El cazador tenía unos asuntillos que arreglar en casa, cosa de obras. La cosa consistía en encontrar a un tio con experiencia en la construcción, pero para él era inevitable fijarse en otras cosas que nada tenían que ver con el pico y la pala. La primera impresión cuando vio a Danny subir las escaleras hacia su despacho no pudieron ser mejores. El tio tenía buen porte, era atractivo y unos ojazos de cachorrito cabronzuelo que hicieron que enseguida se le formara un buen bulto en la huevera de los calzones.
Lo subió a la azotea, solo que trajeado, difícilmente podría cumplir su tarea. El cazador no se lo pudo dejar más claro. Necesitaba que el chico se pusiera ropa cómoda para trabajar mejor. Incluso llegó una inesperada visita, convirtiendo la azotea en un inesperado vestuario donde Danny no tuvo reparo en desnudarse delante de otros dos hombres.
La situación no podía ser más propicia. El bolsillo lleno de billetes que tenía preparados para salir a cazar a otro chaval con ganas de pasarlo bien. Se los ofreció a cambio de quedarse desnudo y hacer otro trabajo mucho mejor para él, ver cómo su amigo que había llegado de visita se desnudaba y después mamarle la polla. Danny aceptó el dinero, se puso de rodillas y se metió la polla de ese desconocido en la boca.
La visita no la tenía precisamente ni corta ni fina, todo lo contrario, un pollón gordo, largo y robusto que Danny se zampó entre pecho y espalda. El cámara tuvo que sacarse el rabo para pajearse, porque le apretaba ya demasiado y porque lo que estaba viendo se la estaba poniendo durísima. Ese rabo enorme entrando con su cipote mojado en saliva dentro de la boquita del guaperas y después rellenándole por completo, metiendo toda la barra.
Al ver a su colega detrás del chaval, a punto de metérsela, con una mano lubricándose la polla tiesa y con la otra acicalando el ojete del delgadito culo de Danny, casi se corre. Ni siquiera acudió al bolsillo del pantalón para buscar un condón. Se la metió a pelo justo cuando Danny les hacía a los dos una revelación. Era la primera vez que se la metían.
Demasiado tarde. Su colega ya se la había metido hasta los huevos y era puso placer ver a Danny estremecerse de gusto, arqueando las piernas, dejando pasar a otro macho dentro de su cuerpo, desvirgado por primera vez por un completo desconocido en una azotea.
El cámara se agachó para ver bien de cerca la follada. No todos los días uno tenía la oportunidad de asistir a una desvirgada a pelo. La trompeta de su colega entraba y salía bombeando el culo del chaval, que a pesar del tamaño de la herramienta que le estaba dando por detrás, estaba medio empalmado. El cazador pudo ver su picha rebotando entre sus piernas al ritmo de la follada.
El colega se la sacó. La tenía a punto de reventar. Hizo a Danny darse la vuelta y mirarla cara a cara. Se la pajeó a un ritmo endiablado. Fue frenando a medida que la corrida inundaba sus huevos, agarró al chaval por el cogote, apuntó con el rabo hacia su cara y le soltó los gruimos de lefa en toda la boca. El cazador le hizo una última petición a Danny, que le arreglase el tejado de la azotea así, desnudito, con la barbilla y el pechote encharcados de semen. Ya le dejaría ducharse más tarde.