No era un campo de rugby, con su público en las gradas, con la afición enfervorecida, con las chavalas mojando las bragas viendo a tios con impresionantes paquetones, pero Marc, Kellan, Jacob y Ellis tenías imaginación de sobra para hacer de un reducido hueco en la playa su campo de juego. A apenas un centenar de metros de la orilla, les esperaba un chalet con piscina para ellos solos.
Lo que cuatro chavales guaperas y con ganas de divertirse podían llegar a hacer en un paraje idílico como ese, con todo un fin se semana por delante, no estaba escrito. Un refresco combatiendo el calor del juego, submarinismo y combates por parejas cuerpo a cuerpo montados sobre los hombros. Pronto llega el despelote. Las bermudas molestan y se quedan desnudos en el agua, como vinieron al mundo, con sus largos rabos flotando y sus culos redondos y blanquitos moldeados por la luz del sol que se proyecta en sus fibrados cuerpos.
Para la noche quedan todavía unas horas, pero en cuanto empiezan a pensar en mojar el churro, se ponen cachondos y comienzan a dar rienda suelta a sus fantasías. Si no hacen algo pronto, corren el riesgo de sufrir un dolor de huevos impresionante. Marc y Jacob cogen asiento en primera fila en las escaleras de la piscina. Kellan y Ellis les chupan sendas pijas.
El ruido del meneo del agua mientras ven los culos de sus compis contoneándose a la luz del sol, el cálido ambiente, Kellan que juguetea con la polla de Marc dentro de la boca, Ellis inflándose los mofletes con la butifarra de Jacob. Kellan sube las escaleras y obliga a los otros dos a desplazarse un poco más fuera de la piscina.
Quiere culo, quiere el culo de Ellis. Aprovecha que lo tiene en pompa y que está distraído con el pollón de Jacob para metérsela a pelo. Marc se la pajea mientras mira la follada. Jacob tampoco quita ojo. La polla de Kellan entra firme y apretada por ese culazo, abriéndose hueco entre sus pelos mojados, que se niega a recibirla entera.
Marc necesita algo más que su propia mano. Va en busca de la boca libre de Jacob. Le pega un morreo, pero no porque le quiera demasiado o algo más que como amigo, sino para humedecerle los labios y que entre suavecita con la mamada. Las tumbonas están cerca. Jacob se tumba bocarriba en una de ellas y se abre de piernas para Ellis, Kellan se pone a cuatro patas justo en la que está al lado y ofrece su trasero a Marc.
Jacob no para de gemir. El benjamín del grupo ha resultado tenerla más larga y placentera de lo que parecía a simple vista. Kellan alarga el brazo y le hace una paja mientras Ellis se lo folla sin condón. Los gemidos de Jacob se convierten en un reclamo. Marc acude a sentarse a su enorme polla y Kellan aprovecha para rellenar el hueco que Ellis ha dejado libre.
No es el típico trenecito pero casi. Kellan se echa hacia atrás y ve cómo se hinchan las bolas de Jacob, cómo se menean gordas y cargadas entre sus piernas. Tiene el culito redondo de Marc bien cerca y se está poniendo como un toro. Jacob explota. Está sentado sobre las piernas de Kellan, follado, dándole la espalda. Un buen chorrazo de lefa sale hacia arriba y se la sigue meneando, desperdigando la leche por su bajo vientre.
Ellis es el siguiente. Los chorretes de esperma se desparraman por debajo de su ombligo, sacados con buen acierto por Marc que no deja de darle por culo. Al unísino, cerrando los ojos y escuchando los gemidos de Ellis, Kellan saca la chorra del culo de Jacob y se corre. Marc aguanta como un jabato, con tres tios gimiendo tan cerca, tres buenas pollas corridas y bañadas en leche que no dejan de pajearse.
Se la saca. Encharca las pelotas de Ellis y se pone tan contento que cuando menos lo espera, varios lefazos a traición mojan de blanco el brazo, la mano y el ombligo del chaval. Para la noche volverán a tener las pelotas bien cargadas. Ahora es la hora de tomar otro baño y dejar que el agua de la piscina se lleve los rastros de esa follada furtiva entre colegas.