Su compi de curro estaba a punto de llegar y Emir Boscatto apuró hasta el último momento viendo algo de porno en el ordenata, lo que provocó que la polla se le pusiera tan dura que no podía rebajarla ni con el agua fría de la bañera. En un intento desesperado por calmar el ardor de su gordísimo rabo de semental, se pajeó el periscopio por debajo del agua y se dedeó el culito persiguiendo la corrida.
No escuchó la puerta del piso ni la del baño cuando Apolo Adrii le pilló completamente desnudo en la bañera y con las manos en la masa. Para entonces Emir ya estaba demasiado caliente como para pensar en nada que no fuera el sexo y ayudó bastante el que Apolo se acercara como un buen colega, sumergiera la mano en el agua y la sustituyera por la de Emir, agarrándole el tronquito y despellejándolo suavemente.
Al sentir la mano de otro hombre masturbándole, Emir se puso cachondísimo y buscó mucho más de ese chulazo guaperas que le había tocado en suerte por compañero en la oficina. Cogió su otra mano y le chupó los dedos sin dejar de mirarle, haciéndole entendender la buena boca que tenía para chupar pollas. No paró de buscarle las cosquillas hasta que Apolo cedió y le puso a comer rabo sacándose la larguísima y enorme verga por la bragueta.
Emir se puso las botas con ese rabo tan rico, encapuchadito, grueso, de un tamaño ideal, con esa vena gruesa que destacaba recorriendo todo el pepino por encima. Con casi cuarenta grados de temperatura y el traje con corbata y chaqueta puesto, Apolo estaba ardiendo, así que se metió en el agua fría y le hizo a Emir algo que este no esperaba, comerle la polla.
Emir se las vio canutas para aguantar los embites de esa boca tragona, porque no era sólo lo bien que la comía, sino lo guapo que era y el porte que tenía con el traje mojadito y ese pelo corto. Aguantó el asalto como pudo y luego se puso de pie, dándose la vuelta mirando hacia los azulejos del baño. Apolo le desplegó una de las nalgas con la mano izquierda y con los dedos de la diestra buscó satisfacerle el ojete del culo hasta hacerle estremecer de placer.
Apolo se puso de pie y se abrazó a Emir por detrás, haciéndole sentir su poderosa verga restregándose contra él. Esperó hasta tenerlo a punto, con el ojete bien dilatado, para penetrarle y colarle la polla hasta los huevos y follárselo. Emir miró hacia atrás y se contagió de la energía y concentración de la mirada de Apolo. El tio le estaba rebañando por completo y parecía decidido a no parar hasta satisfacer el gusto de su polla dentro de ese agujero que se le había puesto a tiro por casualidad.
El agua de la bañera pasó de fría a tibia y aunque el rabo de Apolo entraba de lujo, Emir se agachó para pegarle unas cuantas caladas y embadurnarlo con su saliva para que entrata todavía mucho mejor. Cuando Apolo ya no aguantó más, pegó un toquecito en el hombro a Emir, buscando que decidiera rápido dónde podía correrse. Era a culo o cara y Emir puso la cara, porque de otra forma se habría arrepentido de no haber mirado a ese chulazo a la cara mientras le soltaba todo encima. Se relamió de gusto al sentir su lefa encharcándole los morros, al mirar con los ojos bizcos la punta de su nariz, de la que se despegaba un colgajo de semen al retirar Apolo su rabo pegajoso de encima.