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Sir Peter penetra el culazo de Louis Ricaute sin condón con su enorme pollaza | Fucker Mate

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Tirar del aro de la tetilla y acariciar el pezón y el pecho super peludo, le ponía la polla bien robusta a Sir Peter debajo de los vaqueros que cada vez empezaban a quedarle más justos por la entrepierna. Él y Louis Ricaute formaban una pareja perfecta y era imposible dejar de mirar a uno y al otro mientras se daban el lote, machotes varones de pelo en pecho, fornidos y musculosos de los que entraban ganas de ver más.

Sir Peter se puso de pie. Louis se quedó de rodillas, esperando a que su nuevo amigo se desabrochase el botón de los pantalones que tan bien rellenaba con su culazo y su paquete. No llevaba calzones. Y como no podía ser de otra forma, acorde con su complexión, la chorra que se sacó fue de las grandes. Cilíndrica, larga, muy gruesa. Louis la relamió, luego la cogió tímidamente con la manita rodeando la base con la yema de sus dedos y se la empezó a mamar.

Tres o cuatro cabezazos después, el pollón siguió creciendo dentro de su boca y se le formaron venas bajo el pellejo. No sólo la tenía grande, es que además era bonita y perfecta. Apetecía comerla a todas horas, aunque de lo enorme que era no entrase toda por la boca. Louis lo intento, ayudado por los gapos que Sir Peter le lanzaba desde arriba, pero arropando el pedazo rabo entre sus labios, apenas consiguió devorarle hasta la mitad. Eso sí, la parte que le mamó y le dejó reluciente se la comió bien comida y con mucho arte.

Si alguna vez Louis había visto una así de gigantona, normalmente eran rabos que caían por su propio peso haciendo ding dong entre las piernas. La de Sir Peter le sorprendió gratamente, porque a pesar de su enorme tamaño, permanecía tiesa como una estaca apuntando hacia arriba en una pequeña curvatura que hacía desear mamarla sin descanso.

Semi tumbado en la cama, apoyado en un codo, Sir Peter se alimentaba la vista con ese mamón y sus gemidos apagados con la polla inundando su boca por completo le alegraban los oídos, ajeno a que el ojete de Louis, por ahí atrás, estaba ya super dilatado y preparado para tragarse toda esa pedazo de polla. Por si acaso, Sir Peter se sentó en el suelo, apoyó la espalda en el borde de la cama, echó la cabeza hacia atrás y Louis hizo una sentadilla estando de pie sobre el colchón, dejando su agujerito y sus impresionantes cachas a merced de las manos y la hambrienta boca del portugués.

Que te metieran una polla era una cosa, pero sentir el aliento de un hombre, sus labios, el repaso de su lengua, el raspado de su barbita peluda en los alrededores del ojete, era vivir un momento de felicidad apoteósico y vibrante.

A cuatro patas Louis era un caramelito. Sus musculosos brazos apoyados en el colchón, sus impresionantes muslos y su gran culazo que ni la smanos de un hombre grande y fuerte como Sir Peter podían abarcar por completo. Le metió un dedito por el agujerito para comprobar el grado de temperatura y elasticidad. Debió encontrarlos adecuados, porque lo siguiente que hizo fue ponerse de rodillas tras él intentando penetrarle sin condón.

La tenía tan gorda que a la primera no entró. El segundo intento se lo curró a pico y pala, como cuando uno coge un clavo y va dando pequeños martillazos en la cabeza del clavo para que entre, pues igual. El martillo de Sir Peter era su culazo y la potencia de sus caderas. El clavo era su gigantesca y gordísima polla. Milímetro a milímetro fue metiéndola, se trabajó el agujero y consiguió hundirla casi hasta el fondo.

Una vez conseguido y el agujero abierto, empezó a meterle traca por detrás. A Sir Peter se le daba de lujo follar culos como un perro. Una de sus posturas favoritas era acoplar el culazo entre sus muslos, hasta el punto de casi sentarse encima de las nalgas del otro tio, con la polla forzada hacia abajo pasándole entre las piernas y embestir. En esta postura la polla se vigorizaba, alcanzaba su tamaño máximo alargándose más aún y se le ponía más dura.

Saberse el macho empotrador le molaba y le excitaba mucho. Ponerse en plancha y follar desde arriba, imponiendo su ley, viendo al otro tio follado, gimiendo como una perra, besándo las sábanas, con el culo en pompa siendo salvajemente reventado a pollazos. En ese momento Sir Peter sintió tanto amor que dejó caer todo el peso de su cuerpo sobre el de Louis, literalmente, levantando las piernas y todo, como si estuviera haciendo el superman.

Por su experiencia, a no ser que conociera a un tio de antes, Sir Peter prefería dar por la retaguardia y dejar el cara a cara para el final. Pocos eran los que aguantaban una follada frente a frente, poque la mayoría terminaban corriéndose antes de tiempo al ver su espectacular torso desnudo, musculo y peludo y su cara de cabronazo atractivo, por no hablar de la robustez de su polla cuando salía dle orificio antes de volver a meterla.

Así pues con Louis dejó esa parte para el final y se alegró de haberlo hecho, porque Louis se excitó tanto que terminó dejándose un buen grumo de leche sobre esos pelazos negros que le surcaban la barriga. Soltó un grumo tan blanco y espeso que Sir Peter lo recogió con los dedos y lo usó para lubricarse la polla y volver a follárselo.

Aguantó un rato y tuvo la decencia de sacar la verga para correrse en su gran raja, aunque luego se lo pensó mejor y terminó de descargar dentro de su agujero. Sacó el rabo y le palmeó las nalgas. Por el palpitante agujerito del culo de Louis comenzó a salir la preñada, encantado de poder mostrársela a su macho.

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