Fin de semana de deberes, tanto en Barcelona, que ya lo veréis en unas horas, como en Francia, donde los padres de Timothe Besse les han separado a él y a su amigo Abel Lacourt al ver que en lugar de estudiar estaban remoloneando. Con el fin de semana por medio y a su edad, pensando más con la cabeza del cipote que con la de arriba, al final no pueden estar uno sin el otro para pasar un rato divertido y Abel se escabulle de puntillas para abrir la puerta de la habitación de su colega.
Lo que ve al abrir la puerta le deja de piedra, la polla digo, de piedra, porque pilla a su amigo con el rabo en la mano y corriéndose encima. El cabrón le corta el rollo y Timothe no sabe dónde meterse, si ponerse los calzones rápidamente o qué coño hacer. Abel enseguida despierta de su asombro y se acerca a la cama de su amigo para rebañar con la lengua los mecos y volver a levantarle la pija pajeándole de nuevo pero ahora con sus propias manos.
Los libros danzan por la cama y les recuerdan que es viernes, el calor y el gustillo del roce de las manos sobre las pollas les ponen tontorrones y acaban follando como perros. A ver cómo sale ahora Timothe por la puerta del cuarto en dirección al baño sin que sus padres le pillen con la cara pringada de la lefa de su amigo.