A base de besos, Alex Rosso y Drew Dixon se fueron poniendo cachondetes. Drew llevaba puestos unos calzones abiertos por detrás y de una talla inferior a la que solía usar a diario, por lo que la punta de la polla se le salía por arriba y con ella rozaba el rabo de Alex, todavía guardado en los gayumbos pero a punto de salir empitonado en cualquier momento.
Su pene firme dibujaba una figura de un buen falo bajo la tela gris. Drew se agachó y comprobó que era tan larga como se adivinaba. Se la metió dentro de la boca y de una se la coló hasta la garganta. Otro se la hubiera sacado para emitir las arcadas pero él era un tio duro y las aprovechó para meterse más trozo de rabo por la garganta y bufar como un cerdaco en todos sus huevos bañándoselos en saliva.
Era su regalo de presentación, dejarle la polla bien húmeda a la primera. Cuando Alex se la meneó, Drew descubrió sus dos enormes y colgantes pelotas que se mecían al son de su paja. Metió la cabeza entre sus piernas y le sobó las bolas con los labios comiéndose una a una antes de volver a devorarle ese pito largo de veintiún centímetros que le volvía loquito.
Alex se sentó en el sofá con las dos manos ocupadas. Con una mantenía su rabo a raya haciéndose unas maniobras artesanales, la otra ya estaba en el pandero de Drew, con uno de los deditos colándose por la raja, dedeándole ese ojete caliente, sintiendo el palpitar de su entrada que esperaba con tantas ganas recibir una buena polla que lo alimentara.
Mientras tanto, Drew se dejó amar por ese galán que le colmaba de besos con esos labios carnosos y bonitos que tan bien dibujaban su barbita y la línea de su fino bigote, que le gemía al oído y le comía le cuello. Haciéndole cosas así de ricas, a Drew se le abría el agujero solito, deseando tener a ese chaval bien adentro. No fue fácil desprenderse de su mano y de sus carantoñas, pero es que ese falo solitario se merecía que se lo mamaran bien mamado.
Se la chupó dejándole todas las babas encima. Ahora que la tenía empalmadísima, más larga y gorda que nunca, se le hacía cuesta arriba hacer lo que le hizo al principio, tragársela entera. Se recostó en la cama ofreciéndole su culo y en cuanto notó su lengua y sus labios intentando abrirse camino por el hueco, una oleada de calor y felicidad le inundó todo el cuerpo.
Miró hacia atrás y vio cómo se levantaba, con la polla dura y enorme en la mano, dispuesta a penetrarle. El cabrón se dejó el tacto y las buenas formas en casa, algo que, lejos de molestarle, a Drew le encantó, que fuera tan perro y traicionero, que de repente y sin previo aviso se la colara a full y sin condón por el agujero metiéndosela hasta el fondo, hasta cascarle las pelotas.
La polla le entraba por el agujero como la seda. El ojete y su miembro estaban tan húmedos que a veces, de tan fuerte que le empotraba, a Alex se le salía el rabo del hueco y, debido al impulso y al ritmo infernal al que le enculaba, cuando eso sucedía, le restregaba la polla por la raja del culo y la espalda y entre las piernas sobándole los cojoncillos.
A Drew le encataba que un tio la tuviera así de larga. Le gustaba porque cuando se cabalgaba a uno así de dotado, a menudo acababan como Alex, enculándole desde abajo, metiendo un buen impulso y aprovechando la longitud de su tranca para hacer un trayecto de largo recorrido hacia el interior de su ano. Un viaje inolvidable.
En el punto álgido de la follada, Drew se tumbó bocarriba en la cama y se abrió de piernas para su chico guapo. Mientras Alex se acercaba dando pasitos con las rodillas, él aprovechaba para seducirle tocándose el agujero del culito con un dedo, comprobando que estaba al punto, caliente y abierto para él. Tenerlo encima, disfrutar de su cuerpazo, de su cara bonita y sus ojazos, era una gozada.
Aprovechándose de la palanca de su polla dura, Alex elevó el culazo de Drew para que este pudiera ver incluso más del festín, para que pudiera apreciar la forma en la que su larga pirula entraba por el agujero y se lo perforaba. Al sacarla, se la meneó y se corrió encima, llenándole las nalgas y el muslo izquierdo con una buena cantidad de leche antes de volver a metérsela por el culo, todavía empitonada y cubierta de semen.
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@ fotos por Oscar Mishima
