Al cazador le flipaban los gym. Antes de elegir uno al que ir, prefería que le hicieran un tour vestuarios incluídos. Le apasionaban esos en los que había duchas abiertas, muy cerca unas de otras, tan cerca que pasar entre medias obligaba casi a rozar culos y rabos con las manos hasta llegar a alguna que estuviera libre. Esas y las que tenían paredes bajitas permitiendo mirar al resto de tios y echar alguna ojeada furtiva viendo mingas enjabonadas, eran las mejores sin duda.
El cazador propuso a Gael pasar a las duchas de los chicos sin tener que sudar la gota gorda en el gym. Justo en ese momento había otros dos chicos allí, Jason y Andy. Gael se retiró la toalla quedándose desnudo y encontró un hueco justo detrás de Jason, no sin antes fijarse en los culazos de esos dos tios, uno suavecito y otro peludo, pero ambos igual de ricos.
El agua caliente y el vapor estaba empezando a hacer de las suyas, ya no sólo en los cuerpos de los chicos, haciendo que las pollas se relajaran y adquiriesen un tamaño inusualmente largo e imponente aún estando flácidas, sino en el propio ambiente. Esa neblina hacía que las miradas de soslayo parecieran menos obvias. Gael miraba a los dos tios y se cambiaba constantemente de ducha intentando dar el primer paso, Andy miraba sus extraños movimientos y Jason se interesaba por el mamoneo que había allí dentro, consciente de que esa sesión de baño no era lo que se dice normal en un vestuario de chicos.
Los tres se habían dado la vuelta poniendo las cartas sobre la mesa. Jason estaba orgulloso de su pedazo rabo gordo y grande, de ser el vencedor. Gael sonrió, se acercó al chaval, le cogió la trompa y comenzó a acariciársela con la mano. Jason podía haber pasado de mariconadas, pero allí entre hombres, donde la palabra y los secretos eran sagrados como los de un paciente en una consulta, se dejó tocar y se agarró al hombro de Gael.
Por poco tiempo, porque Gael se agachó para comerle todavía esa polla flácida con la intención de hacerla crecer dentro de su boca. Pronto apenas le cabía el cipote dentro de lo gordo que era. Andy les observaba a los dos desde la distancia, tocándose el rabo. En cuanto le picó demasiado la polla, se acercó y también hubo mamada para él. Gael se la tragaba hasta las bolas, comiendo de vez en cuando algún pelaco negro y fuerte de la frondosa puta selva que se gastaba ese gañán.
Mientras él pasaba de rabo dulce a rabo salado ahí abajo, esos dos se conocían mejor por allí arriba dándose el lote. Ser compañeros de mamadas era una buena manera de hacer amigos. El gigantesco pollón morenote de Jason bien duro no tenía desperdicio y hasta Andy se agachó para comérselo. Era de recibo y de código de buen caballero hacer honores a quien lo merecía. Acabó chupando la de Jason y la de Gael.
Sin el ruido del agua de las duchas corriendo por el desagüe ni cayendo sobre el suelo, el gemido de la primera empitonada resonó y reverberó entre las paredes. Gael había ido allí para mamar y ser follado y allí estaba de pie, dando la espalda a Andy que había sido el primero en darle por culo sin condón. La polla de Andy permanecía bien dura gracias al morbo de la situación, a lo bien que le sentaba a su polla entrar por el culo de un extraño y a que Jason andaba por ahí muy cerca, dejándose tocar y pajear ese impresionante manubrio.
Otro gemido, como si se la hubieran metido por primera vez de nuevo. Andy había dado la alternativa a Jason y Gael había notado el cambio y también el tamaño de lo que entraba por el interior de su culo. Quién hubiera dicho que el alumno aventajado iba a ser además un empedernido pasivazo. Jason pidió a Gael que le metiera rabo por detrás mientras Andy se ponía las botas comiéndole la verga.
Entre Gael y Andy dieron la vuelta a Jason y ahora fue Andy el que se le folló. Gael se quedó abrazando y dando besitos a Jason, calmando sus gemidos, siendo la almohada en la que derramar todo el gusto que sentía. Otra vez media vuelta y otra vez la polla de Gael dentro del agujero. Aquello era una puta trenza entre varones y Andy no se iba a quedar atrás.
Se metió entre los dos tios, separó un poco las piernas, sacó culazo peludete, Gael se escupió en la palma de la mano, se roció la pija con su propia saliva y se la metió por el ojete. El cabrón gimió más que ellos dos, como una auténtica zorrita. Jason intentó que se callara un poco comiéndole los morros y dándole rabo, pero no paraba de gemir a cada pollazo que Gael le metía por el pandero.
A Gael no dejaba de impresionarle la facilidad con la que los hombres podían hacer amigos y además de una forma tan íntima. Pensó en ello cuando estaba de nuevo de rodillas, chupando rabos y esperando que esos dos desalojaran los huevos encima de él. Se puso de pie para mirarles a los ojos, para descubrir sus sonrojadas caras de gusto, para hacer con ellos un triángulo de pajas entre tios y en cuanto escuchó los primeros gemidos, bajó para recibir lo que había ido a buscar.
Andy fue el primero en correrse soltando una buena lechada sobre la jeta de Gael, dejándole un buen rastro de semen al lado de la nariz y en el bigote. Viendo esa cara mojadita y sucia y escuchando los gemidos de gusto de Andy, Jason se vino arriba y lanzó un buen chorrazo sobre la cara de Gael, que empezó a pajearles y chuparles las pollas mientras el semen mezcladito de los dos le colgaba por la barbilla resistiéndose a caer al suelo.
Mirando hacia arriba, encantado de que esos dos cabrones vieran lo bonita que le habían dejado la cara, se cascó una buena paja. Andy se agachó y entre los dos le limpiaron el sable a Jason. Los pelos del bigote de uno rozaban con la barba y el bigote del otro y entre medias ese enorme rabo corrido dejando un rastro blanco sobre sus pelos faciales.