después Koldo agarró su brocha gorda. Como buen pintor le dio un repaso por la raja atrapando la pintura y le echufó de nuevo toda la polla dentro lubricada de semen hasta hacerle rebosar la lefa por los lados. Mientras que una persona normal pintaba su casa cada año, él la pintaría de ahora en adelante una vez al mes de un color diferente.