Dejaron que Xisco, Arturo y Angelito Crush se pusieran cachondos como perras mientras Viktor Rom, Antonio Pix y Charly Diaz caminaban desnudos alrededor de ellos, con los rabos durísimos, admirando esos culitos que estaban predispuestos para ser follados, cada vez más abiertos y juguetones a causa de que esas tres zorritas no paraban de deleitarse a lengüetazos y besos.
Con gusto cada uno se hubiera cogido a los tres, pero en una orgía por algún sitio había que empezar y como en el juego de las sillas, cuando paró la música, los tres machotes se agenciaron el culito que les tocó en suerte. Viktor comenzó a escupir en la raja del guapito de Arturo, el daddy Charly se hizo con el control del del más jovencito dle grupo para cerdear un buen rato haciendo un cross generation en toda regla y el super hiper mega pollón Antonio se la fue meneando a medida que se acercaba al cautivador culazo del más cerdete y vicioso de todos los que había en aquella sala, el cachondísimo e irresistible Xisco.
Casi los tres a la vez recibieron rabo sin condón y sus apretados culitos se vieron forzados por presencias más grandes y poderosas de lo que podrían haber imaginado nunca. Los tres jovenzuelos del grupo no hablaban, pero se lo contaban tod con miradas y expresiones. Xisco casi se retorció de gusto y dolor al sentir la gigantesca mancuerna de Antonio entrando por el agujero de su esfínter. El cabrón la tenía larguísima, gorda y enorme. Arturo notó cómo se le desgarraba el ano cuando Viktor llamó a su puerta y entró sin esperar a que le abrieran y el joven Angelito sintió por primera vez lo que era ser follado por un hombre que casi le triplicaba en experiencia.
Dejaron de beasarse para gemir casi a la vez. Experimentaron la sensación de abandonar su propio cuerpo para dejarse proteger y cuidar por esos machos que les cubrían por detrás con ganas, con esas pollas enormes y duras, calientes e infatigables. El culazo tragón de Xisco se acostumbró pronto a la enorme trompa de Antonio, tanto que le exigió más meneando el culete y auto follándose meneándose hacia adelante y hacia atrás.
Sin duda era el que tenía dentro del culo la polla más grande, pero la imagen más irresistible la protagonizó el yogurín, abierto de piernas, casi sin pelitos en los muslos, su culito suave, azotado por la rabia de unas caderas y el culazo peludo de un veterano de guerra que le coló el rabo hasta el último centímetro y le estampó los huevos en la raja sin compasión alguna.
La zona bajo las piernas de Arturo estaba encharcada. Era él el que se llevó la parte más experta. La gordísima y morenota pollaza del espectacular Viktor que cuando se ponía a follar un culo no podía frenar. Xisco, curioso compulsivo, estiró la mano y agarró a Arturo por la nalga para ver qué tal se la colaba su macho dentro. Por poco tiempo le duró la curiosidad, hasta que Antonio le sacó la verga y le dio una paliza con ella en la parte baja de la espalda con su gigantesca mamba, pidiéndole con ello que se enderezase para poder seguir follándose su precioso y apretado culito.
Él mismo ejerció de mamporrero, llevando la mano hacia atrás, cogiéndole el rabaco y sumergiéndolo en las profundidades de su cuerpo. Arturo comenzó a ceder ante el macho por excelencia. Tener el culo relleno con un rabo tan grande como el de Viktor hizo que le flaquearan las piernas. Viktor le ayudó a sostenerse cogiéndole por las caderas y elevándole el culete con toda la picha dentro. Casi tan indecente como efectivo, una vez consiguió que se mantuviera estable de rodillas, siguió machacándole por detrás con la misma energía.
Esos seis tios ardientes de deseo se alimentaron del calor que empezó a hacer en esa habitación cerrada y con las paredes desnudas que permitían que sus gemidos reverberaran. Más allá, hacia la zona de la puerta, un rollo de papel de cocina con el que al final terminarían limpiándose las corridas, si es que no terminaban haciéndolo antes con la lengua.
Se acabaron las folladas por la retaguardia. Los tres chavales se tumbaron bocarriba y miraron frente a frente a sus dotadísimos y calenturientos empotradores mientras estos le colaban las pollas una vez más por el interior de sus cavernas. Al joven Angelito se le puso la cara roja como un tomate al mirar el cuerpazo y la cara de su follador, entre vergonzoso y excitado de que un tio que podría ser su padre le pervertiera el ano de aquella manera.
Para Arturno, que Viktor le comiera la polla era como ser follado. En su puta vida un hombre le había comido tan bien el culo como ese para acabar sintiéndolo como si de una mismísima follada se tratara. Después las exigentes manazas de Viktor agarrando sus muslazos, separándole las piernas y blandiendo la entrada de su ojete con ese fusil, mientras Xisco se deleitaba la vista y todos los sentidos teniendo dentro uno de los mejores rabos que había probado en su vida.
Batida tras batida, pollazo tras pollazo, esos tres cuerpos jóvenes y complacientes se fueron acercando por la inercia de las enérgicas folladas y acabaron mejilla con mejilla de nuevo, cabeza con cabeza, excitados y bien servidos. Casi para el final dejaron lo que debieron haber hecho al principio. Esos tres machos se colocaron de pie frente a ellos y los tres muchachos, sentados o de rodillas, empezaron a pegarles una buena comida a los pepinos.
Lo de Xisco fue pura ansia. Cogió el rabo de Antonio con tantas ganas que no paró de masturbarlo y mamarlo hasta que la corrida le ahogó y le llenó toda la boca de semen. Soltó una pequeña arcada y la lefa salió rebosante por su boca pringándole por la barbita. Todavía siguió escupiendo leche y meneando ese impresionante y despampanante pijote.
Charly decidió hacerle el mejor de los regalos a Angelito. Le folló la boca y no le dejó sacarse la polla de ella hasta que le inundó con toda su leche obligándole a tragar. Le encantó sacar el rabo y ver cómo supiraba una buena cantidad de calcio por su joven boquita y no dudó el reprenderle fustigándole con la polla corrida y salpicando leche, azotándole todos los morros. Angelito sonrió satisfecho desde abajo con la carita llena de leche y Charly bajó a pegarle un morreo compartiendo con él su propio esperma.
Casi a la vez, Viktor soltaba su jarabe de macho en el interior de la boca de Arturo, que no paraba de jalarle la polla al estilo tornillo intentando sacarle todo el jugo. Xisco, para el que incluso una ingente cantidad de esperma no parecóia ser suficiente, acudió a chupar el rabo del maestro y es que a él, como al niño del anuncio de los petit suisse, le molaba que le dieran de dos en dos.
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