La batalla había comenzado pronto en las barracas y los soldaditos hacían lo que tenían que hacer, con sus fusiles cargados y la recámara de las balas de los huevos llenas de amor para dar y regalar cuando llegara el momento. Jota Palma y Gitano Silva se daban el lote comiéndose a besos. Viktor Rom ya se estaba comiendo el culazo de Roxas y apuntando hacia el agujero con su enorme rabo mientras este a su vez devoraba con ganas el rabaco de Javi Hard, que siempre la tenía bien dura y Jorge Sainz le comía la boca.
No muy lejos, Pablo Bravo y Santi Noguera se camelaban la carita guapa de Mars Gymburger, dando por sentado que cuando acabara esa contienda, iban a dejársela decoradita con la leche de sus pelotas. Gitano se unió al cuarteto, dejándoles a todos locos con su larga picha. Jota formó el suyo propio acercándose a Pablo, que enseguida le acogió en el grupo y le acarició el culete con mimo y ganas de juerga.
El quinteto iba que se las pelaba. Roxas y Jorge ya tenían cada uno un buen rabo jodiéndoles el ojal. Se miraban fijamente el uno al otro pero con la mirada perdida, echándose el aliento encima, encajando los pollazos, disfrutando. Gitano animaba a Javi a meterla más y mejor, pajeándose justo a su lado, observando cómo su churra entraba y salía por ese culete.
El otro grupo se lo tomaba con más calma y se había dado al arte de mamar. Santi había cogido la mejor posición, en cuclillas y con tres buenos rabos para zamparse. Mars y Pablo se desmarcaron del resto por un momento. Pablo se sentó en la camita, con el pulgar inclinó su durísimo pirulón hacia la cara de Mars que enseguida se metió entre sus piernas y se lo empezó a amamantar aplicando fuerza con los labios.
Gitano se dio la vuelta y lo que tenía entre las piernas no pasó desapercibido para Mars, que enseguida se llevó su verga a la boca. Delgadito, pero marcando unos buenos abdominales, lo de Gitano era para dar de comer aparte. Su pollón destacaba sobremanera. Le había crecido tanto a lo largo, que la piel se retraía por detrás de su gordísimo cipotón que abría el apetito a cualquiera.
Mientras ellos se dedicaban a mamar, Viktor y Javi parecían haber iniciado una batalla aparte en la que combatían por ver quién hacía gemir más alto al chico al que se estaban follando. Menudos empotradores estaban hechos, menudas embestidas les metían, fostiándoles las nalgas con sus grandes pollas.
Tenerla grande no implicaba tener un agujero a tu disposición. Para una vez que Gitano se inclinó para chupar rabo, Pablo aprovechó el momento para clavársela a pelo por detrás. Jota se llevó un buen culazo al miembro. Un momento tenía la boca de un macho echándole el aliento sobre el rabo y al segundo siguiente Santi ya estaba sentado sobre sus piernas, haciendo un bailecito de caderas con el miembro viril de ese zagal dentro de su ano.
Viktor no paraba de reventar culos y el de Santi era toda una proeza. Se estaba pegando el fiestón padre abriendo hueco para los demás. La parejita formada por Gitano y Jota no dejaba tampoco títere con cabeza. No conformes con agacharse y llevar al límite a Mars comiéndose su rabo y sus huevos a dos bocas, le hicieron la trece catorce. Gitano acabó metiéndose su tranca por el culo y Jota le dio de comer de su rabo, ahora más duro y largo que nunca, bien apetitoso.
Latinos al poder, el culazo de Jorge ya estaba bien abierto. Mientras se lo follaba, Viktor hizo una seña a Pablo para que se acercara por detrás a ver si le cabía otra polla. Y vaya que sí, doble rabo que le metieron. Cómo gritaba el cabrón de dolor y gusto, atravesado por esas dos tremendas cigalas morenotas e irresistibles.
Lo de mirar y no tocar no era algo a lo que hubieran enseñado a Pablo. Él era más bien de todo lo contrario. Al ver el culazo de Jota empotrando a toda potencia a Jorge, se acercó para sobar esas nalgas redondas y blanquitas, para acariciarle las pelotas y para sobar con la yema de sus dedos ese punto de contacto caliente, el agujero por donde la minga entraba y salía del ojete. Puro espectáculo para los sentidos.
Como buenos hombres de acción, uno a uno se fueron deslechando, metiendo unas buenas preñadas por los culos que les apetecieron. Javi acababa de dejar una buena dósis de esperma, con el ojete de Roxas rezumando amor. Pablo no pudo resistirse. Se acercó meneándose el rabo en la mano, a tiempo para blandir el gozoso agujero del culito con su glande y depositar dentro de él otra buena lechada.
La imagen de un buen macho descargando leche, apretando con el culo, la cara llena de felicidad con el rubor en las mejillas, la enorme polla endureciéndose más todavía, conduciendo el esperma hacia el hueco, haciéndole rebosar de alegría. Retiró la polla como un tapón y la leche resbaló por las nalgas. A falta de dos, llegó una tercera. Gitano acababa de ver esa guarrada y, a punto de correrse, metió su larga y dura polla por el agujero lleno de leche y le estampó la tercera dósis. La cara de Roxas lo decía todo, preñado por tres machos en una sola ronda.
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