Esa mañana y por primera vez, Travis vio a su amigo Malec con otro ojos. Le despertó el dulce sonido de una guitarra española y se sentó en el sofá junto a él para verle tocar. Por primera vez se fijó en sus ojos verdes, en su bonita mirada, en su barbita algo descuidada sin afeitar, en el bigote sobre sus preciosos labios. Por primera vez se fijó en el tamaño de sus manos y sus dedos que se desplazaban por el mástil y en cómo sus biceps se contraían y se le marcaban en el brazo cuando sostenía alguna nota.
Que él supiera, nunca le habían atraído los hombres de esa forma, pero este le estaba enamorando. Incluso llegó a fijarse en la forma en que el cuerpo de la guitarra se apoyaba sobre su muslo derecho. Un poco antes, se le dibujaba un paquete entre las piernas que, sin saber cómo, le llamó tanto la atención que terminó llevando la mano hacia él.
Al tocárselo empezó a desafinar. Travis no pudo retirar la mano de ese lugar calentito, de ese montículo en el que palpaba una hermosa polla gorda y el tamaño de sus huevos. Malec siguió entonando una canción de amor, mientras Travis le desabrochaba los botones altos de los vaqueros y le metía mano hasta el fondo, sobando, ahora sí, la dote de ese tio guapo en todo su esplendor.
Abandonó la guitarra y los dos se desnudaron. Mientras los dos se quitaban los pantalones, Travis observó lujurioso la entrepierna de Malec, sobre todo cuando este se sacaba los vaqueros por los pies, haciendo que las pelotas se quedaran bien apretaditas hacia arriba entre sus piernas, sosteniendo una polla grande y dura, un buen pito que enseguida se llevó a la boca.
El rabo tenía forma de guitarra y le cantó una canción de amor con la boca, relamiendo el mástil y succionándole las bolas. Travis se subió al sofá y le folló esa cara guapa que le había enamorado esa mañana. Después se tumbó bocarriba en el puff de cuero que había justo enfrente del sofá, se abrió de piernas e invirtó a Malec a que le atravesara el ojete del culo a pelo con su polla.
Su culito no estaba preparado para que una polla se sumergiera dentro de él. Entró tan apretadita y los dos sintieron un gusto tan extremo que gimieron, cerraron los ojos, echaron la cabeza hacia atrás y se dejaron llevar por sus sentimientos más ocultos. Una cosa quedó clara y es que ninguno había experimentado eso antes. Travis pensó que Malec echaría la mirada hacia otro lado mientras se lo follaba, pero no, bajó la cabeza y se quedó mirando cómo su polla entraba y salía del interior del culo de su colega.
Volviendo al sofá, Travis le dio la espalda y se sentó sobre sus piernas clavándosela entera dentro del agujero. La polla de Travis comenzaba a inflarse, casi a punto de explotar de gusto, mientras Malec no paraba de metérsela gimiendo, penetrándolo desde abajo, cada vez a más velocidad. Le daba con tanta fuerza que Travis terminó inclinado sobre el puff, follado por ese máquina.
Correrse con un mástil dentro del culo, fue para Travis una experiencia inolvidable. Se corrió cuando todavía se lo estaba follando, desperdigando toda la leche sobre el cuero. En ese momento Malec sacó el rabo de su culo, se masturbó encima de él y se dejó los lefotes sobre su pandero. Travis se incorporó e hizo algo que nunca antes había hecho, besar a otro hombre.