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Viktor Rom seduce a los chulazos rubitos Sam Steiner y Benjamin King con su gigantesco rabo y se los folla sin condón

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Todo el tiempo que esos dos chulazos rubios se estuvieron contoneando sobre el escenario calentando a los presentes, Viktor Rom no paró de sobarse el paquete. Babeó de lo guapos que eran, con sus cuerpazos definidos y lo que más le infló la polla fue ver sus culazos redonditos, pensando en lo bien que quedaría su gruesa y gigantesca pija entre esos apretaditos cachetes.

Cuando Sam Steiner y Benjamin King se fueron a los cambiadores, Viktor les siguió y convenció al guarda de seguridad a golpe de rabo, sacándose la verga de la bragueta. Sin guardársela, pilló por sorpresa a esos dos chavalines, que fijaron la vista en su vergón, se miraron el uno al otro y le invitaron a pasar a una habitación más cómoda, una donde solían dar el autógrafo a los fans de una forma muy especial.

Viktor agarró la cama con ganas y se quedó desnudo con la trompa por fuera, bien dura y gorda. Ellos se acercaron lentamente, sonriendo de gusto de poder gozar de un pollón tan grande. Viktor se la pajeo suavemente hasta que los dos rubios se hicieron cargo. Sam fue el primero en pegarle una calada para luego subir a la boca de Viktor con el sabor de su rabo encima. Ben tomó el relevo y se llevó las babas de su colega. Por la forma en la que abría la boca  tope para jalar rabo, estaba claro que lo de chupar pollas tan exageradamente gordas no era algo habitual.

Sentirse tan deseado, que deseaban su polla con tantas ganas, le llevó al límite. Fue demasiado cuando acercaron sus caras y rindieron tributo a su rabo. Se miraban con deseo a un palmo de distancia, rozaban sus naricez, sus frentes, los flequillos de sus pelazos, intercambiaban la saliva encima de la polla que había en medio de ellos y se la pasaban de uno a otro para chuparla, para relamerla con vicio, para metérsela en la boca y digerirla hasta las pelotas.

Se puso de pie en la cama y disfrutó de las vistas. Ojazos claros que le miraban desde abajo, suplicantes, mamadas, comida de huevos, la camaradería que tenían entre ellos dos, Ben apoyando una mano sobre la espalda de su colega, ayudándole mientras este se metía el pollón entre pecho y espalda, bocas hambrientas, lenguas húmedas, sonrisas que le llenaban los huevos de esperma. Deseó correrse encima de sus caras cuando les vio con las boquitas y las lenguas tan juntas que casi estaban morreándose.

Les folló las bocas por turnos. Primero agarró a Ben poniéndole las dos manos en la nuca y le empaló fuerte hasta que le sobrevino una arcada. Le dejó recuperarse agarrando a Sam de la misma forma y metiéndole la polla hasta la garganta. Sam aguantó más tiempo y Ben se picó pidiendo una segunda oportunidad que cumplió con creces.

Si les dejaba, nunca se hartarían de su polla, así que les pidió que le enseñaran esos culazos y los menearan sugerentes igual que habían hecho sobre el escenario. Viktor pensó que era una lástima que los asistentes ahí fuera no pudieran ver el final de esa historia de amor, pero pensó que alguien la vería algún día. Esa historia de amor comenzó con los dos jóvenes rubitos a cuatro patas.

Aparte de dar buena cuenta de sus formidables rajas, por la mirada que Sam echaba a su compañero, Viktor entendió que, a pesar de haberse visto todo, nunca había pensado en él de esa manera. Miró a Sam y le insinuó que aprovechara ahora que su amigo estaba todo tierno y deseando rabo. Viktor coló su durísima y gorda polla por el recto de Sam y Ben alargó una mano hacia atrás, agarrando el pene de Sam y conduciéndolo hacia el interior de su caliente agujero.

Antes de metérsela, Sam lanzó un escupitajo cuyo fin era lubricarse el rabo. La excitación hizo que ese gapo se quedara colgando y tuviera que recogerlo con la mano para depositarlo y restregarlo por la punta de su calenturienta polla. Luego separó un poco más las piernas de Ben, se hizo un hueco entre ellas y le dio por culo. Viktor se la enchufó a él por detrás y acabaron haciendo un trenecito sin condones encima de la cama. Uno en el que Viktor era la locomotora que imprimía el ritmo de la follada a todo trapo con sus enérgicas enculadas.

A partir de ahí, Ben se convirtió en el recipiente del placer de esos dos hombres, de su fan y de su compañero. Se turnaron para joderle el culo. De tener el ojete repleto de rabo de Viktor, pasaba a sentir el amor que Sam tenía por él. Por cómo le miraba y por cómo le fusilaba el culo, se apreciaba que hacía tiempo que le hubiera gustado hacerlo. Mientras uno le penetraba, el otro le daba de comer rabo o se la pelaba mirando de cerca.

Viktor no soportó más tanto placer. El interior del culazo de Ben estaba tan caliente y era tan apretadito y suave que le sobrevino la corrida. Sacó la polla justo a tiempo para correrse encima de sus nalgas sin manos. Le dejó el pandero y la raja rebosantes de leche. Sam acudió por detrás para no dejar pasar esa oportunidad. Aprovechó la lefa de Viktor como lubricante y se volvió a follar duro a su colega. Estaba en posición de flexiones sobre él cuando notó el gustazo. No la sacó. Le preñó jodiéndole con unas buenas enculadas, metiéndole todo el pito tieso bien adentro, bañando las paredes de su ano con el sudor de sus cargados cojones.

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